Otra oferta a los batistianos en
Miami
WASHINGTON
DC —. El 7 de febrero del 2007, la Cámara de Representantes de los Estados
Unidos aprobó la resolución HR131, en honor a Rafael José Díaz-Balart
—abuelo del congresista Díaz Balart— por todo un número de logros,
incluyendo “numerosas contribuciones a la democracia”.
La
familia Díaz-Balart surgió en Banes, una ciudad del este cubano, a
principios del siglo XX. La persona honrada era asesor legal de la
división en Banes, de la United Fruit Company. Esa asociación le otorgó la
alcaldía de Banes y más tarde una posición como representante en el
congreso cubano.
Fundó una
dinastía que se extendería hasta los Estados Unidos. Su hijo, Rafael
Lincoln Díaz-Balart Gutiérrez, se convirtió en partidario de Batista
cuando estaba en la universidad, fue uno de los que fundó el partido
político de Batista, y más tarde apoyó el golpe de estado de Batista en
1952. El general lo nombró subsecretario de Gobernación, un puesto que le
valió arreglar cargos de alto nivel en el gobierno para varios miembros de
su familia.
Su
padre —propuesto para la resolución congresional— se convirtió en Ministro
de transporte, y sus dos hermanos fueron nombrados, respectivamente,
director de las rentas del Tesoro y director de suministros para el
ministerio de Obras Públicas. Su familia acumuló riquezas
substanciales.
Habiéndose enterado por sus conexiones
con la embajada americana de que el apoyo de ésta hacia Batista sería
retirado, Rafael Lincoln trasladó su fortuna a España sólo días antes de
la caída de Batista, a tiempo para evitar la Revolución. Poco después, se
encontraba en Nueva York, sembrando la simiente del éxito político y
económico de sus hijos en el país que había apoyado a Batista hasta el
final y que le dio el beneplácito a sus ministros y esbirros después de la
revolución popular contra el dictador.
Su opulencia
y conexiones políticas rindieron los resultados necesarios: un hijo es
ahora banquero inversionista en Miami; otro, es una personalidad de la
televisión miamense, y los otros dos son congresistas en el área de Miami,
donde trabajan en conjunto con otros descendientes de la era batistiana
para lograr, por ejemplo, elevar al nieto de Batista al Tribunal Supremo
de la Florida.
No se
encontrarán detalles como estos en la Resolución de la Cámara, que se
convierte en documento permanente y testamento del continuado apoyo del
gobierno de los Estados Unidos, a los más altos niveles, para los
partidarios de Batista.
La
ocasión para la Resolución sirve para dedicar un salón de la escuela de
leyes de Miami a Díaz-Balart. El párrafo final manifiesta lo siguiente:
Resuelvo que la Cámara de Representantes honre los logros por toda una
vida y el legado de Rafael José Díaz-Balart, por sus numerosas
contribuciones a la democracia, y reconoce la dedicatoria de la
Universidad Internacional de la Florida del Salón Rafael Díaz-Balart en el
Colegio de Leyes, como tributo apropiado a su memoria. (La
Alborada) |