Contribución
a la
verdad.
NUEVAS
REVELACIONES SOBRE EL ESCANDALO DE LA
MAFIA EN MIAMI.
Por: Percy Francisco Alvarado Godoy
(Fraile)
Ex
agente de los Órganos de la
Seguridad del Estado de Cuba.
26 de junio de
2006.
El reciente
escándalo protagonizado por el ex directivo de la Fundación
Nacional Cubano Americana (FNCA), José Antonio “Toñín” Llama,
al acusar a varios de sus cúmbilas terroristas de esa tenebrosa organización de haberlo
estafado y arrojarlo a la ruina económica, pone sobre el tapete nuevamente las
permanentes acusaciones de Cuba sobre el involucramiento de ese grupo de
terroristas en una criminal y solapada guerra sucia contra el pueblo
cubano.
En su arrebato
actual, Toñín acusó a varios “prominentes hombres del exilio” de haberse
involucrado junto a él en diversos planes extremistas contra Cuba, entre los que
se destacaban atentados contra Fidel Castro y otros dirigentes de
la
Revolución; la voladura de hoteles, termoeléctricas,
refinerías, hospitales y otros objetivos sensibles de la vida nacional cubana;
así como agresiones por medio de explosivos contra aeronaves y oficinas
diplomáticas y representaciones de Cuba en el exterior. Este macabro y secreto
complot, a través del cual se desarrollarían sus planes terroristas contra Cuba,
fue organizado a partir de la creación de un brazo militar armado por directivos
de la FNCA.
Varios nombres se dio a este engendro de la maldad y el odio
irracional contra los cubanos: Comisión Militar, Frente Nacional Cubano y otros,
tratando de enmascarar sus actividades.
Los nombres de Jorge Mas Canosa,
Francisco José Hernández Calvo, Arnaldo Monzón Plasencia, Luis Zúñiga Rey,
Horacio Salvador García y otros directivos de la FNCA salieron a la luz en sus
ataques. De inmediato, tal como están acostumbrados a hacer, los directivos de
la Fundación
y algunos de los acusados, de manera personal, se apresuraron a negar las
afirmaciones de Llama.
En una cínica
declaración, emitida por la
Fundación el 23 de junio pasado, se declaró de manera hipócrita
y falsaria: “La
FNCA reafirma que las acciones de los hombres y mujeres de esta
institución han sido siempre el de servir con todo el corazón al pueblo cubano y
trabajar arduamente por su libertad. La FNCA está comprometida con una transición pacífica
y no violenta hacia la democracia en Cuba.”
Parecen haberse
olvidado estos señores que, en noviembre de 1993, y apenas unos meses de fundado
este grupo paramilitar secreto de la FNCA, fue el propio Luis Zúñiga Rey quien puso en
mi conocimiento la existencia del mismo, al que autodenominó Frente Nacional
Cubano. En ese entonces se iniciaba mi trabajo de penetración al brazo armado de
la FNCA como
agente de la
Seguridad Cubana. Sin ambigüedades, Zúñiga me
reclutó como agente terrorista de la Fundación para ejecutar acciones violentas contra
Cuba, explicándome que pasaría a trabajar con un grupo de directivos de esta
organización implicados en desarrollar acciones violentas contra el gobierno
cubano. A partir de ese momento pasaría a ser el agente 44 del grupo militar
secreto de la
Fundación.
Tiempo después, y
durante los meses subsiguientes, iría informando a la Seguridad
Cubana de diferentes planes de atentado contra instalaciones de
la vida económica, política y social cubanas. De la misma manera, iría
conociendo a personajes de la calaña de Pepe Hernández, Alfredo Domingo
Otero, Arnaldo Monzón Plasencia,
Horacio García, Luis Posada carriles, Gaspar Jiménez Escobedo y el propio Zúñiga
Rey, Todos ellos me dirigieron y me
encargaron la realización de acciones violentas contra objetivos económicos y
políticos cubanos, me abastecieron de medios para ejecutar estas criminales
acciones, así como me orientaron a la búsqueda de información sobre los sistemas
de protección de termoeléctricas, refinerías, presas y micro presas, hospitales,
oficinas gubernamentales y otros objetivos.
