Las elecciones generales y municipales en Serbia se presentan como decisivas, tal como sucede cada vez que demócratas y ultranacionalistas se ven las caras en las urnas, pero lo peor es que seguramente no decidirán nada. Un empate es más que probable.
En un cuadro político fragmentado y salvo vuelcos inesperados, hacen falta tres partidos para formar Gobierno. Puede surgir un equilibrio paralizador, en el que dos mitades irreconciliables se pasen meses negociando. En las últimas generales, en enero de el 2007, ocurrió lo mismo y sólo salió una coalición en mayo. Esta vez los ánimos están aún más caldeados. En el peor caso Serbia pasaría el verano sin Ejecutivo y terminaría por repetir elecciones en otoño, una posibilidad que una economía maltrecha y una población exhausta de duelos trascendentales no pueden permitirse.
En esta cita, convertida en un referéndum sobre la actitud a tomar en Kosovo, hay un interés añadido, que es lo que pasará en el mismo Kosovo. En esta provincia de mayoría albanesa, que el pasado 17 de febrero declaró unilateralmente su independencia con apoyo internacional, la minoría de los enclaves serbios votará como si tal cosa en las municipales. Es la primera colisión de soberanía con el nuevo estado. Unos 100.000 serbios siempre han votado en las generales y presidenciales, porque en Kosovo se lo tomaban como si fueran residentes en el extranjero, pero elegir un alcalde en suelo kosovar ahora significa otra cosa. Parece que la ONU y el Gobierno de Pristina no harán más que poner caras.
Pero en Serbia la duda que debe ser despejada, una vez más y quizá definitivamente, es quién se impone entre el actual presidente pro-europeo, Boris Tadic, del Partido Demócrata (SD), y el ultranacionalista Partido Radical de Tomislav Nikolic, que llama a defender Kosovo con la mirada puesta en Rusia. Que el presidente radical, Vojislav Sesejl, sea un señor encarcelado en La Haya a la espera de juicio por crímenes de guerra en Bosnia y Croacia no es muy tranquilizador en Europa, pero a muchísimos serbios, unos dos millones, parece darles garantías de seriedad.
El Partido Radical ha sido el más votado en el 2003 y el 2007, aunque los demás se han unido para cerrarles el paso. Hasta ahora. Esta vez el primer ministro, Vojislav Kostunica, se ha pasado a su lado. Es el movimiento más polémico de estas elecciones, que se explica por Kosovo o también por su talante oportunista cada vez más desarrollado.
Por tanto, de los tres escenarios posibles -victoria de Tadic, victoria de Nikolic, empate- los dos últimos, los más desestabilizadores, son los más creíbles. En opinión del analista Zoran Stojiljkovic, del influyente diario 'Politika', los partidos no han cambiado apenas su discurso, por lo que «los porcentajes de voto serán los mismos y la formación de Gobierno volverá a eternizarse». El plazo para nombrar el Ejecutivo es de tres meses, tras instituirse el Parlamento.
Campaña reiterativa
En efecto, la campaña no ha ofrecido grandes novedades. El peso de Kosovo en los comicios ha eclipsado los problemas reales y ha desatado una carrera de exhibición de conciencia patriótica. Eso con un paro del 19% y 350 euros de sueldo medio. Basta repasar los lemas electorales, que denotan una grave crisis en el sector del 'marketing'. Del lado nacionalista: Partido Radical (SRS), 'Adelante Serbia'; Partido Demócrata Serbio de Kostunica (DSS-NS), 'Apoya Serbia'; Partido Socialista (SPS) 'Levántate Serbia'. Como se ve, creen que el país necesita de su ayuda.
En campo contrario, el Partido Demócrata (DS) de Tadic, introduce un matiz que puede considerarse arriesgado: 'Por una Serbia europea'. La única voz discordante, para variar, es del Partido Demócrata Liberal (LDP), de Cedomir Jovanovic, el político más prometedor, por su juventud, 36 años y sentido práctico. Es el único que propone olvidarse de Kosovo. Su lema es algo así como 'Corre la voz', basado en su implantación entre la gente joven y su eficaz uso de las nuevas tecnologías como Internet.
Un total de 6,7 millones de serbios deben decidir si se declaran ofendidos por Kosovo y se encierran en sí mismos o asumen que perdieron una guerra y se lanzan a la UE. El 70% de los serbios se dicen pro-europeos, pero muchos creen que con Tadic renuncian a Kosovo. Hoy saldrán de dudas.
