Jueves, 22 de junio de
2006
La otra cara del
Mundial
Rueda la pelota y
el Imperio hace de las suyas
Víctor Ego
Ducrot*
Peligro de
gol. Paramilitares en Venezuela. Sigue la farsa estadounidense de Al Qaeda.
Genocidio de Israel en playa palestina. EE.UU. prepara candidato en
Argentina.
El
más masivo de los espectáculos captura millones de emociones y de mentes en el
mundo entero. La pelota del Campeonato Mundial de Fútbol Alemania 2006 comenzó a
rodar el viernes pasado pero los gritos de gol no lograron borrar algunos hechos
de especial resonancia sobre el tablero internacional. Y eso que el aparato
mediático - periódicos, radios, televisión global e Internet- hacen lo imposible
para que los cerebros de muchos, de muchísimos, se convierta en
balón.
Mientras
la selección anfitriona debutaba con un triunfo de juego poco vistoso ante una
Costa Rica que no nunca se rindió, el departamento de Estado de Estados Unidos,
la Central norteamericana de Inteligencia (CIA) y el bloque periodístico de
amigos del poder, con los grandes diarios y la grandes televisoras como
mascarones de proa, instalaban el "éxito" de las tropas de ocupación en Irak con
la "caída del gran terrorista Al-Zarqawi", en una operación tendiente a
considerar que se abrió el camino hacia el fin de la resistencia iraquí y, por
supuesto, hacia el fin del "terrorismo".
Esas
operaciones ocultan una verdad que sólo puede esconderse como al sol se lo puedo
ocultar con un dedo: como Osama Ben Laden, Al-Zarqawi era un agente de la CIA,
organización ésta que con el Pentágono supo crear como entidad de "cover action"
a la propia
Al-Qaeda, que más tiene que ver con una estrategia de división
en la filas iraquíes que con la resistencia.
Al
Qaeda y Osama fueron funcionales a la administración de George W. Bush en la
planificación y ejecución de los atentados del 11 de septiembre de 2001, como lo
revelaron los libros "Bush & Ben Laden S:A.", de quien esto escribe y
publicado en Buenos Aires a fines de noviembre de aquél mismo año, y "Dreaming
War", del estadounidense Gore Vidal, y por la propia documentación posterior,
reconocida por el gobierno de Estados Unidos.
En
las últimas horas, los servicios de inteligencia de Washington hicieron piruetas
porque, como en las mejores escenografía, siempre algo se
escapa.
Las
agencias estadounidenses de noticias revelaron esta semana que Al-Zarqawi no
murió en el ataque militar, según consignaron los primeros relatos oficiales,
sino que fue torturado y ejecutado por orden directa de sus empleadores
originales. Son los riesgos que corren aquellos que aceptan contratos para
actuar en el mundo de las "cover actions".
En
forma simultánea, quizás mientras Inglaterra derrotaba tibiamente a Paraguay
gracias a un gol en contra de los propios guaraníes, el mundo se enteró de que,
fiel a un método muy conocido por sus fuerzas armadas, una vez más Israel
masacró a la población civil palestina, esta vez tirando contra personas que
descansaban en una playa.
Sin
embargo, las autoridades de Tel Aviv y de Washington lograron que los grandes
medios de comunicación afirmaran que fue la organización Hamas la que
rompió la tregua con los israelitas, cuando el partido que ganó las últimas
elecciones en Palestina simplemente reaccionó ante un acto de agresión que viola
las más elementales normas del derecho
internacional.
Mientras
las caras de lo suecos se tornaban tan amarillas como amarillo es el color de la
casada de su selección de fútbol, porque no pudieron derrotar a los debutantes
de Trinidad y Tobago, el gobierno de Venezuela se vio obligado a denunciar que
efectivos paramilitares de Colombia -el gobierno de Alvaro Uribe se hará el
desentendido una vez más- están ingresando en su territorio con el fin de
protagonizar acciones desestabilizadoras contra el gobierno de Hugo Chávez,
según informaciones recogidas por varias agencias
internacionales.
Pese
a las maniobras silenciosas de la diplomacia de Estados Unidos, que cuenta con
plenipotenciarios de forma voluntaria en casi todas la capitales de Sudamérica,
los países miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) siguen superando a las
fuerzas centrífugas que actúan en el bloque. Venezuela es casi miembro pleno y
en los próximos días, según confirmaron fuentes gubernamentales argentinas, Cuba
se convertirá en Estado asociado.
La
selección argentina de fútbol conquistó su primera victoria en Alemania 2006 y
millones de fanáticos comenzaron a soñar con el título mundial. El ex astro
Diego Maradona alentaba desde las tribunas.
Por
ese entonces, el presidente Néstor Kirchner ordenaba continuar con las
negociaciones tendientes al enfriamiento de las injustificadas molestias que en
el gobierno de Brasil provocaron las más que justificadas decisiones del
presidente de Bolivia, Evo Morales, para nacionalizar los hidrocarburos.
Asimismo, las autoridades de Buenos Aires daban apoyo público a Venezuela en sus
aspiraciones a ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
(ONU). Bush y sus hombres trinaban de furia desde días antes porque sabían que
todo eso iba a suceder.
Fue
así como los operadores políticos de la embajada de Washington en Buenos Aires
aceleraron su planes de cara a las elecciones presidenciales del 2007, para las
cuales pretenden crear un candidato que le corte el paso al actual oficialismo,
y lanzaron al ruedo al ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto
Lavagna.
El
armado de esa estrategia es variopinto. Incluye a los ex presidentes Raúl
Alfonsín, Carlos Menem y Eduardo Duhalde -ejecutores de los programas
neoliberales durante la pasada década del ´90 y del entramado de impunidad para
los ex dictadores-, y a sectores marginales de la lumpen derecha empresaria,
todos ligados al también marginal reverdecer de ciertos militares que días atrás
salieron a reivindicar a sus colegas genocidas de los años
´70.
Con
una actitud que por su megalomanía expresa recuerda al ex ministro Domingo
Cavallo -autor intelectual del modelo económico que culminó con la crisis de
diciembre de 2001-, Lavagna se autoproclamó como el único argentino con ideas,
según declaraciones que publicara el domingo último el diario La Nación, de
Buenos Aires, uno de los artífices de la campaña ordenada por la embajada de
Estados Unidos.
La
pelota ya rueda y seguirá rondando casi durante un mes sobre los campos de juego
de Alemania. La maquinaria comercial del fútbol hará todo lo posible para que
nadie se ocupe de otra cosa. Pero, como se ve, la vida
continúa.