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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008

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Sent: Tuesday, October 10, 2006 3:08 PM
Subject: Reenviar: La SIP es la secretaría de Prensa de Washington y no se molesta en disimularlo (Emilio Marín en La Arena 10/10)

 
 
-------Mensaje original-------
 
Fecha: 10/10/2006 18:00:39
Asunto: La SIP es la secretaría de Prensa de Washington y no se molesta en disimularlo (Emilio Marín en La Arena 10/10)
 

www.laarena.com.ar

editoriales

 

¿QUIÉNES SON VERDADERAMENTE LOS VERDUGOS DE LA PRENSA?

La SIP es la secretaría de

Prensa de Washington y no

se molesta en disimularlo

 

La semana pasada culminó en México la 62º Asamblea Anual de la Sociedad Interamericana de Prensa. Emitió allí una batería de 26 resoluciones que reconocen la inspiración de la Casa Blanca y la OEA, de la que SIP es la colateral de prensa.

 

La línea política

A veces la autoridad máxima de la SIP es de un medio estadounidense, como Diana Daniels, del Washington Post, y otras veces de otro país pero con la misma mentalidad, como Rafael Molina, de El Nacional de Santo Domingo, que presidirá entre 2006 y 2007.

Pero con los matices propios de una y otra gestión, lo que no cambia ni una letra es la línea política proestadounidense de la organización que supuestamente representa a los diarios de América.

Esa continuidad se vio nuevamente en la asamblea anual que culminó el 3 de octubre en México. En su discurso de estreno del cargo, Molina afirmó que “en lo primero que pensamos cuando hablamos de restricciones a la libertad de prensa en el continente, es en la Cuba de Fidel Castro o en la Venezuela de Hugo Chávez, casos emblemáticos de negación de los derechos ciudadanos para expresarse o buscar información libremente”.

Quizás fue una manera de confirmar a sus electores, los que estaban presentes y los que mueven los piolines desde Washington, que podrán contar con él para las campañas que ubican a esos dos países en el “eje del mal”.

En ese mensaje tampoco se salvó el gobierno de Argentina, pues en la resolución general se tildó a la administración Kirchner poco menos que como fascista y enfilada a amenazar al periodismo supuestamente independiente. “En Argentina, eso es muy claro. Casi desde que asumió el poder, hace tres años, el presidente Néstor Kirchner señala cada vez que puede, con nombre y apellido, a determinados medios y periodistas, en actos públicos que predisponen a las masas en contra de esos medios y periodistas. Las consecuencias son amenazas más o menos anónimas contra esos medios y periodistas, así como el surgimiento de grupos violentos afines al presidente que, al mejor estilo de las bandas fascistas de antaño, ejercen actos intimidatorios contra la prensa no adicta. ´Las palabras violentas preceden a los actos violentos”, ha escrito Morales Solá´”, sostuvo la declaración de México.

No vaya a creerse que con esas referencias críticas culminaron las amonestaciones al gobierno argentino porque además hubo un informe puntual. Allí, junto con observaciones legítimas sobre levantamientos de programas progresistas en una radio de Santa Cruz, discriminaciones en la distribución de la pauta oficial de publicidad, etc., sobresalió la defensa irrestricta de la SIP del diario “La Nación” que obviamente integra el “Grupo de Diarios de América”.

Como en los últimos tres años hubo más confrontaciones entre el jefe de Estado argentino y “la Gaceta Ganadera”, los comunicados solidarios de Daniels y Molina con este medio han menudeado. Ese alineamiento se caía de maduro en la medida que, además de las coincidencias políticas entre unos y otros, los directivos mitristas ocupan históricamente lugar en las estructuras de mando de la SIP. En esta asamblea fue ratificado Bartolomé Mitre como copresidente de la Comisión sobre Chapultepec y como miembro de la Comisión Legal y la de Cumbre Mundial de la Información.

 

Otra mirada

Para la lectura política de la SIP, como quedó consignado en la visión de su flamante titular, la principal barrera para el ejercicio de la profesión son los gobiernos de Cuba y Venezuela. También dirigieron su crítica a Bolivia, al asegurar que “el gobierno del presidente Evo Morales está creando su propia red de medios de comunicación con el supuesto apoyo financiero del gobierno de Venezuela”.

De todos modos, en comparación con el trato dispensado en la declaración a Fidel Castro y Hugo Chávez, Morales debe saber que fue criticado con mucha suavidad por los popes del periodismo americano.

