Entrevista a Jorge
Bolaños Suárez / Embajador de Cuba en
México
Fin de
la corrupta
Comisión; el nuevo Consejo de Derechos Humanos, una esperanza
de equidad
Miguel
Angel Ferrer
Rebelión
Un
cierto día, de manera un tanto inesperada, el mundo tomó conocimiento de que la
Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
dejaría de existir para ser sustituida por un nuevo Consejo en la materia. ¿Qué
pasó? ¿Por qué la desaparición de un organismo y la creación de otro con el
mismo propósito? ¿Algo había fallado? ¿Qué fue lo que falló? ¿No ameritaba la
súbita decisión algunas explicaciones? ¿Finalmente Cuba tenía razón cuando
afirmaba que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU era una institución,
selectiva, discriminatoria, pervertida, innoble? Y para conocer la respuesta de
la mayor de las Antillas a estas interrogantes, Siempre! charló con Jorge
Bolaños Suárez, embajador en México de la República de Cuba. He aquí sus
juicios.
La Comisión de Derechos Humanos se encontraba en un estado de
bancarrota total. Al extremo que ya no solamente eran Cuba y los países del
Tercer Mundo, sino el propio secretario general de las Naciones Unidas, Kofi
Annan, quienes se pronunciaban constantemente por crear un nuevo organismo en
la materia.
Y esto empezó a ganar masa, empezó a ganar amplitud entre los
miembros de Naciones Unidas. Por su descrédito, por su selectividad política,
por su conducta perversa, la hoy extinta Comisión ya no le servía a nadie. Era,
como Cuba lo dijo tantas veces, un organismo podrido, una instancia al servicio
de los intereses de un puñado de países ricos y en contra de las naciones
pobres.
Y cada día que pasaba, el trabajo de la Comisión de Derechos
Humanos se tornaba más y más insultante. Un ejemplo, un solo ejemplo de esa
conducta podrida, insultante, inservible fue el caso de EU en relación con los
vergonzosos hechos de las torturas a prisioneros en las cárceles clandestinas de
Abu Ghraib, en Irak, y de Guantánamo, en la base militar ocupada ilegalmente por
EU en territorio de Cuba. Y de los ya tristemente célebres vuelos secretos de la
CIA para trasladar prisioneros de una cárcel clandestina a otra cárcel
clandestina en distintos países. Ya no sólo en Abu Ghraib, ya no sólo en
Guantánamo. Ahora hasta en la civilizada Europa.
Vuelos y cárceles clandestinas en los que se daba trato de non
persona a los prisioneros: sin proceso, sin defensa, sin derechos.
Y
cuando Cuba presenta una resolución en favor de que se investigara la situación
de Guantánamo (no de condenar ni de nombrar un relator, sino un paso muy
primario: que se investigara la situación en Guantánamo, los países del Norte se
resisten, se oponen, se niegan. Y no se pudo aprobar esa resolución. Y allí se
le cayó el antifaz al Norte: los derechos humanos sólo importan cuando se trata
de presionar a un país del Sur, cuando se trata de satanizar y desprestigiar a
una nación independiente.
Y en el propósito de investigar los
vergonzosos, los criminales hechos de Guantánamo, Cuba no contó con apoyo. Los
países del Norte que rasgaban sus vestiduras diciendo que había que juzgar las
violaciones de derechos humanos dondequiera que ocurrieran, se movilizaron para
impedirlo. Los demás declinaron, mientras que otros países no pudieron resistir
las brutales presiones de sus ex metrópolis y del imperio. Sin embargo, la
hipocresía y el doble rasero quedaron exhibidos totalmente.
Actitudes
como esa pusieron a la Comisión de Derechos Humanos al borde de la muerte. En la agonía. Y
en una agonía muy dolorosa. Y por ello todo el mundo coincidía en la necesidad
de enterrar esa Comisión y formar un Consejo de Derechos
Humanos.
Nosotros apoyamos esa idea con mucho entusiasmo. Pensábamos que
era necesario que se creara un verdadero Consejo de Derechos Humanos donde se
discutieran los problemas de derechos humanos sin discriminación, sin
manipulación, sin selectividad, con un espíritu de cooperación. Y mediante
normas que facilitaran la cooperación entre los estados. Para que el tratamiento
del tema fuera pulcro y no intoxicado. Ni inoculado con el veneno de las grandes
potencias. Para eso hacia falta que las prácticas discriminatorias, selectivas y
todo este veneno que he mencionado fuera erradicado.
Y que el nuevo
Consejo quedara integrado lo más ampliamente posible. Estamos hablando de un
órgano de Naciones Unidas. Y las Naciones Unidas está formada por 191 países. Y
el número de países que integraban la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra
era muy reducido. Y en esa reducción se mal representaba a los países que son
la mayoría.
Había una enorme desproporción. Obsérvese bien: el mundo tiene
30 por ciento de países desarrollados y 70 por ciento de países pobres. Y en la
Comisión de Derechos Humanos la relación de la representatividad era a la
inversa.
