|
"El gato" Quevedo los revolucinarios
te recordamos |
Credito:
JC | | |
MéridA, 8 Mayo ( por: Julio Carillo) No. No se trata de una
comunicación para el Vice-Presidente Ejecutivo de Venezuela o gran
impulsor del Partido Socialista Unido de Venezuela. Tampoco para quien
fuera Presidente del CNE; Se trata de un poema escrito por Rafael Ramón
Quevedo Infante, ?El gato?, asesinado en Yumare, el 8 de mayo de 1986. En
su creación, titulada ?A Jorge Rodríguez: Un día en tu plaza?, Rafael
Ramón expresó su solidaridad por ese gran luchador social, asesinado en
los sótanos de la Disip, el 25 de julio de 1976. En ese poema se destaca
la admiración que un joven revolucionario, sentía por la firmeza, el
trabajo persistente, y la lealtad a los principios revolucionarios. Y cómo
no sentir admiración por Jorge, gran revolucionario, quien prefirió morir
asesinado bajo la acción de sus torturadores, antes que delatar a sus
compañeros, ni menos, involucrar a su partido, la Liga Socialista, en el
secuestro del industrial gringo, Frank Niehous. Aprovecharemos
entonces la fecha, 8 de mayo de 2007, a 21 años de la masacre de Yumare,
para rendir homenaje a los asesinados.
Fueron nueve los mártires: Dilia Antonia Rojas; Rafael Ramón Quevedo
Infante, ?El gato?; Ronald José Morao Salgado; Nelson Martín Castellano
Díaz; Luis Rafael Guzmán Green; José Rosendo Silva Medina; Pedro Pablo
Jiménez García; Simón José Romero Madriz y Carlos Julio Rodríguez.
Según testimonios de campesinos habitantes de un caserío
cercano a la finca en la que se perpretó la masacre:
- Nunca habían observado la presencia de gente extraña en la zona.
Nunca vieron gente armada que no perteneciese al ejército, guardia
nacional o policía estadal, siempre en vehículos bien identificados. En
las bodegas se afirmó que nunca llegó gente extraña a efectuar compras.
- En los días previos a la masacre, un jeep de la Disip, de San
Felipe, merodeó la zona, en muchas ocasiones con diversos ocupantes. El
7 de mayo, el Jeep pasó repetidas veces por el caserío en dirección a la
finca ?La vaca?, de Mario Sonora, sitio de la masacre. A las 10 de la
noche del mismo día pasó un camión con hombres vestidos de
camuflaje y fuertemente armados. Se trataba de ?gente del gobierno?. Al
camión se unieron dos jeeps. Todos los vehículos fueron estacionados más
allá del pueblo y sus ocupantes siguieron a pié. Se pensó en
ejercicios de rutina.
- El día 8 de mayo, a las 6 de la mañana se formó un tiroteo muy
fuerte. Cesó. Después se repitió con menor intensidad. Durante la
mañana, los hombres armados comentaron en la bodega del caserío sobre un
enfrentamiento y que varios hombres habían muerto. Algunos campesinos
vieron los cadáveres y éstos estaban vestidos de civil.
- Los campesinos afirmaron que las únicas armas eran las que
portaban los uniformados de camuflaje. También afirmaron que no
vieron algún ?cerco?. En el sitio de la masacre se observó huellas en
los árboles de disparos que procedían de fuera del mismo. Todos
los casquillos hallados eran del tipo 7.62, de fusil FAL,
con la marca Cavim.
- En la llanura, un árbol solitario. En el piso marcas de
perforaciones. Grandes manchas de sangre. Después los asesinos de la
Disip les dispararon a mansalva, a las 6 de la mañana, sobre sus
hamacas, pues ?los guerrilleros? que supuestamente emboscaron a la
patrulla de la Disip, dormían. ¡Vaya qué enemigos! Arrastraron a los
sobrevivientes hasta uno de los pocos árboles cercanos y allí, en el
suelo fueron rematados.
- Resumen: en base a los indicios y evidencias, el personal de
la Disip, se instaló cerca del campamento en que se encontraban los
asesinados, en horas de medianoche. Todos ellos dormían en hamacas, en
sitio abierto, casi sin árboles. A las 6 de la mañana los asesinos
comenzaron a dispararles, a traición, sin previo aviso. Después
avanzaron sobre el campamento e hicieron prisioneros a los
sobrevivientes, los cuales fueron arrastrados hasta el árbol
ensangrentado de la sabana. Una vez allí los liquidaron. El segundo
tiroteo que se escuchó correspondió a los balazos con que los asesinos
de la Disip remataron a sus víctimas.
- A algunas de las víctimas, ante de dispararles, les destrozaron la
cara, les fracturaron a culatazos el maxilar, la nariz o les amputaron
las manos (caso de Simón Romero Madriz), y en el caso de Dilia Antonia
Rojas, le amputaron sus senos a machetazos.
A quiénes asesinaron? A poetas, escritores, soñadores,
integrantes de círculos de discusión con respecto a la evolución de la
sociedad venezolana. A jóvenes desarmados, quienes tenían en sus morrales
las armas de los libros, de sus producciones poéticas.
