Derechos
humanos
260 chilenos
operados de cataratas en Venezuela
Doscientos sesenta pacientes
chilenos -entre mayo y agosto de 2006- han sido operados gratuitamente de los
ojos en Venezuela desde, en el programa Misión Milagro. La meta es aumentar las
intervenciones a 200 por mes a partir de septiembre. La Misión, impulsada por
Cuba y Venezuela, proyecto operar a 6 millones de latinoamericanos en 10 años.
Desde 2004, sólo en La Habana, se ha operado a 295.791 pacientes
extranjeros
Las operaciones de cataratas y ptirigión a enfermos chilenos
las han realizadas médicos venezolanos en el Hospital Central Universitario de
Barquisimeto, Estado Lara, en el centro del país. El programa incluye el
traslado -en vuelo charter de la empresa venezolana Conviasa-, alojamiento y
alimentación en la Villa Bolivariana (ex Villa Olímpica) de Barquisimeto,
rigurosos exámenes médicos previos a la intervención, la operación misma y el
tratamiento y control postoperatorio, con suministro gratuito de medicinas y
fármacos.
Eventualmente, los pacientes tienen la ocasión de hacer algunos
paseos turísticos por el Estado Lara, en particular si arriban en fin de semana
o por grupos, mientras otros se atienden en el hospital. El segundo grupo de
chilenos, por ejemplo, que llegó una tarde de viernes de fines de julio, realizó
paseos el sábado y domingo, conociendo Quibor; donde hubo un hallazgo
arqueológico y existe un museo; el pueblo de artesanos de Tintorero y otras
atracciones del Estado Lara.
El primer día se dedica al descanso y
aclimatación al calor del trópico. Lo que más extrañan los chilenos es el té,
que en Venezuela es un brebaje exótico que más bien se consume frío, como
refresco. Pero en la Villa Bolivariana se habilitó una tetera gigante exclusiva
para pacientes chilenos. La Villa alberga a deportistas que viajan a competir a
Barquisimeto, pero uno de sus edificios está destinado al hospedaje de los
pacientes de la Misión Milagro que pueden proceder de distintos países de
América Latina. Las habitaciones y suites tienen las comodidades de un hotel,
aire acondicionado, televisión, reproductor de DVD, etc., y otras comodidades
que la mayoría no tiene en sus propios hogares.
Riguroso
control médico
En el aeropuerto de Barquisimeto
los pacientes son recibidos, con música venezolana y cuecas. Pero también se les
“lee la cartilla”: no es un viaje turístico, hay que someterse a una disciplina
médica y no se puede salir de la Villa Bolivariana, restricción que incluso se
aplica a los médicos chilenos que trabajan como acompañantes
voluntarios.
El primer día hábil los enfermos son trasladados por grupos
al hospital para un examen general, chequeos médicos, análisis, radiografías,
tomografías y cuanto sea necesario, además del acucioso estudio de la patología
ocular que se va a operar. Mientras atiende a extranjeros, el Hospital continúa
asistiendo a su “clientela” principal, o sea, los pacientes venezolanos.
El primer examen se realiza en Chile, por médicos voluntarios de todo el
país. Luego, una misión médica venezolana revisa caso por caso en la sede de la
Embajada, territorio venezolano, para evitar reclamos de “ejercicio ilegal” del
Colegio Médico. Estos exámenes han sido practicados por Nevis Navas, jefa del
departamento de oftalmología del Hospital de Barquisimeto, y Adriana Barreto,
oftalmóloga especialista en retinas, del mismo centro. También ha participado la
Dra. Linda Amaro, directora del hospital venezolano.
En cada viaje se
constata que cerca de un 5% de pacientes no pueden operarse, porque se les
declaró una bronquitis o tienen otras dolencias que ocultaron y no fueron
detectadas antes del viaje. La Misión descarta a pacientes diabéticos y con
hipertensión, pero si llegan, se les estabiliza, para decidir si se les
opera.
En el último grupo de 67 pacientes que viajaron en agosto, tres no
pudieron intervenirse. Jacqueline Guzmán, quien en mayo se intervino el
pterigión de uno de sus ojos, esta vez presentó problemas de coagulación que
impidieron operar el segundo, al igual que Sonia Baeza, en tanto a Magdalena
Corbalán le detectaron una cardiopatía coronaria y no fue posible intervenirla.
Mayoría
femenina
La Misión Milagro quiere reducir
al mínimo el riesgo siempre presente en cualquier acto quirúrgico. Desea evitar
situaciones como la de María Salomé, del primer grupo de pacientes chilenos,
quien tenía un ojo perdido y sólo 20% de visión en el otro. Durante la
intervención se le declaró alta presión ocular, que arruinó el trabajo
quirúrgico. Con el apoyo de la UDI, Salomé está ahora demandando a la Misión
Milagro en los tribunales de Chile.
