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Eduardo
Galeano |
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A principios de año, en
Montevideo, Eduardo Galeano acepta una entrevista, que será, como la
primera vez que conversamos con él, en el Hotel Ermitage de
Pocitos.
Como la primera vez, vino y se fue caminando. Caminar por
las calles de la ciudad: cosa que es tan disfrutable y común en la capital
uruguaya y –qué lástima tan difícil en Caracas...
En su libro Ser
como ellos (1992) aborda la transculturalización, lo agringado de las
tiendas, el uso innecesario del inglés...
Ojalá fuera nada más que
un asunto de lengua, yo creo que si la cultura del consumo se impusiera en
la lengua de Cervantes sería igualmente catastrófica...
o sea, la
idea de que lo único que merece existir es lo que es rentable y que todo
nace para ser usado, alquilado, vendido y arrojado a la basura y la
característica de esta sociedad de despilfarro que, hoy por hoy, ha
impuesto su sistema de valores en el mundo va mucho más allá de las
palabras que usa. Digo, las palabras son en inglés y no en el inglés de
Shakespeare sino más bien en el inglés de Bill Gates o de alguno de esos,
pero no me parece lo más importante.
¿Y qué es lo más importante?
El sistema de valores, nosotros pertenecemos a una región del mundo,
América Latina, que se ha especializado en copiar. Desde hace ya mucho
tiempo, la copiandería es nuestra más triste herencia colonial. Esta idea
de que hay que imitar, de que hay que ser un buen papagayo, un mono hábil
en el arte de la imitación. Entonces estos países, sobre todo
después de la Independencia –por triste que sea decirlo-, se dedicaron a
copiar leyes inglesas, ideas francesas, cuanta cosa venía de afuera. Y,
hoy por hoy, los modelos están en Miami, lo que es bastante peor. Pero
cuando digo ese título Ser como ellos proviene de un artículo que publiqué
hace años que decía que no valía la pena ser como ellos. Para generar algo
que fuera nuevo, muy arraigado, un pasado propio, nuestras propias cosas,
¿no? esas voces que vienen de tan atrás, pero que hablan al futuro y usar
todo eso en un sentido positivo y universal, para tratar de contribuir a
la apertura de caminos, en un mundo que anda como ciego en tiroteo, sin
saber para dónde va...
Ser como ellos ya no funciona. Es lo que
más funciona.
Pero pareciera que estamos empezando a sentir más
orgullo de ser latinoamericanos, de que somos algo bueno y digno, que son
ellos los que debieran querer parecerse a nosotros. Eso es verdad en
la medida en que se traduzca en la transmisión de un sistema de valores
diferente y que eso pueda de veras prender en la gente, es muy difícil
hacerlo. Porque no sólo nos hemos especializado en copiar, sino que,
además, nos hemos especializado en copiar los defectos, no las virtudes.
¿Qué es lo que hemos copiado de la cultura norteamericana, que tiene cosas
formidables? Hemos copiado lo peor. La religión del automóvil, que nos ha
dejado sin piernas, así como la gallina tiene alas pero se olvidó de
volar, nosotros tenemos piernas pero nos hemos olvidado de
caminar.
Esta idea de que el miembro más importante de la familia
duerme en el garaje es una idea norteamericana que está acabando con el
planeta, porque es la principal responsable del recalentamiento y de esta
cosa que están haciendo con el clima, el pobre clima, enviado al manicomio
por la sociedad de consumo y por esta religión del automóvil que es
típicamente norteamericana y que se ha difundido por América Latina a un
punto tal que ahora el que no tiene coche no es. Yo, por ejemplo, que ni
siquiera sé manejar, no existo. Entonces es una copiandería de los
defectos.
¿Qué piensa de la TV comercial? La televisión
comercial es otro horror. Eso de que sirve para inducir a la gente a
estrangular al vecino y a comprar más, más y más. Quien más compra más es,
porque lo que te define como persona es la propiedad de las cosas. Quien
no tiene no es. Esas ideas que provienen de una cultura con un enorme
éxito material y visible, porque, claro, desde el punto de vista material
eso ha generado que hay gente que tiene dos coches, cinco televisores, y
si nosotros partimos de la LOS "MIEDOS" DE COMUNICACIÓN
¿Qué
le parece no renovar la concesión a una televisora privada que produce en
Venezuela televisión de mala calidad, que ha manipulado la noticia a su
antojo, que auspició el golpe de Estado de 2002 y que fabrica una matriz
de opinión mediática de que en Venezuela no hay libertad de expresión, por
el hecho de que el Estado no le renueva la concesión? Hablamos de la
posibilidad de tener 24 horas abiertas a una nueva programación, una vez
quede libre ese espacio. Se abren mil posibilidades. A veces se confunde
la libertad de expresión con la libertad de presión. O se la reduce a la
voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué
noticias no existen, entonces lo principal para abrir un espacio nuevo que
sea de veras una respuesta democrática a ese totalitarismo que confunde la
comunicación con un negocio, cuando la comunicación es en realidad un
derecho humano y no un negocio, lo más importante, es que esos espacios
nuevos sean de veras abiertos , que no sean "miedos" de comunicación.
