Publicado en The Washington Times, el 18
de septiembre de 2004
Traducción para Cubadebate: Isabel
Perea
Las discusiones sobre el embargo comercial de los EEUU contra
Cuba a menudo se centran en las diferencias políticas y económicas.
La biología tiene un modo de trascender tales discusiones, no porque
sea un medio superior, sino porque los mecanismos fisiológicos poco
tienen que ver con las disputas gubernamentales.
"Comerciar con Fidel Castro puede que ayude a afianzarlo.
Comerciar con el Sr. Castro lo enriquecerá de manera personal.
Comerciar con el Sr. Castro es un golpe contra la libertad.
Comerciar con el Sr. Castro es un ataque contra aquellos que
murieron tratando de escapar de Cuba." Todos estos planteamientos
deberían ser legítimamente revisados. Existen características
apolíticas de la ciencia y la medicina que abogan en contra del
bloqueo al intercambio académico, entiéndase, el discurso dirigido
en pos del avance de la salud humana.
En marzo, el
Departamento de Estado de los EEUU impidió que unos 100
neurocientíficos y médicos, incluyéndome a mí, participáramos en la
“Cuarta Conferencia Internacional sobre coma y muerte” en La Habana.
La razón de esta negativa, al parecer, tenía algo que ver con ayudar
y ampara a un régimen comunista.
Sin embargo, en términos
de dinero, el contingente de los EEUU hubiera gastado poco. La
conferencia de una semana atrajo a cientos de científicos,
filósofos, teólogos y trabajadores de la salud de todo el planeta.
Según mi contraparte cubana, a los norteamericano se les extrañó
en el extremo. Creo, que aunque estaba preparado para pronunciar dos
conferencias, fui yo el que perdí la oportunidad de enterarme de lo
que el mundo pudo haber presentado ante los dilemas de los enfermos
catastróficos.
Por alguna razón, la corteza cerebral en la base
del cráneo, no distingue si el paciente proviene de una teocracia,
una democracia, una sociedad feudal o incluso un régimen comunista.
No conozco de pequeñas señales vistas solo por el microscopio
electrónico encima de neuronas que proyectan “cerebro comunista”. El
corpus callosum, que conecta el hemisferio izquierdo con el derecho
no es tampoco un puente “solo para el que vota capitalista.”
Nuestro Departamento de Estado no reconoce estos hechos y le
gusta mantenernos en una amplia red en cuanto a política
internacional. Esto es parte de la arrogancia de los que regulan.
Aun rabiaba por la prohibición del viaje cuando supe el domingo
29 de agosto que una amiga de la familia, una estudiante
universitaria de 18 años, llamada Michi Padrón, irónicamente
de origen cubano, repentinamente había caído en coma aquí en Miami.
Como investigador, no estaba en la “línea del frente” de su
cuidado neurológico, aunque había ejercido la neurología en los años
1980 y 1990. Inmediatamente comencé un dialogo con los médicos que
la estaban atendiendo para ofrecer lo que podía a esta bella e
inteligente joven. También comencé una búsqueda intensiva por
Internet y revisé todo lo que pude sobre lo que había ocurrido en
aquella conferencia sobre Coma y Muerte a la que se me había
impedido asistir.
Lamentablemente, supe que aunque se habían
dado pasos hacia un tratamiento más agresivo y exitoso respecto al
coma en los últimos años, aun no tenemos una estrategia efectiva
para salvar al cerebro y protegerlo. Salvo en circunstancias
muy especiales que no se aplican a Michi, solo pueden ofrecerse
terapias experimentales y que aun están por aprobar.
Una
razón de la falta de éxito es que las conferencias internacionales
sobre el coma son escasas. Antes de la conferencia de La Habana hubo
una en el 2000 y no hay reunión comparable en los EEUU que yo
conozca. Además de esto, debido a que las terapias médicas se
desarrollan solo cuando hay un incentivo económico en particular,
cierta investigación intersectorial para problemas difíciles de
tratar como el coma, no siempre son perceptibles. Dicho de otra
manera, aunque haya drogas prometedoras para el coma, no hay una
campaña global para dirigirse a esto porque estas drogas no son
caras y no arrojarían las ganancias lucrativas que las compañías
farmacéuticas desearían, incluso si se determinara una aplicable
contra el coma.
El Miami Herald recientemente cubrió una
historia del Departamento de Estado, que permitiría el comercio con
Cuba respecto a una vacuna lucrativa contra el cáncer. De alguna
manera los alegatos a favor del embargo se ubicaron en último lugar
porque se trataba de cierto negocio para hacer dinero. ¿Habrá sido
un caso de “Viva el Interés Especial del todo Poderoso Dólar?
Quizás si hubiera asistido a la Conferencia sobre el Coma y
hubiera regresado con vacunas contra el cáncer en mi maleta, los
funcionarios del gobierno hubieran hecho una excepción en mi caso;
quizás incluso me hubieran dado paso libre o algo por el estilo.
El asunto principal es que el gobierno puede manipular los
fondos para ciertas investigaciones científicas y médicas. No
obstante, los intercambios básicos de la ciencia en una conferencia
internacional deberían operar fuera de las agendas políticas. Se
reúnen para avanzar a la raza humana: no la raza capitalista o
socialista: nuestra raza humana.
Quizás no hubiera avanzado más
en el caso de Michi por asistir a la conferencia en
marzo sobre el Coma y la Muerte Cerebral, pero jamás lo sabré a
ciencia cierta.
No existe solución para las enfermedades
trágicas como el coma, la muerte cerebral, los estados vegetativos
como el de Terry Schiavo o la anorexia cerebral. Pero un paso hacia
el camino correcto es alentar más simposios médicos y científicos
internacionales.
Podríamos empezar por abandonar el cierre
idiota del comercio que incluye el dialogo científico, académico y
medico con Cuba. En vez del discurso sobre el embargo, construyamos
el Puente de Michi.
Michi Padrón falleció el 6 de
septiembre. Las más sentidas condolencias se extienden a sus
familiares y amigos.
KENNETH GROSS es Profesor Asistente de Cirugía
Neurológica y miembro del Colegio de Medicina de la
Universidad de
Miami.