Pacientes
chilenas
Las mujeres conformaron el 78%
del último grupo chileno que viajó a Venezuela. Esta mayoría femenina es una
constante. La mujer más joven, Felicinda Gallardo, tiene 22 años. Hilda Huerta,
de 79, es la mayor de todas. En el primer viaje, el de mayor edad fue Filadelfo
Marchant Ponce, de 85 años, de Cerro Navia. Los menores han sido “los hermanitos
Lara”, que hicieron dos viajes para operarse cataratas congénitas en ambos ojos.
Una hermana, de 29 años, sólo pudo ser operada de estrabismo, porque su catarata
está muy avanzada: la pobreza y la falta de atención médica oportuna la
condenaron a una ceguera precoz.
Los enfermos chilenos beneficiados por
la Misión Milagro proceden de los lugares más variados del país. En general, de
barrios pobres de comunas como Buin, Calera de Tango, Cerro Navia, Concepción,
Conchalí, Coquimbo, Coronel, Curacaví, Estación Central, La Granja, La Florida,
La Ligua, La Pinana, La Serena, Limache, Lo Espejo, Maipú, Ovalle, Pedro Aguirre
Cerda, Peñalolén, Quillota, San Joaquín, Talcahuano, Valdivia de Paine,
Valparaíso.
El avión destinado a estos vuelos especiales es un Boeing 737
con capacidad para 112 personas y una autonomía de 3.500 km, lo que hace
indispensable al menos un reabastecimiento. La escala más indicada es Lima, pero
las autoridades peruanas pusieron dificultades en dos oportunidades, haciendo
esperar al avión con pacientes en la losa del aeropuerto. Los vuelos desde
Santiago se han visto obligados a una vuelta por Asunción (Paraguay) y Manaos
(Brasil), para concluir en Barquisimeto. Hasta la fecha se han realizado tres
viajes, con un promedio de casi 90 pacientes, más acompañantes y médicos
voluntarios chilenos.
En el primer vuelo viajaron tres médicos, Oriel
Núñez, Vilma Sánchez y Camilo Bass. También, otros 11 acompañantes, quienes
resultan indispensables para organizar y asistir a 94 pacientes que jamás habían
viajado en avión. El segundo grupo estuvo a cargo de la Dra. Ana Tania Toro,
médico chilena-venezolana, y del Dr. Jorge Orellana, graduado en Cuba. El tercer
grupo fue acompañado por los doctores Rodolfo Leveque y Carlos Tamayo. En los
dos primeros viajes, los pacientes fueron asistidos, además, por el Embajador de
Venezuela, Víctor Delgado. En todas las misiones han viajado como responsables
los funcionarios diplomáticos Ulises Jiménez y Nelly Piña.
Desde que el
Hospital de Barquisimeto se incorporó a la Misión Milagro, en octubre de 2005,
se han operado de los ojos 3.800 pacientes, entre venezolanos y extranjeros. De
ese total, 3.120 pacientes venezolanos conforman la gran mayoría, en tanto el
resto, es decir 680 enfermos, el 18% de los operados en esa ciudad, se trasladó
desde Chile (260), Ecuador, Nicaragua, El Salvador y República Dominicana,
informó la doctora Linda Amaro, directora del centro hospitalario. P
La
Misión Milagro también utiliza hospitales de otras ciudades venezolanas donde
han operado de cataratas, pterigión y ptosis palpebral a 17.970 pacientes entre
enero y agosto de 2006, entre ellos 14.976 venezolanos y 2.994 extranjeros. El
17% de las operaciones solidarizaron con latinoamericanos pobres. Sin embargo,
la cifra total de intervenciones fue de 19.381. Hubo más cirugías que personas
operadas debido a que un 8% se intervino ambos ojos. Es el caso de Norma
Hernández, una modesta habitante de La Granja, que viajó en mayo a operarse de
pterigión y regresó en agosto para intervenirse el segundo ojo. En otros casos,
algunos pacientes se quedaron 10 días más en Barquisimeto para operarse el otro
ojo.
Experiencias
personales
“Cuando me sacaron la venda y
abrí los ojos no pude contener la alegría de volver a ver con mi ojo malo y
comencé a gritar ¡Viva Venezuela!” Lilian Bravo Zamora, escritora chilena.
Recibió cirugía de cataratas en sus dos ojos en tres semanas.
En algunos
casos, los pacientes deben quedarse más días. En el primer viaje, tres pacientes
que presentaron complicaciones causadas por diabetes y presión alta regresaron
en un vuelo comercial. Conviasa, una empresa recientemente creada por el
gobierno de Hugo Chávez, sólo cubre por ahora rutas internas. Realiza vuelos
especiales al exterior con aviones destinados exclusivamente a ese propósito, al
servicio de la Misión Milagro. Sin embargo, en julio y agosto debieron realizar
numerosos viajes a El Líbano para rescatar a cientos de venezolanos atrapados en
la agresión de Israel a ese país.
