Dick Marty,
investigador especial del Consejo de Europa sobre la colaboración de
gobiernos europeos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la
captura secreta de supuestos "combatientes enemigos" de Estados Unidos,
dio a conocer ayer aquí su segundo informe sobre el caso, en el cual acusa
de corresponsabilidad en los hechos a Alemania, Gran Bretaña, Italia,
Polonia, Rumania, Bosnia y Herzegovina, así como Canadá y la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Funcionarios de algunos gobiernos implicados -Alemania, Polonia y
Rumania- rechazaron de inmediato las acusaciones vertidas en el informe,
que Marty preparó durante los pasados 19 meses, pero en Washington el
portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, no sólo confirmó que los
"socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte" y la Unión
Europea han apoyado las actividades contra el "terrorismo", sino además
expresó su confianza en que mantendrán esa colaboración.
"Los europeos deben dar la cara frente a la verdad sobre el pasado",
señaló Marty este día, luego de conocer las reacciones de algunos
gobiernos europeos al reporte, que incluye análisis y testimonios de 30
agentes de inteligencia del continente -activos y retirados-, respaldados
con estudios por computadora de datos del sistema de planeación de vuelos
internacionales.
Sólo Canadá y Bosnia y Herzegovina (uno de los países que conformaron
Yugoslavia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta principios de
los 90) "reconocieron completamente sus responsabilidades en relación con
la ilegal transferencia de detenidos", aseveró el senador suizo.
El reporte de Marty confirma y amplía hallazgos que formaron parte del
primer documento presentado hace un año, después de siete meses de
investigación inicial, que arrojó las primeras evidencias de que 14 países
europeos se coludieron con Estados Unidos para que la CIA realizara el
traslado secreto de cientos de presuntos colaboradores con organizaciones
islamistas que pretendían actuar militarmente contra objetivos de ese
país.
"Los vuelos de la CIA" comenzaron a ser de conocimiento público en
2004, por revelaciones de la prensa estadunidense y europea. Su principal
objetivo fue llevar a los "combatientes enemigos" de Estados Unidos de
cárceles clandestinas de la CIA en Rumania, Polonia y Afganistán a la base
de Guantánamo, con escala en aeropuertos europeos. Con base en diversos
informes, el Parlamento Europeo indicó en 2006 que entre 2001 y 2005 pudo
haber alrededor de mil 200 viajes.
En este segundo informe, Marty señaló que la isla británica de Diego
García -parte de un archipiélago del océano Indico, donde Estados Unidos
mantiene una base militar- tuvo un "papel crucial" en la respuesta
estadunidense a las organizaciones involucradas en el ataque a Nueva York
en septiembre de 2001.
A la lista de países mencionados en el informe anterior, que incluía a
España, Marty agregó Tailandia, donde hubo un centro de interrogatorios
que sirvió como punto de paso hacia los llamados "sitios negros", donde
fueron encerrados los presuntos combatientes islamitas tras su "rendición"
(el término utilizado por el gobierno estadunidense para referirse a la
captura).
Marty ofreció en esta ocasión revelaciones más específicas sobre la
participación de las más altas autoridades de Polonia y Rumania entre los
años 2003 y 2005.
"A través de nuestras propias fuentes, provenientes tanto de los
servicios estadunidenses como de los países implicados, hemos tenido la
confirmación, clara y detallada, de que esos dos países (Polonia y
Rumania) efectivamente tuvieron centros de detención en el contexto de un
programa especial de la CIA, elaborado por la administración estadunidense
luego del 11 de septiembre de 2001", indicó.
La información, agregó, está corroborada con datos sobre el tráfico
aéreo que Polonia "pretendía ignorar y que estamos en condiciones de
probar gracias a diferentes fuentes documentales", añadió el legislador
suizo, de 62 años de edad, quien además puntualizó que el presidente
polaco de entonces, Alexander Kwasniewski, permitió el funcionamiento de
prisiones clandestinas de la CIA.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Polonia, Robert
Szaniewski, rechazó la versión de Marty sin dar más argumentos. Otros
funcionarios del gobierno polaco cuestionaron la calidad de la
investigación de Marty al expresar que el parlamentario suizo no realizó
actividades in situ para documentar su trabajo, aunque el
legislador desestimó más tarde las críticas al indicar que su equipo
estuvo consciente de que los responsables hicieron todo para borrar las
evidencias.
En el reporte también se afirma que tanto el actual presidente de
Rumania, Traian Basescu, como su antecesor, Ion Iliescu, sabían de la
existencia de esas cárceles en su país, que -precisó Marty en el
documento- fueron instaladas con la ayuda de los servicios secretos del
ejército rumano junto al centro de la fuerza aérea Mihail Kogalniceanu, a
orillas del mar Negro.
Las bases de colaboración entre Rumania y Estados Unidos fueron
establecidas en un acuerdo firmado en 2001 por los gobiernos de ambas
naciones, cuando Iliescu era el jefe del Estado rumano, aseguró Marty.
Sergiu Medar, ex asesor de seguridad de Basescu, rechazó las
acusaciones contra el actual mandatario rumano con el argumento de que en
el periodo de referencia el funcionario no se encontraba en la base
aérea.
El parlamentario suizo apuntó que la OTAN y Washington pactaron un
acuerdo secreto en 2001 para permitir que la CIA realizara sus operaciones
en Europa, lo cual fue negado por portavoces de la alianza atlántica en
Bruselas.
En otro punto del informe, Marty acusa a "ciertos gobiernos" europeos,
pero especialmente a Alemania e Italia, de haber obstaculizado la búsqueda
de la verdad, al invocar la noción de "secreto de Estado". Berlín, por
conducto del portavoz gubernamental Thomas Steg, negó la aseveración del
suizo, y dijo que "no tiene conocimiento" de ninguna prisión secreta de la
CIA.
En Milán, en tanto, 26 agentes de la CIA comenzaron a ser enjuiciados
"en ausencia", en un tribunal donde son acusados de haber secuestrado a un
imán egipcio, Abu Omar, el 17 de febrero de 2003, en aquella ciudad del
norte de Italia, justo en la época en que los vuelos de esa agencia
estaban en auge.
La captura de Abu Omar fue realizada en el tiempo en que Italia era
gobernada por el conservador Silvio Berlusconi, aliado de George W. Bush
en la invasión de Irak, pero quien sin embargo negó siempre tener
conocimiento de los hechos.
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