Lugo
confiesa que Posada Carriles lo reclutó para poner la
bomba • Uno de los
dos autores materiales de la explosión en pleno vuelo de un avión de
Cubana donde perecieron 73 personas en 1976, habla al
New York Times sobre el crimen que ya pagó y afirma que es
sólo "un peón en las maquinaciones de exiliados cubanos"
POR JEAN-GUY
ALLARD —de Granma
Internacional—
FREDDY
Lugo, uno de los dos individuos contratados por Luis Posada Carriles y Orlando
Bosch para ejecutar la destrucción en pleno vuelo de la aeronave de Cubana
de Aviación, el 6 de octubre de 1976, afirma que es solo "un peón en las
maquinaciones de exilados cubanos", según un artículo publicado el pasado
sábado por el The New
York Times.
El texto,
firmado por Simon Romero, corresponsal del diario en Caracas, señala cómo
Lugo, hoy con 65 años de edad, se encuentra en libertad en la capital
venezolana desde 1993, después de cumplir 17 años de una sentencia de 20
años de cárcel, y se gana la vida cómo
taxista.
Posada es
"un aventurero, capaz de cualquier cosa", afirma Lugo al comentar que si
no hubiera encontrado a un empleado del agente CIA Hernán Ricardo Lozano,
unos días antes del crimen, hubiera vivido una existencia
normal.
"Mi vida
hubiera seguido una vía totalmente distinta", declaró al precisar que fue
Lozano quien lo reclutó para el complot urdido por Posada y
Bosch.
Ricardo
trabajaba entonces con la agencia de detective creada por Posada, bajo
orientaciones de la CIA. Realizaba tareas de
vigilancia como fotógrafo. Así fue cómo conoció a Lugo, quien era
fotorreportero en publicaciones locales.
Ricardo
recibió 16 000 dólares para colocar una bomba a bordo del vuelo 455
de Cubana mientras Lugo cobró 8 000. El C-4 se encontraba disimulado
en un tubo de pasta dental Colgate y fue transportado con el resto del
artefacto en un saco de fotografía para ser abandonado en el avión,
recuerda el texto del New York Times que recalca varios de los aspectos
conocidos del crimen de Barbados que dejo 73 muertos.
Lugo
ignora dónde se encuentra Ricardo pero dice creer que se fue de
Venezuela.
El
reportaje indica que Lugo maneja un taxi Sedan color beige, "su única
fuente de ingresos", y vive con su mujer "en un edificio elegante pero en
mal estado en una calle bordeada de
árboles".
"Dice que
evita involucrarse en la política", escribe el autor del
reportaje.
Preguntado
por si sentía remordimiento acerca de la muerte de 73 personas,
"incluyendo a adolescentes del equipo cubano de esgrima", Lugo dijo que
no. Explicó "de manera algo críptica" que se consideraba manipulado en un
acto fuera de su control. "Soy un hombre normal", dijo al Times. "Soy
inocente".
El diario
neoyorquino señala cómo el libro de los periodistas Alexis Rosas y Ernesto
Villegas, recientemente publicado en Caracas acerca de Posada bajo el
título Terrorista
de los Bush, ha
despertado la atención del público sobre las reivindicaciones de Cuba y
Venezuela acerca del crimen.
Un Gran
Jurado norteamericano intenta descubrir, desde hace unos meses, los lazos
de Luis Posada Carriles con la campaña de atentados que provocó en La
Habana en 1997. Reunido en Newark, New Jersey, el jurado de instrucción ya
ha convocado a varios miembros de la mafia cubanoamericana que
participaron en el financiamiento de la
conspiración.
No le
ocurrió, sin embargo, al FBI solicitar a un Gran Jurado un estudio
detallado de las circunstancias del crimen de Barbados cuando Posada está
preso en Estados Unidos, Orlando Bosch, su cómplice, anda libremente las
calles de Miami e individuos como Freddy Lugo siguen hablando del horrible
atentado.
¿Será que
a nadie le interesa en Estados Unidos que se sepa la verdad sobre aquella
masacre realizada mientras George Bush padre, gran patrocinador de la
mafia cubanoamericana, era Jefe de la CIA? |