COREA: SER YUNQUE O SER
MARTILLO
Jorge Gómez Barata
Corea del Norte tiene el nada envidiable record de ser el país del
Tercer Mundo que desde épocas más tempranas y durante más tiempo, ha figurado
entre los blancos nucleares del Pentágono.
Corea del Norte y China fueron los primeros
países amenazados por la bomba atómica cuando el general Douglas McArthur,
comandante de las fuerzas norteamericanas en la Guerra de Corea, presionó al presidente
Harry Truman para repetir sobre Pyongyang
y Pekín la experiencia de Hiroshima y Nagasaki.
En un país como los Estados Unidos donde la
subordinación de las fuerzas armadas al poder civil es efectiva, no hay
antecedentes de insubordinaciones militares y raras veces oficiales en activo
hacen públicas sus opiniones políticas. La confrontación del general Douglas
McArthur con Truman durante la Guerra de Corea pudo ser un precedente.
El incidente comenzó cuando, precedido por la fama adquirida por su actuación
en la Primera Guerra Mundial, sus victorias como Comandante de las tropas aliadas
durante la II Guerra Mundial en el Pacífico y luego como gobernador durante la
ocupación de Japón, el general McArthur fue nombrado jefe de las tropas que
bajo la bandera de la ONU intervinieron en el conflicto entre Corea del Norte y
del Sur.
Entusiasmado por su buena estrella y por los éxitos obtenidos contra las
tropas chinas y norcoreanas, McArthur planeo una vasta operación que incluía el
empleo de armas atómicas. Aconsejado por el Departamento de Estado, los
primeros ministros de Gran Bretaña y Francia y por altos oficiales
norteamericanos, el presidente desautorizó la peligrosa iniciativa.
Ante el portazo, el entonces único general norteamericano de tres guerras
se permitió no sólo disentir, sino incluso criticar la decisión del presidente,
por lo que en 1951 fue relevado del mando de las tropas.
El pueblo norteamericano se alineó del lado de McArthur, no porque
tuviera tendencia al bonapartismo, sino porque era partidario de dar una
lección a los amarillos.
La polémica desatada en torno a la destitución del viejo halcón, que
comandó las tropas en Corea con 70 años, le costó a Truman caer desde la
cúspide de la popularidad alcanzada con los bombardeos atómicos a Japón, hasta
el primer lugar entre los presidentes más rechazados en la historia
norteamericana, cuando su índice de aprobación llegó al
24 porciento.
En su momento la actitud resuelta y arrogante del Comandante de
las Tropas Aliadas en Corea, hizo que algunos temieran que fuera tentado por la
sedición contra el gobierno, cosa que al parecer no pasó por la mente del militar,
que tampoco aceptó la propuesta de explotar su popularidad para figurar como
candidato republicano a la presidencia.
La negativa de Truman a atacar a China y de utilizar armas nucleares en
Corea, así como la destitución de McArthur en 1951 dieron argumentos al senador
Joseph McCarthy, para escandalizar con la supuesta infiltración comunista entre
el personal del Departamento de Estado. Inconscientemente el militar fue un instrumento
del McCarthismo.
La prueba nuclear norcoreana es un hecho tan lamentable e irreversible
como las realizadas antes por otros países.
La tarea histórica para la diplomacia, de los líderes mundiales y de la opinión pública internacional, es movilizarse
para lograr que nunca más se utilicen armas atómicas y que el Tratado de No
Proliferación se cumpla en todas sus partes, evitando que más países accedan a
las armas nucleares y apurando el desarme de los que ya disponen de ellas.