PALABRAS
PRONUNCIADAS EN EL TEATRO TERESA CARREÑO POR JOSÉ PERTIERRA EN
OCASIÓN DEL 30 ANIVERSARIO DEL CRIMEN DE
BARBADOS
Caracas. 6
de octubre de 2006
Hoy se
cumplen 30 años de impunidad. Luis Posada Carriles, el
asesino que conspiró para matar a sangre fría 73 pasajeros en un
avión civil sobre una playa irónicamente llamada Paraíso disfruta de
la protección y el albergue del gobierno de los Estados Unidos de
América.
El
gobierno de George W. Bush se burla de sus obligaciones legales de
extraditar a este terrorista. Los compromisos jurídicos que el
Presidente Bush desprecia no son simplemente una conveniencia
política que la Casa Blanca puede maniobrar a su discreción.
Son los pilares de la república. Burlarse de los tratados y
convenciones internacionales que Washington ratificó anteriormente
es burlarse de la Constitución de los Estados Unidos cuyo artículo
VI establece que los tratados internacionales a los cuales el
gobierno se ha comprometido son “la ley suprema de la nación”.
Recientemente,
en las Naciones Unidas, el Presidente Chávez le recomendó al pueblo
estadounidense el estudio de un libro de Noam Chomsky. A esa
astuta sugerencia del Presidente podría añadírsele que los
norteamericanos lean la Constitución de su propio país. La que
el mes pasado cumplió 219 años, y la que el gobierno de George W.
Bush ha hecho talco en solo seis.
Estados
Unidos acaba de aprobar un proyecto de ley que legaliza la tortura y
elimina el derecho al habeas corpus. Una ley que le
permite a Bush detener indefinidamente a cualquiera que considera un
“enemigo”, enjuiciarlo ante una comisión militar sin derecho a
apelar y utilizar pruebas secretas o declaraciones obtenidas bajo
tortura. Una ley que pretende inmunizar a los torturadores
norteamericanos de las obligaciones, hasta ahora sacrosantas, de la
Convención de Ginebra.
Yo vivo en
Washington. Ahí tengo mi oficina. Le pregunto a mis
vecinos y a otros abogados ¿cómo es posible que este Presidente no
deje piedra sobre piedra de las convenciones internacionales, de los
tratados, de las garantías constitucionales? Me responden que
es porque no hay país que le haga sombra. Que el Presidente
piensa que su poder militar es infinito, y que su capital político
no toca fondo. Pero el poder militar sin justicia es terror, y
el poder político sin justicia es tiránico.
Hoy
conmemoramos la memoria de las victimas del terrorismo de estado que
le cobró la vida a 73 personas, incluyendo a una niñita de 9 años
llamada Harry Paul. Fueron asesinadas por terroristas que aún
alardean sobre sus vínculos con la CIA. Cincuenta y siete de los
pasajeros a bordo de CU-455 eran cubanos y otros 11, guyaneses, que
en su mayoría eran becarios de medicina en Cuba. Los otros cinco
pasajeros eran coreanos. El promedio de edad de las víctimas era de
30 años. Con el grupo viajaban 24 miembros del equipo cubano de
esgrima, acabados de ganar medallas de oro en el Campeonato Juvenil
de Esgrima en Caracas. Los terroristas cocinaron su siniestro
plan aquí en Caracas. En el Anauco Hilton. Aquí reclutaron a
los autores materiales del delito, también vinculados (según ellos)
a la CIA, y aquí consiguieron el explosivo C-4 que trasladaron al
avión de Cubana de Aviación en un tubo de pasta de
dientes. Dos explosiones convirtieron a la nave en un
sarcófago envuelto en llamas. Los pasajeros que sobrevivieron
las explosiones pasaron sus últimos 9 minutos de vida en una agonía
inimaginable hasta que la nave se pegó al agua y estalló en
pedazos. La mayoría de los cadáveres que
se rescataron del lugar del desastre estaban demasiado desfigurados
para poder ser identificados por sus seres queridos. El informe
forense describe el estado de los restos de Harry Paul, la niñita
guyanesa de 9 años: "Cadáver de una niña de aproximadamente
nueve años de edad ... Falta el cerebro. Sólo están los huesos
faciales, el cuero cabelludo y el pelo. Los pulmones y el corazón
están destruidos. El hígado y los intestinos están machucados. Falta
el glúteo sobre la extremidad inferior derecha. Fractura múltiple de
la tibia y el peroné ..." Ninguno
de los pasajeros a bordo del avión sobrevivió. El autor
intelectual del homicidio de estas 73 personas indefensas es Luis
Posada Carriles. Lo sabemos no porque lo dice Venezuela, o
porque lo dice Cuba. Lo dice la evidencia y lo dice la CIA, en
los documentos que la agencia de inteligencia norteamericana ha
desclasificado. Los documentos hablan clarito. Nos cuentan
que escasos días antes de la voladura del avión, Luis Posada
Carriles le contó a la CIA que pensaba hacer volar un avión cubano y
que su socio Orlando Bosch tenía todos los detalles. Otro
informe de la CIA reporta que, poco antes de la voladura del avión,
Orlando Bosch alardeó a un agente de la inteligencia
norteamericana: “Ya que nuestra organización ha salido del
trabajo de Letelier luciendo bien, vamos a tratar otra
cosa”.
