Indices de desempleo y pobreza, a la alza; el precio de la gasolina se ha duplicado en su gestión Bush rendirá su último informe de cara a inminente crisis económicaEU pasa de un superávit de 236 mil mdd dejado por Clinton, a un déficit de 163 mil mdd Enfrenta el presidente un nivel de desaprobación de 64 por ciento de acuerdo con sondeos David Brooks (Corresponsal) Ampliar la imagen El presidente George W. Bush fue captado el pasado 18 de enero montado en una segadora durante su visita a la compañía Wright Manufacturing en la ciudad de Frederick, Maryland. El presidente rendirá hoy su último informe de gobierno ante una opinión pública completamente pesimista respecto del panorama financiero Foto: Ap Nueva York, 27 enero. En vísperas del último informe presidencial a la nación, el estado de la unión está muy precario, algunos dirían que en crisis. El último informe del presidente George W. Bush, formalmente llamado el "estado de la unión", será presentado este lunes entre indicadores que registran un creciente pesimismo entre sus ciudadanos, con amplias mayorías señalando que el país esta procediendo por la "vía equivocada", que ya existe una recesión, reprobando el manejo de la economía, de la guerra, de casi todo. Y tienen razón: los expertos económicos y los grandes bancos están reconocen que ya estalló una crisis que es todo menos oficialmente una recesión, y mientras la tasa de desempleo sube, los indicadores de actividad económica bajan en varios rubros. Pero esta crisis no es sólo una interrupción momentánea, sino algo más allá. No pocos advierten que no sólo es el fin del sueño americano (donde cada generación prospera más que la anterior) sino hasta de la pax americana, donde Estados Unidos, su poder, su dólar, y su capacidad hegemónica, está entrando en su ocaso. Tal vez por todo esto, fuentes en la Casa Blanca informan que el presidente se dedicará en su informe a vistas hacia el futuro, y no hablará mucho del pasado. Las encuestas más recientes registran que más de dos tercios (casi 70 por ciento en la última encuesta de NBC News/Wall Street Journal y hasta 75 por ciento en la de CBS/New York Times) opinan que el país procede sobre una vía equivocada. Según la encuesta de NBC News/Wall Street Journal, 74 por ciento cree que el país estará en una recesión este año, y 70 por ciento ve tiempos más difíciles para sus familias. Y es que la opinión pública sabe que la tasa de desempleo y la de pobreza se han incrementado por más de un punto, que el precio de gasolina se ha duplicado durante la gestión de Bush, y que la tasa de fracaso de pago en préstamos para vivienda se ha disparado 55 por ciento, reporta el New York Times. Mientras la economía entra en crisis, el costo de las aventuras bélicas continúa drenando fondos públicos. Según un nuevo informe por la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), agencia de investigaciones no partidista del Congreso, el costo de las guerras en Irak y Afganistán ahora es de 11 mil millones de dólares por mes. Desde el 11-S, el gobierno federal ha dedicado 691 mil millones de dólares a esas dos guerras; 440 mil millones sólo en Irak (vale recordar que Bush y sus aliados originalmente calcularon que la guerra no costaría mas que 200 mil millones en total) y para el año fiscal 2008 el gobierno de Bush está solicitando 193 mil millones para las guerras. Elevada deuda pública Ese gasto está escalando la deuda pública de manera astronómica, ya que el gobierno de Bush rehusó incrementar impuestos para pagar por las guerras. La deuda pública ha llegado a más de 9 billones de dólares, de unos 5.6 billones de dólares en enero de 2001 cuando Bush llegó a la Casa Blanca, reportó el CBO. Agrega que los pagos de interés sólo para este año sobre esa deuda serán de 234 mil millones de dólares. Este gasto ha ayudado en convertir un superávit en el presupuesto federal de 236 mil millones de dólares a finales de la presidencia de Bill Clinton, a un déficit de 163 mil millones de dólares ahora. A la vez, el presupuesto anual para la guerra pagaría por el seguro médico de los 45 millones de estadunidenses que carecen de uno, podrían construirse más de un millón de nuevas viviendas o contratar a cientos de miles de maestros y más. En lugar de eso, mas de 4 mil 400 estadunidenses han muerto en las guerras, y decenas de miles padecen daños físicos o mentales. No sorprende que abrumadoras mayorías reprueben su gestión como comandante en jefe, y siguen registrando su repudio a la guerra: 59 por ciento contra 32 por ciento dicen que la guerra no valió la pena; este es el margen más negativo desde 2003 en la encuesta más reciente del Wall Street Journal. Ante una infraestructura nacional que se desmorona –como fue evidenciado trágicamente con el huracán Katrina (miles de sus víctimas aún no cuentan con vivienda fija) y como se descubrió cuando se desplomó un puente en Minneapolis el año pasado– se ha generado una ansiedad no sólo sobre las perspectivas económicas inmediatas, sino de que hay cada vez menos atención y control sobre el destino del país. En una amplia nota reciente, el New York Times registró en decenas de entrevistas con ciudadanos, historiadores y expertos una creciente sensación de que la gente está perdiendo la capacidad de controlar desde su situación financiera, el medio ambiente, la salud y hasta las fronteras del país. La brecha de desigualdad más amplia desde 1928 Pero también se registra una sensación de injusticia, donde una mayoría percibe que los ricos se han hecho mucho más ricos mientras todos los demás no han prosperado o están en peores condiciones. Es un hecho que la brecha de desigualdad económica es la más amplia desde 1928. Por cierto, los demócratas comentarán, en su respuesta al informe de Bush, que se han incrementado el número de niños que viven en familias bajo la línea de la pobreza: en Detroit esa tasa es de 44 por ciento; en Atlanta, 40 por ciento; en Miami, 35.6 por ciento; en Washington, 32.6 por ciento, y en Chicago, 31.6 por ciento, según cifras oficiales. No sorprende que en la encuesta de NBC News/Wall Street Journal, el presidente registre su peor nivel de aprobación en su manejo de la economía de sus siete años en la Casa Blanca, con 64 por ciento reprobando y sólo 29 por ciento aprobando. Y sólo 21 por ciento prefieren que el presidente sea el que establezca la política nacional, con 62 por ciento optando en favor de que sea el Congreso el que tome ese papel (a pesar de una pésima aprobación de la gestión del Congreso, con sólo 18 por ciento). Casi nada de esto será mencionado este lunes por la noche cuando Bush ofrezca su informe a la nación frente al Congreso. Y menos que un extraordinario 70 por ciento opina hoy día que no ha sido mejor que presidentes anteriores o que es, decididamente, peor. La nación a la que se le rendirá el informe está de muy mal humor y muchos que lo verán por televisión indican que lo que más desearán será cambiar el canal. |