La
FUNDACIÓN LIGA ARGENTINA POR LOS
DERECHOS HUMANOS (FUNLADDHH) saluda con regocijo la liberación de Consuelo
González y Clara Rojas detenidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia. A pesar de las mentiras de Uribe, personalidades comprometidas
efectivamente con la paz, encabezados por el Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Chávez Frías, y otros dirigentes de la región, esta
acción humanitaria se ha hecho posible.
Ha quedado claro que la
“Operación Emanuel” no fracasó por culpa de las FARC sino por la intensa
campaña militar de Uribe y las fuerzas militares de EEUU en la zona donde se
iba a realizar la liberación el pasado 31 de diciembre. Quedó claro que
Emanuel ha sido entregado a familias honorables para su preservación y no
abandonado ni torturado por la fuerza revolucionaria. Y ha quedado claro que
Uribe no tiene el menor interés en el canje de prisioneros ni menos en la paz,
al rechazar el reclamo de Chávez de sacar de la “lista de organizaciones
terroristas” a las FARC y al ELN a las que acusa perversamente de practicar
“métodos de exterminio de la humanidad”.
Las razones de
fondo: LO QUE NO SE DICE es
que en Colombia se viene practicando un sistemático genocidio de
sindicalistas, indígenas y campesinos. Las corporaciones están, con el Plan
Visión 2019, preparándose a explotar la palma y la caña de azúcar para
agro-combustible en los latifundios ociosos. NO SE DICE que los campesinos
pauperizados han debido huir a la selva a plantar coca para subsistir, y así
explotados por los grandes carteles de la droga que, a la vez, sostienen la
política oficial de Colombia a pesar de las fumigaciones y el discurso. La
violencia del terrorismo de estado viene de lejos, pero se agudizó con Uribe,
que con paramilitares y narcos, exterminan organizaciones sociales y
sindicales con el propósito de desalojar a los campesinos que poseen sólo el
14% de las tierras, todas cultivadas y que producen la mayor parte de la
alimentación del país. Callan que el proyecto de sometimiento de Uribe y de la
oligarquía colombiana a los intereses norteamericanos, tiene el propósito de
terminar con la soberanía alimentaria de Colombia para importar de EEUU y
Europa, a través de los TLC, la comida y entregar el combustible de palma y
azúcar para enriquecer aún más al puñado de terratenientes, dueños de la mitad
de las tierras cultivables, de donde ya fueron expulsados los
campesinos. No tan diferente a la situación de los Mapuches
en el sur de Chile o de los campesinos del chaco santiagueño desplazados por
terratenientes sojeros, por la “expansión de la frontera agraria”,
eufemismo de la privación de medios de vida a los ocupantes ancestrales y
legítimos de esas tierras.
Por cierto que la cortina
de humo de las corporaciones de la prensa comprometida con los intereses
dominantes, desinformaron sin escrúpulos, anunciando “el fracaso de la
operación Emanuel”, “el “show mediático de Chávez”, el “secuestro y torturas
del niño Emanuel”, la “falta de palabra de las FARC”. Ante el verdadero
transfondo, ante la verdadera violencia de los grupos económicos de Colombia y
del exterior con el auspicio de EEUU, esas patrañas son insignificantes
ladridos de la bestia imperial que amenaza con una guerra contra nuestros
pueblos, que se expresa en asesinatos, secuestros, torturas, pero también en
desplazamiento de poblaciones originarias y campesinas, en extracciones
indiscriminadas de recursos naturales, en contaminación de aguas y otros
recursos imprescindibles para la vida humana, en desnutrición, desempleo,
marginalidad, mortandad infantil y lento exterminio de miles de habitantes de
nuestro subcontinente. Eso es violencia. Para los que sólo declaman la “paz”,
tanto de la derecha como de cierta “izquierda”, para los que proclaman una
paz, condenando las diversas formas que asumen los pueblos para defenderse, el
señalado aniquilamiento social que planifican e implementan las corporaciones
y las grandes potencias, no son consideradas métodos violentos.
Independientemente de las
distintas políticas y miradas de los gobiernos y dignatarios que intervinieron
en la liberación de las dos políticas colombianas, que incluye la Cruz Roja y
el presidente francés, de insospechada lejanía a los intereses populares de
Francia y de nuestra América, ha quedado claro que los hacedores de la paz no
son los que sólo la declaman, sino los que entienden que la verdadera paz debe
alcanzarse en una mesa de negociación con respeto a cada parte, con una agenda
que contemple todas y cada una de las condiciones económicas y sociales que se
imponen violentamente contra nuestros pueblos reconociéndose a las FARC-EP y
al ELN la condición de fuerzas beligerantes sometidas a las Convenciones de
Ginebra. Cuando los pueblos son sometidos y amenazados de exterminio, nadie
tiene derecho a imponerles la “paz” camino al cementerio, si no se respeta la
vida de cada uno de los habitantes de nuestra América Profunda.
La
FUNLADDHH felicita las gestiones
humanitarias de todos los que han encarado esta misión, exige que se elimine
de la lista de organizaciones terroristas a las FARC y al ELN, que se concrete
una mesa de negociaciones donde se discuta con amplitud las condiciones dignas
y socialmente justas de una paz duradera para Colombia, deteniéndose la
expulsión de poblaciones originarias y campesinas de sus ancestrales tierras y
garantizando la plena vigencia de los derechos humanos.
Buenos Aires, 14 de enero
de 2008
FUNDACIÓN LIGA ARGENTINA POR LOS DERECHOS
HUMANOS
RODOLFO YANZÓN - LUIS
HORACIO SANTUCHO - RICARDO FABIO RIU - JOSÉ GONZÁLEZ- LEONEL
CURUTCHAGUE
SUSANA SLAMOVITS - RAÚL
SCHNABEL