Indignación en las tribunas por resultado de la votación en la Cámara. |
Nota: Amados hermanos, la modificación que se quiere realizar al sistema electoral binominal acá en Chile, es malo, porque se quiere aumentar en 30 la cantidad de diputados y probablemente en 12 la cantidad de senadores, pero lo que no se dice claramente es que la izquierda extraparlamentaria obtendría, dada las cirscunstancias actuales, solo apenas 2 o 3 diputados y probablemente ningún senador. La verdadera reforma a este sistema electoral binominal pinochetista es que sea claramente proporcional, de tal forma que la coalición gobernante, junto al Partido Comunista, PC, se unan y por acuerdo suscrito previamente, ir juntos en las elecciones, tanto municipales - para alcaldes y concejales - , así como de parlamentarios y presidenciales. Ese es un sistema autenticamente democratico, pero lo que existe ahora es un puro arreglin de bigotes, donde los dos conglomerados dominantes no se arriesgan ni quieren perder sus cuotas de poder, conglomerados que entre parentesis, nada han hecho por el pueblo, lo único que hacen es pasarse en puras discusiones esteriles que en nada contribuyen a mejorar las condiciones de vida la gente, que es lo que finalmente lo que se quiere. Ellos, los parlamentarios, con sus sueldos de 12.000.000 de pesos mensuales ( Veinticuatro mil dólares mensuales = 24000 mil dólares mensuales) no tienen para que preocuparse del pueblo, total con ese sueldo tienen su vida asegurada, actuando igual que patrón de fundo, preocupandose de legislar solo para ellos, sus familiares e intereses economicos. Todos son unas basuras inmundas, especialmente los de la UDI y RN, aunque tampoco se escapan los de la Concertación. Compañero José A. Montero Aedo.
Por: Equipo ZonaImpacto.cl
La oposición derechista rechazó, en la Cámara de Diputados, la reforma al sistema electoral chileno que había sido comprometida por el empresario candidato de la Alianza Sebastián Piñera y que permitiría representación de los sectores políticos minoritarios en el Congreso nacional.
El proyecto -que contrariamente a lo que se ha dicho no cambia el sistema binominal- modificaba el artículo 47 de la Constitución, que actualmente señala que la Cámara Baja está integrada por 120 miembros.
La iniciativa dejaba la puerta abierta para presentar un segundo proyecto que aumentaría el número de parlamentarios incluyendo un criterio proporcional para que todos los sectores políticos tengan representación en el Parlamento.
El sistema binominal instaurado por la Constitución de Pinochet, considera la elección de dos representantes por cada distrito o circunscripción, lo que obliga a que para que una lista obtenga los dos cargos en disputa deba obtener el 66,1 por ciento de los votos. En la práctica, supone que la lista que obtiene un 34 por ciento saca un elegido, igual que la que obtiene el 66%, lo que no representa el sentir popular ni toma en cuenta la proporcionalidad, dejando fuera de toda participación a las coaliciones y partidos minoritarios.
Para la aprobación de la iniciativa, se requería un quórum de 3/5 de los diputados en ejercicios, vale decir 71 votos afirmativos, los que no fueron conseguidos, a pesar del intenso debate que se generó en la sala y que fue seguido desde las tribunas por la directiva nacional del Partido Comunista.
Sin embargo, el resultado final fue de 60 votos a favor, 37 en contra y seis abstenciones, ya que la derecha no votó en la línea de lo que su candidato presidencial, Sebastián Piñera, sostuviera en las últimas horas, en cuanto a que era partidario de terminar con el sistema binominal.
En los fundamentos de la rechazada propuesta legal presentada por el Ejecutivo, se planteaba que el establecimiento de un número fijo de diputados entorpece el diseño que el legislador puede hacer de un sistema electoral más representativo.
El proyecto buscaba, en forma directa, incorporar al Parlamento representantes de aquellas alianzas o colectividades que obtengan más del 5 por ciento en las votaciones parlamentarias, como es el caso del partido Comunista o su coalición Juntos Podemos, exluidos hasta ahora en virtud de la Carta Fundamental pinochetista.
Debido a lo anterior, el Gobierno consignó que esta reforma despejaría el obstáculo que actualmente tiene la ley para modificar el actual sistema electoral, aumentando el número de 120 diputados tentativamente a 150, con el objeto de terminar con la exclusión de sectores políticos que obtienen un respaldo ciudadano mayor al 5% de los votos en las elecciones.
