Colocan en La Habana
escultura de Chac Mol con rostro de José Martí
Notimex/
La Jornada On
Line
12/03/2007
16:39
La
Habana. Una escultura del dios maya de la lluvia Chac Mol con el rostro
del héroe nacional cubano José Martí mirando hacia el oriente fue inaugurada
este lunes en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba (UPC) en este
capital.
Eusebio Leal, historiador de la ciudad de La Habana, hizo el
discurso de inauguración del singular monumento que fue colocado en los jardines
de la UPC y que fue realizado por el reconocido escultor cubano René
Negrín.
La escultura, hecha en un bloque de piedra clara de unos dos
metros de largo por 1.50 de altura, representa al dios Chac Mol sentado con la
pierna levantada y en la cabeza un penacho maya y el rostro de Martí mirando
hacia el oriente.
Leal expresó que el prócer cubano de la independencia
en la década del 80 del siglo XIX sintió una singular atracción por la figura de
Chac Mol, que se dibujó a sí mismo como tal, boceto que sirvió para esculpir la
obra inaugurada este lunes.
"Fue él mismo (Martí) el que hizo el retrato,
fue él mismo el que se vio en el espejo, él se vio Chac Mol, es decir se vio
América", expresó el cronista habanero.
Leal, presidente de Sociedad
Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales, destacó la atracción de Martí por las
antiguas civilizaciones principalmente en su paso por México.
"Las
descubre en el mercado, las ve en el hermoso y pintoresco vestuario de las
indígenas", recordó.
"Las escucha en las lenguas que apenas puede
interpretar pero que trata de traducir en lo más profundo de su alma en forma de
sentimientos y anhelos, esperanza, poesía, todo esto está contenido en sus
trabajos y noticias (de Martí) sobre Chac Mol", agregó Leal.
Martí
comprendió las razones de aquellos que ocultaron en el bosque lo que querían no
fuera arrebatado a su patrimonio, se acerca al templo de Chichén Itzá y describe
con emoción su parentesco con las antiguas culturas humanas, afirmó el cronista
cubano.
"Pero acaba de erguirse allá en el fondo de la intrincada selva
la estatua de Chac Mol y el pozo de los sabios de Chichén, y las pinturas de
Uxmal", escribió José Martí en una de sus crónicas sobre el monolito
maya.
El Chac Mol al que hace referencia Martí es el Chichén Itzá o "pozo
de los itzaes, quizás sea una de las pocas esculturas de bulto -si no la única-
del llamado período postclásico maya.
Hasta la fecha se han descubierto
en las regiones donde se asentó la cultura maya, sureste de México y parte de
Centroamérica, unas 100 versiones de Chac Mol, pero la más bella fue la hallada
en 1879 por el arqueólogo estadunidense Le Plongeon en Chichén Itzá,
Yucatán.
"Martí vio a Chac Mol mirando al oriente tranquilo llevando
sobre el pecho las manos cruzadas y un platillo para las preciosas piedras que
no son otras cosas que nuestras culturas, nuestros sentimientos con la pierna
levantada mirando al oriente", dijo Leal.
Reseñó parte de las travesías
del héroe nacional cubano en su exilio en México y Guatemala, "en un larguísimo
viaje, en barca, en mulas contemplando lo nunca antes visto".
Para los
mayas del periodo clásico, Chac fue el dios de la lluvia y, por asociación, del
viento, del trueno y el relámpago, así como de la fertilidad y la agricultura,
pero es hasta el postclásico que alcanza mayor veneración, anotó Jorge Bermúdez en su
trabajo "Chac Mol en Martí".
También a Chac se le identificó con el mes
llamado Mol, octavo del calendario maya. Mol era el mes de la renovación, cuando
todo género de utensilios, desde los libros sagrados hasta las piedras de moler
y las puertas de las casas, se pintaban de azul.
"La Habana ya tiene su
Chac Mol en Martí, con su mirada dirigida hacia el oriente, tal y como Chichén
Itzá tiene el suyo en el pórtico del Templo de los Guerreros", señaló Bermúdez.