Es que a Cuba y Venezuela se les imputó que “encabezan la nómina de naciones donde el ejercicio del periodismo es más peligroso”. Sin embargo, de la propia estadística de la SIP surge que en Colombia fueron asesinados cuatro periodistas en lo que va del año, y muchos más en los anteriores, mientras que en Cuba no hubo ningún muerto ahora ni en décadas. ¿Cómo se explica entonces que Fidel Castro sea el malo de la película y no Alvaro Uribe, el colombiano relacionado con los paramilitares y el narcotráfico?

La explicación es sencilla. La SIP funciona como secretaría de prensa de Washington y por lo tanto ve la paja en el ojo de Castro y no la viga en el de Uribe, que es el propio. Para cerrar la explicación, hay que poner de resalto que uno de los máximos directivos de la SIP y titular de la Comisión de Impunidad es Enrique Santos Calderón, del diario El Tiempo de Bogotá. Ese medio es propiedad de la familia de Francisco Santos Calderón, vicepresidente de Colombia durante los dos mandatos de Uribe.

El racconto de la entidad admitió que en Bogotá fueron amenazados de muerte 45 periodistas sólo en los últimos seis meses. Pero ni se ligó tal circunstancia al accionar del poder del Estado, sus fuerzas armadas y paramilitares, ni se puso ese baldón del gobierno en el centro de las preocupaciones y resoluciones de la reunión realizada en México.

La realidad indica que la especie de periodistas no afronta los mayores riegos de sobrevivencia en la mayor de las Antillas ni en las otras dos naciones socias de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba), Venezuela y Bolivia. Los datos colectados por la propia Relatoría para la Libertad de Expresión de la OEA, difundidos en agosto último, fueron concluyentes: “la mayor cantidad de asesinatos de periodistas en los últimos diez años se ha producido en Colombia, México y Brasil”.

 

Salvando al imperio

Sin embargo, pese a esos hechos palpables y reconocidos, la SIP sigue apuntando sus cañones sobre la revolución cubana y el proceso bolivariano. No es cuestionable su olfato de clase sobre de dónde proviene el peligro principal para el estado de cosas propio del capitalismo dependiente que defienden sus órganos de prensa asociados. Sí que mienta a la población americana y les atribuya a esos gobiernos tercermundistas el oficio de verdugos de los trabajadores de prensa.

Si el panorama continental es claro sobre ese punto, tanto o más lo es la situación internacional. El informe difundido el 6 de octubre último por la Asociación Mundial de Periódicos (WAN) alertó sobre la muerte de 75 hombres de prensa en lo que va de 2006 y fue muy preciso en marcar el territorio más peligroso: Irak. Allí murieron 26 colegas según ese estudio, divulgado por Timothy Balding, director general de WAN con sede en París.

Desde 2003 Irak viene encabezando la luctuosa estadística mundial en la materia. Como todos saben, ese país está ocupado desde marzo de ese año por un numeroso contingente armado encabezado por Estados Unidos.

Como es obvio, la SIP tampoco denuncia esa situación internacional en otra vergonzosa complicidad con las autoridades norteamericanas. En la 62º asamblea finalizada el martes pasado tampoco se recogieron en la declaración final las numerosas denuncias hechas por organizaciones civiles y legales estadounidenses contra el espionaje del gobierno de George Bush contra los propios ciudadanos, incluyendo los medios de ese país, que fueron duramente presionados para que revelaran sus fuentes en algunos casos y cuestionados por publicar el espionaje gubernamental sobre los movimientos financieros en el exterior, en otros.

De esas cosas la SIP no habla. Es bueno saber por qué las calla y en cambio pone en primera plana las acusaciones contra gobiernos díscolos con la superpotencia.

Esa relación política de dependencia le juega malas pasadas. Por ejemplo, entre los directivos aún figura Wilfredo Cancio, del Nuevo Herald de Miami, en las Comisiones de Libertad de Prensa y de Premios. Para quienes no oyeron hablar de Cancio hay que aclarar que el 8 de setiembre fue despedido del Herald junto a otros dos reporteros especializados en hablar mal de Cuba. Se descubrió que cobraban en doble ventanilla: del diario y del Departamento de Estado norteamericano, vía Radio y TV Martí, las emisoras que transmiten ilegalmente contra Cuba.

 

 

 
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