Para nadie
resulta extraño hoy que este grupo terrorista integrado por directivos de
la FNCA intentó
utilizar los diez aviones
ultralivianos con control remoto, a los que se refiere José Antonio Llama, para
volar diversas instalaciones cubanas de importante valor estratégico. Durante
los meses de febrero de 1994 hasta el año 1996, fui orientado por Pepe
Hernández, Alfredo Domingo Otero, Arnaldo Monzón Plasencia y Horacio
Salvador García, todos miembros y dirigentes de la FNCA, para realizar marcajes
con diversos aparatos GPS en la zona portuaria de Matanzas, entre cuyos
objetivos se encontraban la termoeléctrica “Antonio Guiteras”, la Terminal de Azúcar a
Granel y la Base
de Superbanqueros. Estos marcajes por el sistema de Posicionamiento Global se
realizaron en otras instalaciones del país, entre las que se encontraban la
termoeléctrica y la refinería de Cienfuegos; la termoeléctrica de Santa Cruz del
Norte; la refinería de Mariel y la fábrica de cemento “René Arcay de esa ciudad;
la termoeléctrica de Tallapiedra, la Refinería “Ñico López”, la sede del Comité Central
del Partido Comunista de Cuba, la sede del Ministerio del Interior, las
instalaciones de “Villa Marista”, el Hospital CIMEQ, el Palacio de Convenciones,
una supuesta casa de Fidel en la
Zona de Siboney y
la Cínica
Internacional “Cira García”, todas en Ciudad de la Habana.
En uno de mis
encuentros con Pepe Hernández, Presidente de la Fundación, éste me
sugirió realizar estudios para atacar mediante una embarcación, o empleando
hombres rana, la termoeléctrica “Antonio Guiteras” de Matanzas, uno de sus más
obcecados objetivos. Una de las siete embarcaciones que pretendía adquirir
la FNCA para
ejecutar acciones terroristas en la Isla, se emplearía para esos
fines.
En la segunda decena de diciembre de 1993 se me abastecería por
alta mar, en la zona norte de Ciudad de la Habana, específicamente entre Santa Fe y
Jaimanitas, con diferentes medios explosivos e incendiarios, armas, dinero y
propaganda, para ejecutar la voladura de cuatro instalaciones turísticas de la Capital y Varadero, así
como la quema de varios cines y teatros de Ciudad de la Habana. Tal acción se
efectuaría el 23 de diciembre de ese mismo año. No me cabe duda hoy que dichas
acciones fueron planificadas por el grupo de directivos de la FNCA de los que se aparta hoy,
resentido y estafado, “Toñín” Llama.
En noviembre de
1994 me fueron entregados en Ciudad Guatemala cerca de 900 gramos de explosivo
plástico C-4 por Luis Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo, quienes me
entrenaron en su empleo, para la realizar la voladura del Cabaret Tropicana, de
Ciudad de la Habana.
Estos explosivos, así como los empleados en las ulteriores
acciones contra instalaciones turísticas del país en la década del 90, fueron
adquiridos con dinero de la
FNCA.
Al rememorar
estos criminales actos terroristas en los que se vieron envueltos los directivos
de la FNCA, a los
que precisamente acusa hoy uno de sus cómplices de tropelías, no puedo negar que
las acusaciones de Llama contra ellos son enteramente ciertas. Lo bochornoso de
la aparente sorpresa del Nuevo Herald y de otros en Miami, es que nunca creyeron
en las reiteradas acusaciones de Cuba.
Habría, entonces,
que preguntarse, sin el menor sonrojo y con apego a la
verdad:
¿Por qué el
gobierno norteamericano aún los protege, cuando son sus propios ahijados los que
sacan a flote una criminal verdad a voces?
¿Por qué aún no
se ha tomado acción legal contra estos reiterados violadores de la Ley Logan?
¿Por qué la
campaña antiterrorista norteamericana los excluye y los
santifica?
¿Por qué aún se
debe creer en la cínica afirmación de la FNCA
está sólo “comprometida con una transición pacífica y no violenta hacia la
democracia en Cuba”, cuando las manos de sus dirigentes están manchadas de
inocente sangre cubana?
¿Por qué no se
reconoce la justa y heroica labor de los Cinco Héroes cubanos, cuyo único delito
fue defender su Patria a ultranza de estos asesinos y
terroristas?
Como
acertadamente señaló mi colega Reinaldo Taladrad en la edición de Granma: este es el momento de la
verdad.