“Yo llegué tuerto y hora tengo de nuevo
mis dos ojos buenos como para seguir trabajando”, dice Mario González, de 60
años, campesino de Valdivia de Paine, que viajó a operarse en agosto, en el
tercer grupo de pacientes.
“Ya no me acordaba cómo era ver bien: cuando
abrí los ojos pude ver la luz y las finas y hermosas manos de la oftalmóloga
venezolana que me operó las cataratas”, explica la escritora Lilian Bravo. “No
sé cómo expresar mi agradecimiento ante tanta generosidad del pueblo venezolano
porque soy un hombre muy inculto, sin educación, no tengo lenguaje: lo cierto es
que en Chile no tenía ninguna posibilidad de operarme”, agrega Mario
González.
Sonia Cárdenas, del Valle de Elqui, se expresa de manera
similar: “En mi pueblo, les contaré a todos lo bien que nos atendieron en el
Hospital de Barquisimeto y en la Villa Bolivariana”.
Mario González, al
igual que la mayoría, jamás había salido al exterior ni viajado en avión. “Volar
me da terror; nunca más volveré a hacerlo”, asegura este trabajador rural. En el
viaje de regreso del tercer grupo prefirió hacer el vuelo con la ventanilla
cerrada, para no ver las nubes y hacerse la idea que en viajaba en autobús.
El último grupo de pacientes operados tuvo un azaroso viaje que se
alargó por 25 horas cuando las autoridades peruanas retuvieron el avión por más
de 4 horas en Lima, durante el reabastecimiento de combustible, bajo el pretexto
de reparos al plan de vuelo autorizado a Conviasa por la aeronáutica de ese
país.
Mil
operaciones en 2006
Durante una larga permanencia en
Mendoza esperando que se despejara la neblina en el aeropuerto de Santiago,
Mario González se encargó de averiguar con los pilotos los detalles técnicos del
avión venezolano. Le informaron que recorre 3.500 km con 19.000 litros de
combustible. Transporta 112 pasajeros y varias toneladas de equipaje. Le
explicaron que el mayor gasto de combustible está en el despegue. Averiguó
cuántos kilómetros había viajado y concluyó que el avión tenía un rendimiento de
4 litros por km. González se gana la vida cargando a pala arena y piedras en una
camioneta de su propiedad.
En lo que resta del año, hay el propósito de
trasladar a Venezuela a 200 pacientes en dos grupos mensuales entre septiembre y
diciembre, para totalizar mil operaciones en 2006, informó el Embajador Víctor
Delgado. Ya existe financiamiento, itinerario de viajes de Conviasa y un
programa de trabajo con el Hospital de
Barquisimeto.
¿Qué
hacer para postular a Milagro?
Los interesados en operarse de
los ojos en Venezuela no necesitan otro requisito que ser pobres sin acceso a la
salud. No se les exige militancia política alguna, ni siquiera que sean
simpatizantes del proceso que lidera el gobierno del presidente Hugo Chávez.
El primer paso consiste en reunir papeles médicos que hagan constar los
diagnósticos de cataratas, pterigión o alguna otra patología considerada por la
Misión Milagro, que suele incluir ptosis palpebral y -con menos frecuencia-
estrabismo, miopía, trasplante de córnea, retinopatía diabética, glaucoma,
desprendimiento de retina y otras menos frecuentes.
Las patologías
prioritarias son las cataratas y el pterigión, o pterigium, que consiste en una
invasión de tejido fibro-vascular en la córnea, desde la conjuntiva del lado
interno del ojo, aunque también suele presentarse en la superficie externa de la
córnea.
La catarata es una patología que nubla u opaca el cristalino del
ojo, que debe ser claro y transparente. La enfermedad rara vez es congénita, se
adquiere a mediana edad y abunda entre los pobres latinoamericanos del campo y
la ciudad.
El Embajador Víctor Delgado explica los pasos que deben dar
los postulantes en Chile (y en cualquier país latinoamericano):
1.-
Dirigir una carta -notariada- a la Misión Milagro, manifestando el deseo de
operarse, asumir la responsabilidad de la decisión y eximir a la Misión de algún
eventual riesgo quirúrgico.
2.- Adjuntar certificados médicos que hagan
constar las patologías oculares, indicar qué enfermedades padecen, sin ocultar
ninguna (por ejemplo, hipertensión, diabetes, cardiopatías) y señalar qué
medicamentos consumen a diario para controlar enfermedades (insulina, pastillas
anti-hipertensión y otros fármacos).
3.- Incluir una fotocopia de la
cédula de identidad por ambas caras, indicar claramente el domicilio y citar
algún teléfono de contacto donde se les pueda ubicar.
4.- Todos esos
papeles deben ser enviados por correo certificado a la embajada respectiva, en
el caso de Chile a Misión Milagro-Chile, Embajada de Venezuela, Bustos 2021,
Providencia, Santiago.
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