Un
cubano que decía ser la persona más vieja del mundo falleció en el
hospital a la edad estimada de 126 años.
Benito
Martínez sostenía que ser soltero y comer sano era parte de su
secreto de vivir mucho. |
Benito
Martínez, cuya edad nunca fue probada, era el símbolo de una campaña del
gobierno cubano para promover la vida sana entre los ciudadanos mayores.
Llevaba
una vida relativamente activa hasta los últimos meses, cuidando las
plantas de delante de su casa y visitando el hogar de ancianos cercano.
Martínez
estaba convencido que nació cerca del pueblo de Cavaellón, Haití, en 1880.
Disfrutaba
de ser una prueba viviente de que era posible vivir feliz hasta una edad
muy avanzada, demostrando que uno podía bailar aunque tuviese más de 120
años de edad.
Al
parecer vino a Cuba en 1925, a la edad de 45 años, en un barco de vapor a
buscar trabajo.
Según
cuenta, trabajó un tiempo en una de las mayores fincas del oriente de
Cuba, que pertenecía al padre de Fidel Castro.
Sus
vecinos le recuerdan como el hombre de la gran sonrisa desdentada que
siempre parecía muy mayor.
Claves
de la longevidad
Las
claves de su longevidad, según él, eran haber permanecido soltero,
trabajar duro toda la vida, comer verduras frescas y no fumar mucho ni
tomar demasiado alcohol.
Martínez
era el líder del club cubano 120, una organización que promueve una vida
saludable entre la gente mayor.
El
gobierno cubano, orgulloso que la expectativa de vida promedio en la isla
sea de 77 años, igual que en la mayoría de los países desarrollados,
fracasó en sus intentos de encontrar su registro de bautismo o de
nacimiento en Haití.
Por
esa razón, Martínez nunca fue oficialmente reconocido como la persona más
vieja del mundo. Pero falleció convencido que lo era. |