Andrea Henríquez Iquique, Chile |
Unas 2.000 personas perdieron la vida. |
Hace cien años en la Escuela Santa María de Iquique, en el norte de Chile, ocurrió una matanza de trabajadores que repercutió en todo el mundo y marcó un hito en la historia del movimiento sindical.
Según cifras oficiales actuales, alrededor de 2.000 personas, entre ellas niños, hombres y mujeres de varias nacionalidades perdieron la vida.
Hoy, en el centro de la ciudad, es posible ver la fachada de la escuela que luego de la tragedia fue consumida por las llamas.
En una de las paredes un mural mantiene vivo el trabajo que realizaban los obreros del salitre en el desierto. La plaza desde donde el ejército disparó contra ellos ya no está y en su lugar hay un colorido mercado con gran actividad.
En medio de carros de feria, bocinas y gente apurada yendo de un lugar a otro, de pronto el tiempo se detiene y al indagar en la historia es posible imaginar lo que aquí sucedió.
El oro blanco
El salitre es un mineral que se utiliza para fabricar pólvora y a principios del siglo XX era considerado el "oro blanco".
El salitre era considerado el "oro blanco" a principios del siglo XX. |
Desde distintas zonas del país y también desde Bolivia, Perú y Argentina, miles de obreros llegaron para trabajar en su extracción con la esperanza de mejorar su calidad de vida. Sin embargo, la realidad que encontraron distó de las promesas.
Bajo un clima inhóspito las largas jornadas de sol a sol eran extenuantes, el salario escaso y su pago era en fichas que sólo podían ser canjeadas en la tienda del empleador.
Las viviendas eran precarias y los obreros diariamente enfrentaban riesgos.
"Las condiciones eran durísimas porque no había medidas de seguridad. No existía ni la ley de accidentes de trabajo. En la pampa y en la planta de elaboración moría mucha gente", explicó el historiador Mario Zolezzi, quien acompañó a la BBC Mundo en su trayecto por el escenario de la masacre.
Frente a las deplorables condiciones laborales, el descontento de los obreros del salitre fue en aumento y conscientes de la importancia de su trabajo se organizaron.
La huelga de los 18 peniques
En diciembre de 1907, en medio de una crisis económica y de una depreciación monetaria, miles de obreros se movilizaron pacíficamente hasta la ciudad de Iquique para presentar un pliego de peticiones al intendente provincial.
Entre sus demandas estaban mayor seguridad laboral, educación y el pago de jornales a razón de un cambio fijo de 18 peniques de libra esterlina; más de la mitad de las salitreras en Chile eran de capital británico.
Durante los días de huelga la tensión no dio tregua y luego de fallidos intentos de mediación entre obreros y empresarios, el gobierno decretó estado de sitio.
"Son los salitreros ingleses los que se oponen a llegar a un acuerdo. Ellos, mientras se estaban haciendo las negociaciones, estaban preocupados y pedían que llegaran los barcos de guerra", dijo a BBC Mundo Carlos Graña, investigador de la Municipalidad de Iquique quien durante años ha trabajado en la reconstrucción de los hechos que aquí se produjeron.
Y agregó: "Controlaban la mayor parte de las salitreras y presionaron al gobierno, lo obligaban a que actuara de la manera más dura, más violenta, contra los trabajadores".
Fusiles y ametralladoras
Los obreros permanecían concentrados en la Escuela Santa María de Iquique y se negaban a abandonarla hasta que sus demandas fueran aceptadas.
Los trabajadores llegaban de distintas partes con la esperanza de mejorar su calidad de vida. |
El Ministerio del Interior, argumentando que para resguardar la seguridad y el orden era necesario usar la fuerza pública, instruyó adoptar medidas inmediatas para poner fin a la huelga.
El 21 de diciembre un coronel de ejército ordenó abrir fuego contra los trabajadores y este suelo se tiñó de sangre.
"A las cuatro se abrió el fuego y ahí vino la batahola. Primero era fuego de fusilería después vino el fuego de ametralladora que fue el más letal. Fue un caos, fue algo espantoso", dice el experto.
"El griterío, el humo de la pólvora. Constituye indudablemente el peor acto de represión en la historia del movimiento obrero chileno", afirmó Zolezzi a BBC Mundo.
Ese día al atardecer, el intendente provincial ordenó censurar a la prensa: "Queda absolutamente prohibida la impresión y venta de todo diario u hoja impresa. Las infracciones serán severamente reprimidas", declaró en un comunicado.
Dicen los relatos de la época que durante la noche esta ciudad quedó triste y solitaria. A lo lejos se escuchaban sirenas y carretas cargando a quienes habían muerto en la escuela.
Desaparecidos
El arqueólogo y director del Museo Regional de Iquique, Francisco Téllez, estuvo con BBC Mundo en un patio del Servicio Médico Legal donde se encontraron restos humanos que podrían corresponder a los de víctimas de la masacre de la Escuela Santa María.
Los obreros enfrentaban riesgos y recibían bajos salarios. |
"Por los antecedentes que yo he podido recopilar, yo los definiría como desaparecidos hasta el día de hoy. Bajo esa losa de cemento estarían los restos de algunos de ellos".
Téllez explica que muchos trabajadores del salitre llegaban de otros lugares y nunca volvían a su hogar.
"Sus familias nunca supieron cuándo ni dónde murieron. Mucha gente que falleció en ese momento no fue reclamada por sus familiares y ahí quedaron en el olvido. Si ubicamos los lugares exactos tenemos posibilidades de rescatar los restos de estos desaparecidos y devolverles la dignidad", aseguró.
Reivindicación y legado
Según explicó a BBC Mundo Luis Benavides, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores en Iquique, los miles de obreros que murieron hicieron un sacrifico para reivindicar sus derechos y dejaron un legado al movimiento sindical.
"Es un hecho muy importante y significativo, que deja un ejemplo profundo en las raíces de los trabajadores. Fueron personas que pelearon por educación, por un mejor trato, por dignidad".
Este año, al conmemorarse un siglo de la matanza de trabajadores del salitre en la Escuela Santa María de Iquique se han realizado múltiples actividades.
Una de ellas es una caravana que recorrió varias zonas del país y llegó hasta esta ciudad rindiendo homenaje a quienes murieron en defensa de sus derechos.