CUBA.
La medicina
cubana no tiene clientes; atiende seres humanos.
Miguel
Angel Ferrer
Revista Siempre,
México
Hace apenas cinco
decenios, en México la esperanza de vida al nacer era de menos de 50 años. Ahora
ronda los 75. ¿Qué tiene de extraño, en consecuencia, que hoy la gente se
preocupe muy poco por adquirir un seguro de vida? Y frente a la documentada
caída del mercado de los seguros de vida, tampoco tiene nada de raro que haya
crecido de manera exponencial el mercado de los seguros de retiro laboral y de
gastos médicos.
Y aunque es verdad que
como reza la sentencia clásica de que nadie tiene la vida comprada, hoy
cualquier persona da por sentado que habrá de llegar a edades avanzadas. Y que
no sólo jugará con sus nietos, sino que verá correr los primeros años de vida de
sus bisnietos. Hoy la preocupación no es morir joven. La preocupación es llegar
a viejo en buenas condiciones de salud, en buen estado físico y mental.
A comienzos del nuevo
siglo, las patologías no son las mismas que hace media centuria. Han
desaparecido de las tablas de principales causas de morbimortalidad enfermedades
que antes se llevaban a la tumba a millones de personas en edades tempranas y
muy tempranas. Hoy los flagelos son otros. Son enemigos silenciosos, de lento
avance, pero que todos conocemos. Suelen ser llamados padecimientos
degenerativos. Y constituyen una amenaza de infierno que, como decía el poeta,
resulta por todos tan temido.
Parkinson, Alzheimer,
retinosis pigmentaria, glaucoma, cataratas, accidentes cardiovasculares,
diversas parálisis y otros flagelos andan por ahí, en el baúl de nuestras
preocupaciones, inquietándonos permanentemente. Se trata, sin embargo, de
amenazas cuya concreción no es asunto fatal o irremediable. Cada día que pasa,
la ciencia médica logra nuevos avances, nuevos remedios, nuevas terapéuticas que
permiten a la víctima a sobrevivir y a mantener una buena calidad de vida. O a
recuperarla si ésta ha sufrido deterioro.
México es parte de esos
avances médicos. Pero en el caso de ciertas patologías de este tipo, existen en
el extranjero algunas posibilidades alternativas de salud. Alternativas que por
el alto grado de especialidad o por su bajo costo resultan especialmente
atrayentes para el enfermo y sus familiares. En Cuba, por ejemplo, existen
varias de esas posibilidades alternativas de salud en las que se combinan alto
grado de especialidad y costo accesible.
Alta especialidad y
calidez
Para hablar de esas
esperanzas de salud recobrada o de mantenimiento de una buena calidad de vida,
Siempre! charló con el doctor Obel García Santana, especialista cubano en salud
pública y representante en México del Centro de Medicina Cubana, quien nos
explica cuáles son y en qué consisten esas alternativas de salud que ofrece la
isla. He aquí sus palabras:
Cuba, como México y otros
muchos países, ofrece tratamientos de alta especialidad y calidad a pacientes de
muy diversos tipos de patologías. Pero en algunos casos muy concretos, como la
retinosis pigmentaria, también llamada ceguera nocturna, la isla, en el Centro
de Medicina Cubana, ofrece una terapéutica altamente especializada. El
tratamiento que se aplica en Cuba para la retinosis pigmentaria tiene el
objetivo de controlar o detener el progreso de la enfermedad, como una
alternativa más dentro de los esfuerzos que se realizan internacionalmente para
mejorar la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad. Nuestro
tratamiento está conformado por los siguientes elementos.
Una técnica quirúrgica
única en el mundo, creada por un eminente profesor, el doctor Orfilio Peláez
Molina, luego de varios años de investigación y cirugía experimental en animales
de laboratorio. Esta técnica es el elemento más importante de la terapéutica.
Este proceder quirúrgico, denominado cirugía revitalizadora, es una microcirugía
ocular en la cual se realiza un implante de su propio tejido adiposo orbitario
en el espacio supracoroideo, que mejora la función de las células visuales y la
neuroactividad de las mismas, favoreciendo la circulación de otras capas de la
retina y de los tejidos oculares.