Quienes fueron los responsables? ¿Por qué tanta saña? ¿Cuál fue
la razón de tantas muertes? Para 1986, era presidente el borracho Jaime
Lusinchi. Otro infeliz sirviente que abusó de Venezuela, Octavio Lepage,
para entonces ministro de Relaciones Interiores, declaró que los muertos
fueron producto de un enfrentamiento entre guerrilleros y miembros de la
Disip. ?Los guerrilleros tendieron una emboscada a una patrulla de la
Disip. Se trataba de pequeños grupos que nunca se acogieron a la
pacificación?. Por Dios, hombres desarmados, grupos de discusión que
llevaban el futuro de su país en eje temático, que se hallaban durmiendo,
cómo podían organizar un ataque, cómo podían emboscar a una patrulla
fuertemente equipada. Por otra parte, a qué tipo de pacificación debían
acogerse. Henry López Sisco, hoy prófugo, uno de los responsables de esta
masacre, herido por sus mismos compañeros, resultó ?tan grave?, que le
atendieron en el hospital de San Felipe y luego fue dado de alta, A este
siniestro personaje (director de Seguridad del gobernador Rosales, en el
Zulia, hasta hace poco), en ese momento, para 1986, le intentaron
crear la imagen de héroe, de valiente. A un hombre cuya única misión fue
la de dirigir una banda de cobardes y asesinos que tenían como misión el
asesinato de 9 valiosos jóvenes, tan es así que todos tenían tiros de
gracia en sus cabezas. Hoy, en la exhumación y examen de sus cuerpos se
revela la forma como fueron asesinados. Muy distinto a como lo informaron
los chacales de la Disip en 1986.
?La emboscada guerrillera?, calificada así por Lepage, fue un
vulgar montaje, producto de la delación de 2 bestias que recibían su paga
por denunciar revolucionarios. Incluso, en declaraciones de dirigentes
revolucionarios había la extrañeza de que todos los muertos pertenecieran
al bando de los que tendieron la emboscada, ?los guerrilleros?, mientras
en ?los emboscados de la Disip? no hubo un solo herido, salvo López
Sisco, provocado por error de uno de sus compañeros.
En ?Tribuna Popular? del 23 05 86, en torno a los sucesos de
Yumare, se informó que ?los nueve compatriotas muertos fueron
friamente asesinados mientras dormían al borde de una quebrada, donde los
agentes de la Disip rodearon y dispararon sin previo aviso y sin que se
produjese respuesta armada. Reforzando esta versión, ha quedado asimismo
en claro que el lugar en cuestión está ubicado en una zona de balnearios
públicos, altamente concurrida, que nadie en su sano juicio podría
considerar apta para la instalación de campamentos guerrilleros.?
Pero, en el mundo de los chacales, de las bestias, se pensó que
cualquier montaje, favorecido por el ministro, por el gobierno hampón
servil Lusinchi-Ibáñez, con la prensa y la TV a su favor, se enterrarían a
las víctimas, y jamás se sabría la verdad de lo allí acontecido. Los
criminales de la Disip quedarían como héroes emboscados, y los
muchachos patriotas, nuestros entrañables poetas, desarmadas víctimas,
como agresores, como arrojados soldados de una guerrilla, ¡sin armas de
fuego!. No sólo el país, sino el mundo entero se tragaría tan truculenta
historia y la Disip formaría parte de esos cuerpos élites que ?defendían
la patria de su transformación, de su avance, y en especial del
comunismo.? Agentes de la Disip que luchaban por dejarla igual para los
ricos, para su oligarquía, asesinar a quienes quisieran modificar ese
cuadro.
A Rafael Ramón Quevedo Infante, ?El gato?, tuve el honor de conocerle
en Boconó. Me encontraba investigando elementos de la Cultura Popular para
mi programa ?Visión Cultural?. Poco antes de nuestra despedida me dio un
manojo de hojas con una breve parte de su hermosa producción poética.
En sus poemas se encuentran: ?La fuga?, ?Eran siete?, ?La
música del llanto?, ?A la madre?, Viet-Nam, ?Un solo
continente es el grito latinoamericano?, ?Escrito No. 1? y ?A jorge
Rodríguez: Un día en tu plaza.? Aquel joven poeta, estudiante del
Instituto Pedagógico de Caracas, Presidente de su Centro de Estudiantes,
en su afán revolucionario, expresaba en sus versos los contenidos de sus
profundas preocupaciones. Una de ellas al pensamiento de esa legendaria
figura de la Revolución Venezolana como lo fuera Jorge Rodríguez. Por
nuestra parte, como un homenaje a ?El gato? y del ?gato? a Jorge, y con
ello a todos los compatriotas asesinados en Yumare, finalizaremos
este artículo con dicho poema:
A JORGE RODRÍGUEZ: UN DÍA EN TU PLAZA
Una centella prende los minutos de la historia,
un corcel encabritado palpita sobre la anchura
de América flameando banderas libertarias.
Mientras la vida y la alegría continúa derrotando
a la muerte y la tristeza.
Un día construido en tus entrañas
soltó la mano del presidio
caminó sobre flores de tu cuerpo
un ejército de luces encendidas
con clarines y trompetas que cantaban a tu gloria
sobre tu nombre enlazado con trincheras de combates
y la esperanza interminable de tu guerra.
Ese día, día navideño para los niños de Caracas,
en tu plaza; en la mañana.
la Universidad y tu nombre vierte sus brazos
para los niños y todos tus hermanos,
un día más de pelea para tu ser;
ese día la Universidad fue de los niños,