El diputado Alfonso vargas, principal negociador de Renovación Nacional para este tema, había explicado a este medio que su sector ponía varias condiciones para dar luz verde al proyecto que ya había recibido el apoyo de su abanderado Piñera.
Entre otras condiciones, Vargas mencionó la necesidad de vincular la iniciativa con otra que establezca cuál es la cantidad de diputados que se propone (el proyecto sólo eliminaba la actual cantidad de 120, dejando la nueva cifra para discusión posterior); que también se permita aumentar la cantidad de senadores de los 38 actuales a 50 y que se incluya un proyecto que impida la intervención del aparato estatal o el uso de recursos públicos en las campañas electorales.
En la votación de la Cámara, la derecha se opuso como un sólo bloque con la totalidad de los votos de la UDI y los de Renovación Nacional; estos últimos, con la excepción de seis diputados que se abstuvieron y de la parlamentaria Carla Rubilar, que votó a favor.
Después de conocer el resultado, el presidente de la Cámara, el socialista Juan Bustos, declaró que "la Alianza no quiere la inclusión en el país, quiere mantener excluidos. Las declaraciones se las lleva el viento. Las declaraciones de Sebastián Piñera no quedan más que en el papel, porque en realidad RN, al igual que la UDI no quiere la inclusión, no quiere reconocer la diversidad política y social existente en el país".
Sostuvo que la oposición quiere mantener enclaves autoritarios dentro de la constitución imperante. "Un sistema que excluye a organizaciones como es el Partido Comunista y otros, que justamente lleva a que gran parte de las personas no se inscriban, no es un buen sistema electoral, y no hace bien el país", recalcó.
"Quieren mantener un cerrojo cueste lo que cueste -subrayó-. Quieren mantener el cierre de la Constitución sin fundamento alguno. No se puede discutir cuando tenemos el guarismo 120. No restrinjamos los derechos de los ciudadanos a solo dos opciones, eso no es hacer democracia, eso no es profundizar la democracia".
En opinión de ZonaImpacto.cl, si bien el proyecto del Ejecutivo rechazado por la derecha tiene como noble objetivo permitir la representación parlamentaria de minorías hasta ahora excluidas, no podemos dejar de declarar que nos parece una iniciativa escandalosa.
En primer lugar, porque lejos de reemplazar o cambiar el sistema binominal que opera como camisa de fuerza en el régimen electoral chileno, lo consagra abriendo una pequeña puerta para que dos o tres representantes de sectores hoy fuera del Parlamento, puedan obtener un sillón en el Hemiciclo.
Pero para permitir esto, no se abren las puertas del Legislativo a las minorías, sino se pretende aumentarla cantidad de diputados en 30 cupos más. ¡Treinta para ceder dos o tres a los sectores actualmente excluidos!
Es decir, con le justificación de "terminar con las exclusiones", las iniciativas que se pretendía discutir en el futuro asegurarían los cargos a todos los parlamentarios actualmente en ejercicio y ofrecía más de 25 nuevos cupos a las mismas dos coaliciones hoy representadas: la Concertación y la Alianza por Chile.
La iniciativa rechazada no modificaba ni ponía fin al sistema binominal. Ni siquiera proponía subir de 120 a 150 la cantidad de diputados. Solamente eliminaba de la Constitución la cantidad vigente de miembros de la Cámara Baja. Todo lo demás quedaba para iniciativas, proyectos, discusiones, acuerdos y contubernios posteriores.
En nuestra conversación el diputado Vargas, quedó en evidencia que soterradamente la derecha está planteando también subir la cantidad de senadores.
Todo lo que se ha negociado hasta ahora ha sido en el ámbito político, con calculadora en mano: "Si le ponemos 30 diputados más... ¿cuántos le 'damos' a los comunistas y cuántos puedo lograr yo?" O: "¿Cómo hacemos un sistema que permita a mi sector alcanzar mayoría y no soltarla más...?"
En ninguna instancia se ha discutido hasta ahora, por ejemplo, cuánto le costaría a los chilenos aumentar el aparato legislativo en 42 parlamentarios más, a lo que habría que sumar el aumento de asesores y funcionarios y la ampliación de las dependencias del faraónico edificio porteño.
No dudamos que en el rechazo de la derecha a esta iniciativa que abría las puertas para un amplio abanico de reformas, está el temor a perder cuotas de poder. Temor que está presente no sólo en la oposición, sino también cruza a toda la Concertación.
