Desde Caracas para La Jornada Michoacán

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

 

 

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¿Buscando muertos? Crónicas caraqueñas.

Por Salvador E. Morales Pérez, (UMSNH)

 

 

Nervio. Mucho nervio hay en las calles de Caracas. Aquella ciudad que en tiempos de Bolívar se conocía por sus techos rojos y hoy es una sucesión de valles erizados de rascacielos y rodeada de humildes ranchos donde se albergan millones de habitantes pendientes y angustiados de un incierto mañana. ¿Qué pasará en las próximas horas? La inquietud se siente en los ojos y hasta en los silencios que envuelven a las personas. El recuerdo del 2002 está latente en la población.

Hoy ha sido una jornada muy especial en la vida política de la conmovida nación. Ha sido día de reunideras y de poca manifestación. Eso sí, de interesantísima y opuesta información.

Los grupos de estudiantes oposicionistas, escudados en la defensa de la libertad de expresión y la reconsideración de la concesión a RCTV, establecieron su cuartel en la hermosa Universidad Simón Bolívar. Convocaron a los medios a una rueda de prensa para darles a conocer posiciones y plan de acción. Caras nuevas, jóvenes veinteañeros de buena presencia y con dotes de comunicación integraban la plana mayor, en representación de sectores estudiantiles de la misma USB, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Central de Venezuela y UPEL (el Pedagógico Nacional). Al frente, todas las cámaras del mundo y unos miles de seguidores. En sustancia, cuatro puntos de consideración: deslinde de los llamados políticos tradicionales; reiteración de la defensa de RCTV como defensa de los derechos civiles; aclarar que no llamaban a un paro estudiantil nacional y convocar para mañana una marcha desde La India, en El Paraíso, hasta la Asamblea Nacional en el mismo centro capitalino, para entregar petitorio de reconsideración a la retirada de la licencia a RCTV. Largo trayecto en territorio bastante hostil a la campaña antichavista. Sucesión de campos proclives al enfrentamiento o a la provocación. La propuesta olió a prueba de fuerza, a tantear la penetración en territorios vedados desde 2002.

La preocupación del gobierno de inmediato afloró y abrieron con sensatez las puertas a la coordinación. Por boca del subsecretario del Orden Público, el gobierno extendió invitación a estos líderes de estreno a formalizar el permiso de manifestación y asegurar el derecho a manifestar con carácter pacífico y previsor. Todo lo posible para conjurar el deseo que anida en los radicales del antichavismo: muertos, algún muerto, uno solito, para catalizar el siguiente paso de la operación.

Apenas flotaba en el aire el convite negociador y en las pantallas venezolanas la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Desireé Santos Amaral, presentaba al Parlamento evidencias grabadas de la vinculación de Marcel Granier y sus hijos con el titulado Comando Nacional de Resistencia y con las manifestaciones realizadas por los grupos estudiantiles. Este comando y políticos de antecedentes golpistas como Alfonso Marquina, llamado el "Babydino", por su íntima relación con los dinosaurios de la política nacional, y ahora líder del partido Tiempo Nuevo, dijo la denunciante, están detrás y son financiados desde fuera, en alusión a Estados Unidos. Nombró también a Robert Alonso, hermano de la cantante y actriz cubano-venezolana María "Conchita" Alonso, radicados en Estados Unidos, y partícipe del asalto a la embajada cubana en abril del 2002. Cubano-venezolano que ahora trasmite por páginas Web llamados a la sublevación.

Dos grabaciones trasmitidas al momento fueron mostradas como pruebas de que sí había políticos manipulando a los dirigentes de las manifestaciones estudiantiles, esperando la oportunidad para salir. Los mismos, actores y orquestadores del golpe y del paro petrolero del 2002.

Denunció, además, el cierre de colegios en el Este de Caracas para que los estudiantes fueran a marchar, dio a conocer algunas quejas de coacción, y a las madres imploró enfáticamente que impidieran a sus hijos convertirse en potencial carne de cañón, a impedir la siembra de muertos que alimentara el camino hacia el caos y la desestabilización.

Cierto, para la nueve veces derrotada, en las urnas, oposición contra el movimiento bolivariano encabezado por Chávez no parece quedar otra opción política de frenar este proceso de cambios que apelar de nuevo a la violencia. Proporcionar y enarbolar muertos, no está descartado, eso es lo que más se teme. Ya hay varios policías heridos de bala cuando manifestantes trataron de penetrar en CONATEL. De lo observado, da la impresión que hacia allí se pueden encaminar potenciales confrontaciones.

Sin embargo, ahí no terminó el día. En otros parajes de Caracas, ante una sola cámara de TV, estudiantes de banderas bolivarianas, también se reunían por miles. De los predios de la UCV y del municipio Sucre salió el reto a sus contrarios, la invitación a debatir pacíficamente. Y por supuesto el anuncio de que se proponían convocar marchas y manifestaciones de respaldo a Chávez por convertir la antigua señal de RCTV en dominio público.

Así están las cosas en Caracas, que ya no tiene techos rojos, y en el aire se respira barruntos de confrontación, de pronósticos hoy por hoy indefinibles. Los términos son bien complejos y polarizados, se vuelve al camino del debate pacífico, se busca el diálogo y la concordia o las calles corren el riego de mancharse del rojo color que conduce a senderos sin retornos.