Que se escuchen voces diversas donde haya plena libertad, que la
comunicación sea comunicación de verdad y no un código de órdenes que
dictan o un mercado omnipotente como en el caso capitalista o un
omnipotente partido como en el caso de las sociedades que dijeron ser
socialistas. Que no sea una transmisión de órdenes al ciudadano reducido a
una condición así pasiva, alguien que escucha, que recibe pero no da, que
es incapaz de hablar. Todos tenemos algo que decir. Va a ser interesante,
en la medida en que abra esos espacios, donde la comunicación no ocurra en
un solo sentido. Nosotros hicimos una revista en Buenos Aires que se
llamaba "Crisis", llegó a vender 35 mil ejemplares, lo que para una revisa
cultural es un récord, creo. Y esto fue el resultado de la puesta en
práctica de una concepción de la cultura como comunicación, como comunión,
los espacios que en la revista ocupaba la cultura que venía de la gente,
no la que se dirigía a la gente base de que el que más tiene es el que más
es, entonces esa es
una sociedad muy exitosa: está acabando con el
planeta.
Materialismo puro Uno dice: bueno, ya vamos a
proponer una cosa diferente, empezando por lo que te dicta el sentido
común. Todo bien con los instrumentos. Todo mal cuando pasamos a ser
instrumentos de nuestros instrumentos, o sea, cuando el automóvil nos
maneja, cuando la computadora nos programa, cuando el supermercado nos
compra, cuidado, con eso. Esta confusión de los medios y de los fines,
tratar de actuar con sentido común, usar todos los instrumentos que nos
sirvan, que sean útiles para el desarrollo humano, para la ampliación de
los espacios de libertad, de fraternidad, los espacios solidarios, pero no
los que nos ensucian el alma, los que nos invitan a confundir la
enfermedad con el remedio.
De acuerdo, usted ha mantenido el
concepto de literatura no desechable, sus libros pueden leerse igual ahora
que hace años. Hablando de otra cosa, ¿cuáles son sus expectativas ante
los cambios que se producen en Uruguay? Yo veo a Uruguay con
optimismo, con el optimismo que puedo tener y el que siempre tuve, que es
un optimismo que se muere y renace cada día varias veces, yo siempre lo
digo y es verdad, no creo en los optimistas full time, son optimistas
desde que se despiertan hasta que se duermen todos los días, cada día del
año y todos los años de la vida. Yo, a veces soy muy pesimista, se me
viene el alma al suelo, después se me levanta, qué suerte, le digo "vení"
cuando se levanta, vamos a jugar juntos, ando con mala música en el alma,
como cualquiera, uno no tiene que tener vergüenza de esas cosas, es la
prueba de que uno está de veras vivo, claro, si no uno se incorporaría al
reino mineral...
Entonces soy optimista en el sentido de que creo
que las cosas han mejorado en el país, a pesar de que hay algunos actos de
gobierno con los que no estoy de acuerdo.
Pero este gobierno es mi
gobierno, yo he dedicado mi vida a la victoria de esto, pero reivindico el
derecho de decir lo mío, de discrepar cuando no coincido, y no creo que
eso sea un delito de herejía, que nadie me vaya a quemar con leña
verde...
¿Y qué puede comentar sobre Venezuela y el Socialismo
del Siglo XXI, el socialismo a la venezolana? Yo soy muy cuidadoso en
dar consejos a nadie... simplemente un par de cosas sí puedo decir a
partir de la experiencia local, de las cosas que nos han ocurrido aquí,
creo que esos procesos, como dice un gran amigo, un gran cantor, poeta,
que murió pero no murió, es un muerto porfiado de esos que se quedan
vibrando en su voz. Alfredo Zitarrosa, decía: eso crece desde el pie, yo
también creo eso, crece desde abajo, no es algo que se pueda resolver con
un decreto de gobierno, son procesos que van surgiendo, madurando, en sus
contradicciones, que a veces son lentos, complicados, en general te diría
que hay que aprender de las experiencias que se hicieron, de todas las
experiencias que se hicieron en nombre del socialismo, para recoger de
cada una lo que pueda brindarnos como enseñanza, a partir de la certeza de
que el socialismo tiene que multiplicar el alma, no encogerla, digo, tiene
que ampliar los espacios de libertad, hay que aprender no sólo por lo que
se hizo mal, sino por lo que se hizo bien en los países donde hubo
experiencias de tentativas de generar sociedades socialistas, o del lado
comunista, o del lado social-demócrata, cada una habrá tenido algo por lo
menos que pueda ser recogido, pero también las cosas que no funcionaron,
regímenes que empezaron prometiendo la democracia plena terminaron
tratando al pueblo como si fuera menor de edad y llevándolo de
la oreja.
Hay que aprender de eso para no repetir los
defectos.
¿Qué piensa del éxito? La filosofía del éxito me
parece siniestra, nos obliga a creer que el fracaso es lo único que no
tiene perdón ni redención. Con lo que tiene que ver con crear sociedades
nuevas vamos a no copiar los defectos y tener muy clara la idea de que
todo lo que se haga en dirección al socialismo tiene que multiplicar la
diversidad, la pluralidad y no negarla porque si no después se llega a los
resultados que conocemos. Todos los días leo las caras, leo los nombres,
escucho las historias, no puedo creer la facilidad con la que los viejos
burócratas comunistas se convirtieron en empresarios capitalistas, ¿Cómo
pudieron reciclarse tan aceleradamente? Eran funcionarios dogmáticos del
partido que repetían consignas todo el tiempo y son empresarios
capitalistas exitosos con la misma cara. ¿Cómo puede ser? ¿Leyeron El
Capital para después vivir de los intereses? Entonces de esas cosas
también hay que aprender para no repetir en la medida en que se
pueda.
También estos son procesos colectivos que no dependen sólo
de la voluntad de un gobernante sino de
muchos. |