Esto, porque el sistema binominal -considerado por toda la Concertación como injusto y no representativo- asegura en la mayoría de los distritos y circunscripciones un cargo a cada gran alianza, excluyendo a los grupos minoritarios. Así, basta con que los partidos pongan un candidato fuerte y uno débil en cada jurisdicción, para que antes de la elección ya se conozcan los resultados. La votación es apenas un detalle en este sistema: los cargos se reparten entre las cúpulas políticas. Esto, porque el régimen impide que haya más de dos candidatos para un cargo y no son elegidos quienes obtienen las primeras mayorías sino -como dijimos- uno y uno.
Una modificación importante al sistema electoral sería, por ejemplo, permitir que más de dos candidatos por lista o partido postulen a un cargo, resultando elegidos quienes obtengan las mayorías.
Pero ni la derecha ni la Concertación han propuesto nunca una iniciativa así. La Presidenta Bachelet encargó a una comisión presidida por el actual ministro Secretario General de la Presidencia, José Viera-Gallo proponer un nuevo sistema electoral. Pero el informe que se presentó fue rechazado antes de convertirse en proyecto de ley, porque involucraba el riesgo que uno y/u otro sector perdieran sus actuales cuotas de poder. Ni siquiera fue dado a conocer a la ciudadanía y por tanto no hubo debate público. Lo conocieron las cúpulas y luego lo escondieron.
Idéntico temor se apropia de los parlamentarios y dirigentes políticos frente al sistema de inscripción y votación.
Hoy, quien cumple 18 años "puede" ir voluntariamente al Registro Electoral -que funciona un par de horas sólo algunos días del mes, en lugares que pocos conocen- e inscribirse como elector. Desde entonces estará obligado a sufragar en todas las elecciones populares; si no lo hace, es sancionado con fuertes multas.
Entonces, en vez de cumplir con un engorroso trámite exponiéndose a ser multado, sencillamente no lo hace y se margina de las elecciones.
Desde los albores de nuestra imperfecta democracia, la Concertación ha comprometido la modificación del sistema, instituyendo la inscripción automática de todo ciudadano apenas cumpla la edad legal, para lo cual se cuenta con la tecnología adecuada.
La discusión ha estado en que ese ciudadano inscrito automáticamente debe votar voluntaria u obligatoriamente. Los políticos que proponen esto último se afirman en que el ciudadano tiene el deber de sufragar, pero también proponen que uno pueda renunciar voluntariamente a ese derecho.
Hasta ahora, el proyecto no ve la luz del día; sólo se ha presentado y debatido tímidamente.
¿Por qué?
Porque unos y otros le tienen pánico a un electorado joven que podría volcar las preferencias a uno u otro lado... si votaran en masa. Por eso quieren obligarlo a votar, porque saben que una enorme proporción de nuevos electores renunciaría a ese derecho y las cosas seguirían tal cual... aunque el padrón electoral se vaya reduciendo porque mueren electores y no se incorporan otros nuevos. Y aunque finalmente resulten elegidos por la minoría de los ciudadanos, porque no les interesa representarlos efectivamente.
Tampoco quieren verse obligados a seducir un nuevo electorado -esencialmente joven- primero para que sufraguen y segundo, para que les den su preferencia. Esto, porque les obligaría a formular propuestas de futuro, para la gente del Chile de mañana y eso parece resultarles engorroso porque piensan más bien el en de hoy. O más bien, en "su" Chile de hoy.
La derecha que se opuso al proyecto que eliminaba de la Constitución la cantidad de diputados que conforman la Cámara, piden que una modificación al sistema binominal incluya también una propuesta sobre inscripción electoral, para discutirla de una vez.
Y también que se incluya el proyecto de sufragio de los chilenos en el exterior, para rechazarlo si no se considera la condición de que para poder votar hayan venido al menos cada tres años al país, porque si no -dicen- no conocen la realidad chilena ni tienen interés alguno en lo que pasa acá. Por cierto, ellos no saben que la red informática mundial permite a los chilenos dispersos por el mundo estar perfectamente informados y opinar sobre la realidad nacional, regional y local. Y que ningún chileno -por muy lejos que esté- deja de soñar con la defensa de los intereses de la patria y la mayoría de la gente. Eso, ni lo imaginan. Por algo será...
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