3/7/2007
LA
ENTREVISTA CON HANS
VON SPONECK, EXCOORDINADOR HUMANITARIO DE LA ONU EN
IRAK
"La
ONU participó en un genocidio en Irak"
Foto:
SERGIO LAINZ
MARC
MARGINEDAS
En 1999, Hans van
Sponeck, entonces coordinador humanitario de la ONU en Irak durante la
aplicación del programa Petróleo por Alimentos, dejó la organización tras
comprobar cómo sus informes sobre los efectos del embargo en la población se
extraviaban misteriosamente. Desde entonces, ha denunciado los sufrimientos de
civiles inocentes causados por las sanciones más abrumadoras padecidas jamás por
un país. El alemán Von Sponeck acaba de publicar un libro (Autopsia de Irak: las sanciones, otra forma de
guerra) en el que analiza la situación creada en Irak durante esa
época "que equivale a un genocidio".
--Cuénteme en números los efectos sobre los civiles
iraquís de 13 años de embargo internacional.
--Se vendió petróleo
por valor de 64.000 millones de dólares. De ellos, 43.000 millones quedaron
disponibles para asistencia humanitaria. 28.000 millones llegaron al país de
forma efectiva y, aunque suene a mucho dinero, no es nada si se expresa como
media de dinero recibido por persona y día, que fue de 51 céntimos al día. ¿Y
para qué? Para comida, para medicamentos, para agricultura, para electricidad,
para sanidad, agua, educación, comunicaciones y alojamiento. Por eso, los
indicadores socioeconómicos fueron muy pobres. Hubo un aumento progresivo de la
mortalidad infantil. Antes de las sanciones, fallecían 25 de cada 1.000 recién
nacidos. Hacia el final de las sanciones, la cifra llegó a los 131. Entre el 60%
y el 65% de la población en edad laboral no trabajaba. Indicadores como el agua
disponible por persona o las horas de electricidad cayeron muy
deprisa.
--Mucha gente decía que las
sanciones eran necesarias para poner en cintura a Sadam
Husein.
--A priori, estoy de acuerdo. Sadam Husein no era ningún
ángel y tenía que ser contenido. Pero uno no toma un rifle y dispara contra un
objetivo equivocado. Las víctimas de las sanciones fueron los civiles. Sadam
Husein no tenía que preocuparse por su bienestar, ni su Gobierno, ni sus
funcionarios de alto rango.
--¿La ONU
tuvo otras opciones?
--La palabra clave es diálogo. Pero EEUU
quería aislar al país. Y cuando se aísla a un país, se crea una incubadora.
Sadam Husein, en su pequeño mundo, podía hacer lo que quería. Por eso, las
sanciones fueron contraproducentes.
--¿Intenta usted con su libro advertir al mundo de que
no cometa el mismo error con Irán?
--Ahora sabemos que tales
sanciones económicas no protegen a inocentes. Y no hay que repetir lo mismo con
otros países, incluyendo a Irán.
--¿Y
cree que sus consejos son tomados en cuenta?
--Sí. No solo gracias
a mí. Hay demasiada evidencia que lo corrobora. Son necesarias sanciones
inteligentes, es necesaria una mejor preparación: no se puede imponer sanciones
sin conocer la condición del país. Hay ciertas lecciones aprendidas que la ONU
ya utiliza cuando aplica programas humanitarios en países bajo sanciones. Es un
paso adelante operativo. En el plano político no hay progresos.
--¿Por qué?
--Porque hasta ahora el
Consejo de Seguridad de la ONU estaba dominado por un único país --EEUU--
apoyado por un país más pequeño --el Reino Unido--, y los programas de la ONU
eran de hecho programas norteamericanos o británicos. Y eso explica mucho. La
ONU necesita ser reformada para impedir otro Irak en Irán, Afganistán o
Birmania.
--Usted dimitió. Puede que
hubiera sido mejor trabajar dentro del sistema en lugar de
abandonarlo...
--Lo intenté. Pero si uno comprueba que no llega a
ningún sitio, si te humillan, si uno admite que, haga lo que haga, no hay
diferencia, entonces llega a una conclusión: "Si continúo, soy parte del
problema".
--¿De qué crímenes es
culpable la ONU en Irak?
--Trabajé 32 años en la ONU y nunca pensé
que mi organización pudiera ser acusada de participar en algo que equivalía a un
genocidio. Si un organismo sabe lo que está ocurriendo y no modifica su
estrategia, entonces ese organismo no está lejos de ser culpable de violar la
ley internacional. Los resultados están ahí. Podían haber hecho algo. En marzo
hubo un encuentro de ocho profesores en la Universidad de Columbia, en EEUU.
Todos ellos eran especialistas en genocidio. Había unanimidad en afirmar que el
Consejo de Seguridad de la ONU había participado en crear condiciones que
equivalen a genocidio. Es muy duro admitirlo. Porque la ONU es una institución
que no promueve el genocidio.
--¿Qué
productos de primera necesidad no pudo importar Irak?
--La elevada
mortalidad infantil te- nía mucho que ver con el agua sucia. Siempre tuvimos
problemas para importar productos químicos destinados a purificar el agua, para
importar herbicidas para los agricultores, para conseguir vacunas para la gripe
aviaria, para importar ciertas medicinas contra el cáncer con la excusa de que
podían ser utilizadas en fabricar armas biológicas.