Los cubanos queríamos que el nuevo Consejo representara la
realidad del mundo como es hoy. Que fuera un Consejo donde se establecieran
principios básicos de pulcritud y honradez a la hora de juzgar un caso. Que
fuera un Consejo que mostrara y fomentara la cooperación entre los estados. Y en
el que todos los estados fueran tratados por igual y no unos con un plus y otros
sin ninguno. Donde no se utilizara el tema de los derechos humanos como
instrumento para ejercer venganzas por parte de los países ricos contra los
países pobres. Que no se utilizara para contribuir a la sumisión de los países
pobres ante las naciones ricas.
Ciertamente, en el nuevo Consejo eso no
se ha logrado del todo. Hay que decir que los EU y sus afines estuvieron
tratando de mantener algunos de los privilegios y todos los factores nocivos de
la antigua
Comisión. Y debo decir que en parte lo lograron. Este nuevo
Consejo no es al que Cuba y el Sur aspiraban. Pero… bueno: en definitiva tampoco
EU pudo imponer todos los candados y todas las restricciones que quería para
dominar al nuevo Consejo como dominaba a la extinta
Comisión.
Nosotros votamos a favor de la creación del
nuevo Consejo. Pero hicimos una declaración de reserva en la que hablábamos de
las insuficiencias que presentaba. No sólo insuficiencias. Incluso riesgos de
que pudiera caminar, si no por el mismo camino, sí por un camino similar al de
la Comisión.
Pero aún así Cuba votó por la creación del nuevo Consejo. Y
presentamos nuestra candidatura para un puesto en el nuevo organismo. Y en una
votación secreta, Cuba ganó un lugar. Obtuvo 135 votos, a pesar de la obstinada
oposición de EU y sus aliados. Y cuando se hace la relación entre el número de
votos logrados por Cuba y el número de países miembros, que son 191, queda claro
que siete de cada diez países votaron por Cuba. Diré, entre paréntesis, que
siempre que la votación es secreta, Cuba la gana. ¿Por qué? Porque en una
votación abierta, a mano levantada, la mayoría de los países son objeto de
brutales e inescrupulosas presiones y chantajes de todo tipo por EU y sus socios
europeos para votar a favor de los intereses de éstos, mientras que con una
votación cerrada resulta más difícil saber quién no cumple con las órdenes del
imperio.
Nosotros vamos a seguir luchando por que ese Consejo no se
adultere, para que sirva genuina y legítimamente a la causa de los derechos
humanos y no a la manipulación, a la hipocresía y a la vendeta. Nosotros
colaboraremos con el Consejo de Derechos Humanos. Porque cabe decir que Cuba es
uno de los países que mas responde a los propósitos y requerimientos que
establecía la
antigua Comisión. Y será uno de los países que más colaboren
con el nuevo Consejo. Mientras no sea selectivo y discriminatorio, no variaremos
un ápice nuestro código de conducta.
Cuba ha sido el país de América
Latina que mas relatores de derechos humanos ha recibido. Y fue el primero que
recibió, por invitación, al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos. Y el Alto Comisionado estuvo visitando el país durante siete
días. Inclusive visito prisiones, cuando en ningún país lo había hecho. Nosotros
nos sentimos orgullosos de nuestro proceder y de nuestra conducta en el tema de
los derechos humanos. Y no solamente nos sentimos orgullosos. Nosotros pensamos
que a la hora de hacer un recuento total en el cumplimiento de los derechos
humanos, Cuba tiene un plus sobre otros países. Sobre la mayoría de los países.
Cuba cumple cabalmente con los derechos humanos donde otros países fallan.
Estamos convencidos de que si no hubiera sido por el empecinamiento de EU en
destruir la Revolución y en condenar a Cuba, jamás hubiera habido una resolución
contra nuestro país. Todas las resoluciones han sido facturadas en
Washington.
Es cierto y nos preocupa que el nuevo Consejo todavía acusa
vicios de la
antigua Comisión. Pero no todos los que quería Estados Unidos.
Y mientras este Consejo se comporte correctamente y no le inoculen el mismo
veneno con que inocularon a la antigua Comisión (y Cuba
aspira y luchará por que así sea), nosotros cooperaremos con el nuevo
Consejo.
Pero jamás aceptaremos, como no lo hicimos antes ni lo haremos
mañana, el inmoral doble rasero. Ni contra Cuba ni contra ningún otro país.
Siempre defenderemos con seriedad la causa justa de los derechos humanos.
Trabajaremos con otros países para que el nuevo Consejo no se convierta en una
reedición de la
antigua Comisión y en un monigote de los países ricos. Para que
no se convierta en un basurero más de las Naciones Unidas.
Quiero pensar
que el nuevo Consejo será diferente a aquello que estaba putrefacto y que ya fue
sepultado. Hubo una alta conciencia de que había que hacer algo diferente y más
justo. Ahora habrá que ver si la vida demuestra que las esperanzas que se
cifraron en la nueva institución se corresponden con la realidad. Cuba hace votos
sinceros por que así sea.