En un cuadro político fragmentado y salvo vuelcos inesperados, hacen falta tres partidos para formar Gobierno. Puede surgir un equilibrio paralizador, en el que dos mitades irreconciliables se pasen meses negociando. En las últimas generales, en enero de el 2007, ocurrió lo mismo y sólo salió una coalición en mayo. Esta vez los ánimos están aún más caldeados. En el peor caso Serbia pasaría el verano sin Ejecutivo y terminaría por repetir elecciones en otoño, una posibilidad que una economía maltrecha y una población exhausta de duelos trascendentales no pueden permitirse.
En esta cita, convertida en un referéndum sobre la actitud a tomar en Kosovo, hay un interés añadido, que es lo que pasará en el mismo Kosovo. En esta provincia de mayoría albanesa, que el pasado 17 de febrero declaró unilateralmente su independencia con apoyo internacional, la minoría de los enclaves serbios votará como si tal cosa en las municipales. Es la primera colisión de soberanía con el nuevo estado. Unos 100.000 serbios siempre han votado en las generales y presidenciales, porque en Kosovo se lo tomaban como si fueran residentes en el extranjero, pero elegir un alcalde en suelo kosovar ahora significa otra cosa. Parece que la ONU y el Gobierno de Pristina no harán más que poner caras.
Pero en Serbia la duda que debe ser despejada, una vez más y quizá definitivamente, es quién se impone entre el actual presidente pro-europeo, Boris Tadic, del Partido Demócrata (SD), y el ultranacionalista Partido Radical de Tomislav Nikolic, que llama a defender Kosovo con la mirada puesta en Rusia. Que el presidente radical, Vojislav Sesejl, sea un señor encarcelado en La Haya a la espera de juicio por crímenes de guerra en Bosnia y Croacia no es muy tranquilizador en Europa, pero a muchísimos serbios, unos dos millones, parece darles garantías de seriedad.
El Partido Radical ha sido el más votado en el 2003 y el 2007, aunque los demás se han unido para cerrarles el paso. Hasta ahora. Esta vez el primer ministro, Vojislav Kostunica, se ha pasado a su lado. Es el movimiento más polémico de estas elecciones, que se explica por Kosovo o también por su talante oportunista cada vez más desarrollado.
Por tanto, de los tres escenarios posibles -victoria de Tadic, victoria de Nikolic, empate- los dos últimos, los más desestabilizadores, son los más creíbles. En opinión del analista Zoran Stojiljkovic, del influyente diario 'Politika', los partidos no han cambiado apenas su discurso, por lo que «los porcentajes de voto serán los mismos y la formación de Gobierno volverá a eternizarse». El plazo para nombrar el Ejecutivo es de tres meses, tras instituirse el Parlamento.
Campaña reiterativa
En efecto, la campaña no ha ofrecido grandes novedades. El peso de Kosovo en los comicios ha eclipsado los problemas reales y ha desatado una carrera de exhibición de conciencia patriótica. Eso con un paro del 19% y 350 euros de sueldo medio. Basta repasar los lemas electorales, que denotan una grave crisis en el sector del 'marketing'. Del lado nacionalista: Partido Radical (SRS), 'Adelante Serbia'; Partido Demócrata Serbio de Kostunica (DSS-NS), 'Apoya Serbia'; Partido Socialista (SPS) 'Levántate Serbia'. Como se ve, creen que el país necesita de su ayuda.
En campo contrario, el Partido Demócrata (DS) de Tadic, introduce un matiz que puede considerarse arriesgado: 'Por una Serbia europea'. La única voz discordante, para variar, es del Partido Demócrata Liberal (LDP), de Cedomir Jovanovic, el político más prometedor, por su juventud, 36 años y sentido práctico. Es el único que propone olvidarse de Kosovo. Su lema es algo así como 'Corre la voz', basado en su implantación entre la gente joven y su eficaz uso de las nuevas tecnologías como Internet.
Un total de 6,7 millones de serbios deben decidir si se declaran ofendidos por Kosovo y se encierran en sí mismos o asumen que perdieron una guerra y se lanzan a la UE. El 70% de los serbios se dicen pro-europeos, pero muchos creen que con Tadic renuncian a Kosovo. Hoy saldrán de dudas.