El estratega publicitario ya fue
contratado, se trata de Dick Morris, estadunidense que trabajó con
Clinton en su primera campaña para gobernador de Arkansas y luego para
preparar su reelección como presidente.
El 3 de
diciembre se realizarán las elecciones presidenciales venezolanas y esta
vez la intervención de Estados Unidos es abierta, como abierta es la
guerra no declarada que sostiene contra el gobierno del presidente
Chávez, quien postula a la reelección en los términos que establece la
Constitución del país sudamericano.
La intervención estadunidense ya se está
manifestando en el plano político, publicitario y económico, a través
del financiamiento, abierto también, a los opositores. El candidato de
Washington es Manuel Rosales, gobernador del estado de Zulia, cargo al
que tiene que renunciar según el dictamen del Tribunal Supremo de
Justicia, al que recurrieron los opositores para demandar que también
renunciara el presidente Chávez, lo que obviamente fue rechazado por el
Tribunal Supremo. En ningún país el presidente que postula a la
reelección debe dejar el cargo para hacerlo.
¿La República del Zulia?
El primer logro de los interventores
estadunidense es haber puesto de acuerdo a un sector de la oposición,
liderado por partidos políticos nuevos. La social democracia
representada por Acción Democrática y la democracia cristiana, COPEI,
que durante años se alternaron para gobernar, ya no tienen poder de
convocatoria. El fracaso de los partidos tradicionales y el poco arraigo
de los nuevos determinó que la oposición decidiera no participar en las
elecciones parlamentarias de diciembre del año pasado, con lo que se
automarginaron de la vida política del país.
Como la administración Bush pretende
terminar con el gobierno de Chávez por cualquier medio, está siguiendo
las normas habituales de las operaciones desestabilizadoras. Está en el
Track I, que es la intervención política, y la efectúa en Venezuela por
medio de Súmate, entidad financiada por la estadunidense Fundación
Nacional para la Democracia, NED por su nombre en inglés.
Súmate estaba planeando elecciones
primarias con participación de los postulantes de todos los partidos de
oposición para elegir al candidato único del conjunto, pero hubo
contraorden y tras el retiro de algunos aspirantes, el presidenciable es
el gobernador de Zulia, ex militante de acción Democrática, que ahora
tiene su propio partido denominado Un Nuevo Tiempo. Su compañero de
fórmula es Julio Borges, de Primero Justicia.
Se estimaba que el candidato sería Borges,
con respaldo estadunidense, pero lo cambiaron por Rosales porque en el
estado de Zulia se encuentra una de las cuencas petrolíferas más grande
de Venezuela, la del lago de Maracaibo. Zulia es un bastión opositor y
Rosales dice que va a “cobrar” su triunfo “con la gente en la calle”, lo
que se considera un anticipo del conflicto que originaría, ya que hasta
ahora no tiene ninguna posibilidad de ganar, pero el conflicto podría
dar el pretexto para la separación del estado de Zulia de Venezuela,
creando lo que llaman “la República del Zulia”.
Estrategia publicitaria
En el marco del Track I, intervención
política, ya se ha estado planteando desde hace algún tiempo el tema de
la campaña publicitaria. No se pondrá el acento en lo que Estados Unidos
considera democracia, porque ya fracasaron en esa línea. Ahora están
hablando de los recursos que el gobierno del presidente Chávez destina
al fomento de la integración latinoamericana y de las ventas de petróleo
a precios rebajados a algunos países o sectores de bajos recursos, como
lo ha hecho con el Bronx, en Nueva York.
La consigna es que si aún hay pobreza en
Venezuela, esos recursos deben gastarse en el país. Y eso no sólo se
dice en la nación sudamericana, en la prensa de otros países han
aparecido cartas sobre el “derrochador” Chávez y en lugares donde los
servicios de salud son elitistas, se denuncia como propagandística e
intervencionista la Misión Milagro, que consiste en trasladar a
Venezuela y operar gratuitamente a quienes padecen de cataratas u otras
enfermedades que afectan a los ojos y carecen de medios para hacerlo.
El estratega publicitario ya fue
contratado, se trata de Dick Morris, estadunidense que trabajó con
Clinton en su primera campaña para gobernador de Arkansas y luego para
preparar su reelección como presidente, pero la asesoría terminó cuando
trascendió que tenía relaciones extramatrimoniales con una prostituta a
la que dejaba escuchar sus conversaciones telefónicas con el entonces
presidente. Morris trabajaba al mismo tiempo para los republicanos.
Columnista del New York Post, comentarista
de televisión, ha escrito varios libros críticos sobre los Clinton,
tiene especial antipatía por Hillary Clinton y su aspiración
presidencial. Morris ha asesorado a partidos británicos, a Yushchenko en
Ucrania y según sus datos biográficos en Wikipedia, the free
enciclopedia, “consultor del candidato presidencial mexicano Felipe
Calderón”.
Track 2
La segunda vía, Track 2, a la que Estados
unidos recurre cuando la intervención política le falla es la
intervención armada, sea con golpes militares o el envío de sus tropas.
El gobierno del presidente Chávez ha denunciado que Estados Unidos se
propone crear condiciones para un ataque y que sus gestiones para
impedir que Venezuela adquiera armamentos tiene por objeto dejarlos
indefensos. También salta a la vista que se quiere minar el respaldo de
las fuerzas al mandatario. En el curso de la semana que acaba de
terminar Suecia e Israel bloquearon la venta de equipos, municiones y el
mantenimiento. Antes, España y Brasil suspendieron la venta de armas con
tecnología estadunidense.
Se estima que otros países podrían adoptar
medidas similares, como Gran Bretaña y Holanda. El presidente Chávez ha
logrado comprar armamento en Rusia y se encuentra por cuarta vez en
China. Los viajes del mandatario venezolano, que también serán
descalificados en la campaña publicitaria, tienen, en consecuencia,
objetivos muy claros. Se está relacionando y llegando a acuerdos con las
nuevas y grandes economías que van a superar a Estados Unidos y a la
Unión Europea, con una visión que deberían tener los gobiernos
latinoamericanos si realmente buscan establecer sociedades justas e
incluyentes.
La elección venezolana del próximo 3 de
diciembre no es una elección más en un año de elecciones en América
Latina porque Estados Unidos no aceptará perder.