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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008
- To: "potero" <potero@rhc.cu>
- Subject: MENTIRAS INCREÍBLES, por Manuel E. Yepe
- From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
- Date: Sat, 17 Mar 2007 11:57:13 -0500
MENTIRAS
INCREÍBLES Me pregunto
cuantos lectores en todo el mundo habrán perdido el habla al conocer de un
informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 2006 publicado
recientemente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América en
el que se alerta sobre el "retroceso de las condiciones de los derechos humanos
en Irak y Afganistán, a pesar de los esfuerzos de las tropas estadounidenses por
derrotar a los extremistas en ambos países". La doctrina
propagandística estadounidense -un campo en el que la nación norteamericana ha
marcado la pauta desde hace muchos años con técnicas muy depuradas- ha
enaltecido la "credibilidad" como requisito indispensable para que los medios
triunfen con sus "mentiras" cuando necesiten acudir a ellas.
Una suerte de
regla no escrita precisa a los grandes medios, aquellos que el gobierno controla
a nombre del "establishment", a no faltar innecesariamente a la
objetividad, a fin de tener credibilidad a la hora
buena. A ello
atribuyen algunos especialistas en asuntos mediáticos el hecho de que Washington
haya logrado tan amplia aceptación en la opinión pública de su país para sus
falsedades en momentos cruciales, como cuando ha necesitado justificar una
declaración o una acción de guerra. Recuérdese la
explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana; el ataque a Pearl
Harbor; los incidentes del Golfo de Tonkin y la presencia de armas de
destrucción masiva en Irak, que respectivamente sirvieron de justificaciones
para lanzar las guerras contra España en 1898, Japón en 1941, Vietnam en 1964 e
Irak en 2003. Estados Unidos
ha sorprendido al mundo por la ingenuidad con que su opinión pública ha
asimilado las versiones oficiales acerca del asesinato del presidente John F.
Kennedy y el abominable acto terrorista contra las torres gemelas del World
Trade Center de Nueva York, dos historias que se parecen más a cuentos de horror
y misterio hollywoodenses que a cualquier otra cosa. La segunda de estas dos
entelequias le sirvió de pretexto para el lanzamiento de su llamada "guerra
contra el terrorismo" y, como parte de ella, al recorte de las libertades
públicas de sus ciudadanos. Quizás sea por
estos significativos logros de hipnosis masiva a través de los medios que el
cuidado de la credibilidad (o de la legitimidad relativa) está siendo olvidado
con mayor frecuencia. En la campaña
propagandística contra la revolución Como regla, el
gobierno cubano ha evitado responder caso a caso cada una de las engañifas
mediáticas contrarias al proceso revolucionario para no contribuir a su
resonancia. Han sido los hechos mismos, y las denuncias a cargo de amigos y
simpatizantes, los que han contestado a ellas. La excepción
más sobresaliente de esta regularidad ocurrió en 2005, cuando la revista
norteamericana Forbes publicó un informe en el que se incluía al presidente
cubano Fidel Castro entre los gobernantes más ricos del planeta.
Cualquier
persona inteligente advierte que, al lanzar al vuelo mentiras tan evidentes como
aquella, se echa por la borda toda la
credibilidad de la persona, la institución o el medio de prensa que lo hace. Y
el líder cubano garantizó que así fuera al anunciar que renunciaría a todos sus
cargos y responsabilidades públicas si la revista lograba probar una sola de sus
imputaciones acerca de su patrimonio personal. Similar absurdo
se aprecia en el reciente anuncio de un supuesto proyecto ''Archivo Cuba", en
Madrid, que trata de documentar supuestos crímenes que se habrían producido
durante el proceso revolucionario Aparentemente
se trataría de sumar, a los 20,000 mártires que dejó la tiranía batistiana, el
número de asesinos y torturadores del régimen depuesto ejecutados por sentencia
judicial de los tribunales revolucionarios populares, así como el de
agresores y agredidos fallecidos a causa de la invasión de Playa Girón (Bahía de
Cochinos) patrocinada por Washington y las víctimas de los miles de actos
terroristas y atentados promovidos por Estados Unidos contra Cuba. Todo ello
para tratar de manchar, con tan grosera manipulación, el limpio
expediente de respeto a los derechos humanos de la revolución, un sostenido
propósito de Estados Unidos para justificar sus agresiones contra el pueblo
cubano. (Lo más
sorprendente e inexplicable por el momento, y quizás lo más significativo, de
esta "iniciativa" y de otra similar contenida en un libro también recién lanzado
en España, es que sacan a relucir los crímenes de Batista, para servirse de la
justa condena a que ellos convocan en función de una inventiva contra la
revolución cubana, hecho que sin dudas no debe agradar a los descendientes de
los colaboradores del dictador que constituyen el núcleo central de la ultra
derecha cubano americana del sur de la
Florida). En muestra
inequívoca de proyección de su propia ideología, así como de falta de
objetividad e imaginación, se imputan al proceso cubano los vicios y crímenes
que la superpotencia practica en sus guerras imperiales y que ha extendido por
todo nuestro continente, como la tortura de prisioneros, las ejecuciones
extrajudiciales y los desaparecidos. Ignominiosamente desconocen el
comportamiento ético y humanitario para con sus enemigos que ha caracterizado a
la revolución cubana desde los tiempos de la lucha guerrillera en las montañas y
en la clandestinidad de las urbes durante la guerra de liberación contra la
tiranía de Batista, así como a lo largo de casi medio siglo de desarrollo del
proyecto socialista, tan agresivamente objetado por la superpotencia vecina.
Estas acciones
de apariencia tan absurda, tienen el propósito de dejar, como pica en Flandes,
esas falsedades en el subconsciente de millones de personas, aunque sea al
precio de la ignominia para el calumniador al quedar
reestablecida la verdad. Si buscamos
motivaciones para estos ejercicios, constatamos de inmediato que el más reciente
plan oficial del gobierno de los Estados Unidos encaminado a subvertir el orden
constitucional Estas
asignaciones se suman a aquellas que, para similares fines, manejan públicamente
o de manera encubierta diversas instituciones de la superpotencia, entre las que
siempre ha sobresalido, por la intensidad de su trabajo y el volumen de los
recursos de que dispone, No son, por
ello, ni remotamente gratuitas las increíbles mentiras que de vez en vez se
construyen contra la revolución de los cubanos. Y se descalifican por si mismas.
*Manuel
E. Yepe Menéndez es
abogado, economista y politólogo. Se desempeña como Profesor en el Instituto
Superior de Relaciones Internacionales de La
Habana, marzo de 2007. |
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