Pero, ¿por
qué volar un avión de pasajeros? El propio Orlando Bosch responde
sin vergüenza. En una entrevista hace pocas semanas a La
Vanguardia de Barcelona, Bosch dijo que el avión “era un blanco de
guerra, porque abordo iban comunistas”. Que había visto en la
televisión a una de las esgrimistas cubanas dedicándole las medallas
ganadas a Fidel Castro. “Nosotros habíamos acordado . . .,”
dijo Bosch, “que todo el que salga de Cuba para darle gloria a Fidel
corre el mismo riesgo . . . “
Las
declaraciones hechas por ellos mismos, muestran que los autores
materiales del siniestro cobraron $25,000 por asesinar a los 73
pasajeros. La vida de cada pasajero costó
$342.47.
Orlando
Bosch vive libre e impunemente en Miami. Pese a su largo
historial de terrorista, fue liberado por el Presidente Bush
padre. Ahora el Presidente Bush hijo está a punto de liberar
con impunidad al terrorista Luis Posada Carriles.
La
multinacional del terror a la cual pertenece Posada Carriles está
aún activa. El padrino financiero de Posada, Santiago Álvarez,
mantenía un enorme arsenal de armamento sofisticado en un almacén
cerca de Miami. La persona que lo denunció, Gilberto Abascal,
sufrió un atentado hace dos meses. Le dispararon seis balazos
que impactaron el carro que conducía. El se salvó
milagrosamente.
El mes
pasado, le calcinaron el carro cerca de Milán al cineasta italiano,
Angelo Rizzo, que acaba de completar un documental sobre Posada
Carriles y su autoría intelectual del asesinato de Fabio
Dicelmo. Los terroristas le dejaron una nota a Rizzo:
“váyase a Cuba”..
La prensa
norteamericana mantiene un mutismo sobre estos
acontecimientos.
Es
evidente que la Casa Blanca no quiere extraditar a Posada Carriles
porque es su terrorista preferido. Pero todo terrorista debe
ser procesado y castigado. Ninguno deber ser
amparado.
Para
defenderse del terrorismo dirigido contra ella desde Miami, Cuba
envió a cinco valientes hombres a penetrar las organizaciones del
llamado exilio cubano responsables del terror contra la población
civil cubana. No fueron a espiar o hacerle daño a los Estados
Unidos. Compilaron evidencia contundente que el dinero que
financiaba la campaña del terror de Luís Posada Carriles venía de
Miami. Cuba le pidió a los Estados Unidos que cumpliera con su
deber y arrestara a los terroristas, pero el FBI arrestó a los
valientes hombres de paz, y dejó libre a los terroristas.
En un
juicio en Miami, en un ambiente contaminado por una perfecta
tormenta de prejuicios anti-cubanos que predominan a la sociedad
miamense, los Cinco fueron condenados a largas sentencias
injustamente. Llevan ocho años presos en distintas cárceles
del país que se cree el gendarme de la libertad. Mandémosles
un fuerte saludo caraqueño a Gerardo, a Tony, a René, a Ramón y a
Fernando. ¡Volverán! Volverán a su pueblo.
Volverán a sus seres queridos. Volverán a ser libres.
Aquí con
nosotros están algunos de los familiares de los mártires de
Barbados.
Han
sufrido 30 años de dolor, sabiendo como murió su padre, su hijo, o
su hermana. Ninguno olvida a su ser querido. Su
memoria está presente. Piden justicia. Como dijo León
Gieco, el gran cantautor argentino, “todo está guardado en la
memoria, sueño de la vida y de la historia . . . El engaño y la
complicidad de los genocidas que están sueltos, el indulto y el
punto final a las bestias de aquel infierno”.
Por la
memoria de los mártires de Barbados, pedimos castigo. En nombre
de Harry Paul, la niñita de nueve años cuyo cuerpo quedó destrozado,
pedimos castigo. En nombre de Nancy Uranga, la esgrimista cubana
de 22 años que llevaba en su matriz la criatura que debido a
las bombas de Posada no pudo nacer, pedimos castigo. En nombre de
Carlos Alberto Cremata y sus hermanos que sólo eran unos
adolescentes cuando perdieron a su padre, su inspiración y su amigo,
Carlos Cremata Trujillo, pedimos castigo. En nombre de Margarita
Morales, quien perdió a su padre Julio --el entrenador del equipo de
esgrima, pedimos castigo. En nombre de Odalys Pérez, cuyo padre
Wilfredo piloteó con valentía el avión para alejarlo de Paradise
Beach e impedir que se estrellara contra los bañistas, pedimos
castigo. En nombre de Camilo Rojo, para quien los recuerdos de su
padre Jesús son los recuerdos borrosos de un niñito de cinco años,
pedimos castigo. En nombre de ellos, y en nombre del dolor que
han soportado durante los últimos treinta años; en nombre del dolor
de crecer sin un padre o una madre o un hermano o una hermana o un
cónyuge, pedimos castigo. Muchas lágrimas han corrido durante los
últimos treinta años, pero como dijo el Comandante Fidel Castro,
“cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia
tiembla”. Jamás olvidaremos la memoria. Venezuela no la
olvidará. Cuba no la olvidará. Los norteamericanos de
buena voluntad no la olvidarán. La memoria sobrevive nuestras
vidas, y Venezuela no descansará hasta que no se haga
justicia. |