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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008

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  • To: "potero" <potero@rhc.cu>
  • Subject: Artículo de la periodista chilena Frida Modak / Fidel, Raúl
  • From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
  • Date: Fri, 4 Jan 1980 08:15:33 -0500

Title: Fidel Castro.htm
 
----- Original Message -----
Sent: Saturday, August 05, 2006 3:54 PM
Subject: Enviando por correo electrónico: reportaje

 

La pequeñez del imperio
ante la grandeza de Fidel

Por: Frida Modak

Desde que el lunes 31 de julio se diera a conocer la Proclama que el presidente cubano Fidel Castro dirigió a su pueblo, informando que delegaba sus funciones provisionalmente a raíz de la operación a que fue sometido, se han sucedido hechos y situaciones que ponen más de relieve aún el contraste entre el hombre que simboliza la dignidad de los pueblos y sus enemigos, que no adversarios, que procuran la sumisión de los pueblos en defensa de sus afanes de riqueza y poder, a los que definen como democracia.

A Cuba llegan a diario, desde el mismo lunes, decenas de mensajes de organizaciones populares de todos los países, los más numerosos de América Latina, en los que se hacen votos por la recuperación del mandatario, convocan y anuncian redes para rezar por su salud y se expresa la solidaridad con el presidente y con el pueblo cubano ante las amenazas de agresión militar de Estados Unidos. Mientras, algunas cadenas de televisión estadunidenses se refieren a lo que sucede en Cuba poniendo música fúnebre, fotos  de Fidel Castro en blanco y negro, y entrevistan a ex cubanos residentes en el país del norte para que hablen en contra del gobierno cubano, puesto que en la nación caribeña no encuentran interlocutor.

De las declaraciones formuladas por varios presidentes, vale la pena rescatar las del guatemalteco Oscar Berger, que inciden en lo que ha sido una de las grandes metas alcanzadas por su homólogo cubano. Dijo Berger: “Mi mensaje es de apoyo a su  salud  y porque se ponga pronto al frente del gobierno”, y al confirmar que asistiría el día viernes recién pasado a la inauguración en Alta Verapaz de un hospital que cuenta con ayuda cubana y donde funciona un centro oftalmológico en el que trabajan  veinte médicos procedentes de Cuba, agregó.

“Desde ya quiero mostrarle al gobierno cubano, al presidente Fidel Castro y al pueblo, nuestro profundo agradecimiento por ese apoyo y por la presencia de médicos, sobre todo en regiones rurales. Somos absolutamente justos y lo decimos de todo corazón, los médicos cubanos han salvado muchas vidas de guatemaltecos y su respuesta ha sido inmediata”. En la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana estudian, becados, decenas de jóvenes de Guatemala.

No más brujos de la tribu

Los médicos cubanos han llegado a numerosos países, fueron formados en la idea de que a ningún pueblo debía pasarle lo que le ocurrió a Cuba, cuando al triunfo de la Revolución los profesionales se fueron, en especial los médicos. Fidel, entonces, concibió la idea de fomentar el estudio de la medicina no sólo para atender a la población del país, sino a todos los que lo necesitaran en otros lados. Con el acuerdo de los gobiernos, los médicos cubanos han ido al Africa, al Caribe, a América Latina. Y no fueron a hacerse ricos, les siguieron pagando sus sueldos y viven en zonas rurales, a veces muy alejadas y modestamente, como me  tocó verlos en Granada.

Pero no fue en la medicina únicamente, ingenieros y técnicos cubanos han contribuido a limpiar zonas pantanosas, como en Guyana, y construyeron esa gran obra de ingeniería que es el aeropuerto de Granada, que después de invadir a ese pequeño país Estados Unidos convirtió en base militar. Todo esto se funda en el concepto de Fidel de que el conocimiento no puede ser propiedad de unos pocos que se convierten en “brujos de la tribu”, idea que desarrolló en el transcurso de una entrevista que le hiciéramos en 1971.

Pero él mismo es una fuente de conocimientos, por eso puede adelantarse a los acontecimientos y por eso también ha impulsado el Programa Nacional e Internacional de Educación, funciones que delegó provisionalmente mientras dura su obligado período de reposo. Y aunado a la educación, se promueve la cultura, cuestión que en general no se entiende a nivel gubernamental y que está en la base del fracaso de los programas educativos en muchos países.

Los cálculos del Norte

La reacción estadunidense a la Proclama del presidente Castro es todo lo hipócrita que era de esperar. Aparentando ser respetuosos de los sucesos internos de otros países, los voceros de la administración Bush se excusan de formular declaraciones, pero están moviendo sus piezas por si se les da la coyuntura para intervenir.

Quisieran saber más de la condición física del presidente Castro, pero como bien lo dijo éste en su mensaje del martes “debido a los planes del imperio, mi estado de salud se convierte en un secreto de Estado”. Del funcionamiento del Estado cubano tienen una idea distorsionada, porque en su afán de presentar a Fidel Castro como dictador no le han dado importancia a la forma en que se toman las decisiones, ni les ha interesado el rol de la Asamblea Nacional del Poder Popular y ahora tienen que reconsiderarlo todo.

En 1988, el presidente Castro nos invitó a cenar a los que integramos el jurado del Premio José Martí de periodismo: Eduardo Galeano, Pedro Jorge Vera, Rogelio García Lupo, Stella Calloni, Nora Parra, Luis Suardías y yo. También asistieron algunos funcionarios cubanos. Eran los tiempos de la rectificación económica y el mandatario explicó que eso se hizo necesario porque se había adoptado el sistema de incentivos económicos, defendido por economistas cubanos graduados en la Universidad de Lomonosov, en la Unión Soviética, sistema al que él se había opuesto.

Nora Parra le preguntó entonces: ¿Y usted no impone su criterio? La respuesta fue un categórico “no”, porque las políticas a seguir se discutían en las instancias correspondientes y las decisiones se adoptaban por consenso. De ahí que las funciones que el presidente Castro ha delegado en forma provisional, hayan recaído en su mayor parte en el ministro de Defensa Raúl Castro, en función de los cargos que desempeñaba, y en miembros del Consejo de Ministros y del Buró Político del Partido Comunista.

Frente a esta realidad, los estadunidenses deslizan, que si el presidente Castro no reasume, ellos preferirían entenderse con un gobierno militar para evitar lo que califican de “caos” o sea, un gobierno dictatorial. Ese es el cambio “democrático” que dicen propiciar. Raúl Castro les dio una respuesta anticipada en su discurso del 10 de julio último:

“Repito lo que he afirmado en muchas ocasiones: el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana es uno solo, y únicamente el Partido Comunista, como institución que agrupa a la vanguardia revolucionaria y garantía segura de la unidad de los cubanos en todos los tiempos, puede ser el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder. Para eso trabajamos, y así será, lo demás es pura  especulación, por no decir otra palabra”.


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