En investigaciones
realizadas se obtuvo una diferencia entre los ojos operados y los llamados “ojos
controles” (ojos no operados), con una mejoría significativa en los campos
visuales de los ojos intervenidos. Se logró modificar el curso de la enfermedad
hacia la mejoría estable en el grupo de los ojos operados al compararlos con
“ojos controles”, con base en el estado del campo y la agudeza visual
preoperatorios y postoperatorios.
La ozonoterapia es otro
tratamiento que se aplica en nuestros pacientes, aprovechando las propiedades
del ozono como germicida, hemorreológico, inmunomodulador y antioxidante cuando
se aplica en bajas dosis. Profundos estudios sobre este tema realizados en
nuestro Centro de Investigaciones del Ozono y rigurosos estudios internacionales
documentan la eficacia del procedimiento. La administración es por vía
endovenosa o rectal, empleándose para estos procederes material desechable y
estrictas medidas de asepsia y controles técnicos internacionales.
El uso de la terapia
electromagnética es otro de los tratamientos asociado a los dos anteriores. Su
eficacia en la práctica médica ha sido comprobada en diferentes especialidades
desde hace muchos años. Junto a estos tratamientos también se administran
medicamentos que se utilizan internacionalmente para pacientes con retinosis
pigmentaria.
Fundamental, el
diagnóstico precoz
El diagnóstico precoz es
fundamental para aplicar un tratamiento oportuno con resultados más
satisfactorios. Los enfermos con mejor pronóstico son los que se encuentran en
el estadio inicial de la enfermedad. En el seguimiento periódico por más de doce
años de un grupo de enfermos cubanos con retinosis pigmentaria que recibieron
esta terapéutica, los resultados hasta el año 2002 son los siguientes: estables
(detenido el progreso de la enfermedad), 76 por ciento; mejorados (ampliación
del campo y de la agudeza visual), 16 por ciento; continuación del curso de la
enfermedad, 8 por ciento.
Por lo que toca a la
parte económica, puede decirse que el costo del tratamiento de tres semanas en
la isla es muchísimo más bajo de lo que costaría en el mercado internacional. El
costo incluye hospitalización, intervención quirúrgica y alimentos. Es así de
económico, porque lo que encarece la atención son los honorarios médicos, y en
el caso cubano éstos no existen. Sólo se cobra por los materiales y otros
insumos utilizados. Ningún médico cubano del Centro gana un solo centavo extra
por encima de su salario profesional.
Pero si en el tratamiento
de la retinosis pigmentaria Cuba ofrece una alternativa única en el mundo,
también pone a disposición de otros enfermos distintos tratamientos para otras
tantas patologías. Es el caso, por ejemplo, del Centro Internacional de
Restauración Neurológica (Ciren). Aquí se utilizan las más modernas y eficaces
terapéuticas para enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y para las
secuelas de éstas y de los temibles accidentes cardiovasculares. Y Cuba es
famosa, además, por sus eficaces y muy conocidos tratamientos para
dermopatologías como la soriasis y el vitiligo. Y también, por supuesto, para la
alopecia (pérdida del cabello). Y qué decir de la bien ganada celebridad
internacional de la medicina cubana en la recuperación de la salud de enfermos
por adicciones al alcohol y a otro tipo de estupefacientes.
Y se puede decir que el
bajo costo, la alta especialidad y las notables proporciones de recuperación de
la salud o de la calidad de vida de los pacientes no son las únicas
características del Centro de Medicina Cubana. Quizá lo más importante es la
filosofía que nos orienta. El Centro no trata enfermedades, trata enfermos,
seres humanos. La atención es personalizada, puntual, diferenciada e intensiva.
No tenemos clientes. Tenemos pacientes.
Finalmente, y por lo que
toca a México, puede afirmarse que los médicos mexicanos no nos ven como
competencia, sino como lo que somos: oferentes de alternativas terapéuticas; que
muchísimos médicos mexicanos han sido testigos, en nuestros propios quirófanos,
de las capacidades y del trabajo de los especialistas cubanos; que México es el
principal emisor a Cuba de pacientes con ceguera nocturna; y que sería injusto e
inético no difundir en este gran país hermano las existencia de posibilidades de
salud alternativas en un país del tercer mundo, como Cuba, que ofrece los mismos
estándares de calidad y éxito que las naciones del primer
mundo.