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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008
- To: "Alberto D Perez" <alberto.d.perez@undp.org>
- Subject: The Economist está de acuerdo con Fidel
- From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
- Date: Sun, 8 Apr 2007 12:11:05 -0400
- Cc: "Dodany Machado" <dodany.machado@infomed.sld.cu>
El
etanol The Economist
está de acuerdo con Fidel
JR comparte con
sus lectores algunos fragmentos de materiales aparecidos en The Economist, y en
las publicaciones norteamericanas The New York Times y Foreing
Affairs, esta misma semana y traducidos por Cubadebate, que coinciden con
los argumentos de Fidel acerca de lo irracional de la política de
Correo: digital@jrebelde.cip.cu 08 de abril de 2007
01:38:37 GMT Castro tenía
razón
No muchas veces este periódico está de acuerdo con Fidel
Castro. Pero cuando se levantó de la cama de convaleciente la semana pasada para
escribir un artículo criticando el entusiasmo malsano de George Bush por el
etanol, tenía razón. Junto con otras críticas acerca de la campaña americana
sobre este, el Sr. Castro advirtió contra la «siniestra idea de convertir
alimentos en combustible». La utilización del maíz en Estados Unidos para
producir el biocombustible etanol, que luego puede mezclarse con la gasolina
para reducir la dependencia del país del petróleo extranjero, ya ha hecho subir
el precio del maíz. Como se emplea más tierra para cultivar maíz y no otros
cultivos alimentarios tales como la soya, sus precios también se elevan. Y como
el maíz se utiliza para alimentar a los animales, el precio de la carne aumenta
también. En otras palabras, el suministro de alimento se está desviando para
alimentar a los hambrientos automóviles americanos. El etanol no se usa mucho en Europa, pero es un aditivo
al combustible en Estados Unidos, y cada vez más autos pueden utilizar gasolina
o etanol, el que dio cuenta de solo alrededor del 3,5 por ciento del consumo de
combustible en Estados Unidos el año pasado, pero la producción está creciendo
al 25 por ciento anualmente. Esto se debe a que el gobierno subsidia la
producción nacional y penaliza las importaciones. Como resultado, están
proliferando las refinerías como hongos por toda la región central, que
actualmente se visualiza como la Texas del combustible
verde. ¿Por qué está tan generoso el gobierno? Porque el etanol
es prácticamente la única iniciativa de energía alternativa que tiene amplio
apoyo político. A los granjeros les agrada esto porque proporciona una nueva
fuente de subsidios; a los partidarios de línea dura, porque ofrece la
posibilidad de que Estados Unidos pueda separarse del petróleo del Medio
Oriente; a la industria automotriz, porque considera que el cambio a combustible
verde excluiría los autos de las presiones por el calentamiento global; a la
industria petrolera, porque el uso del etanol como aditivo al combustible
significa negocio como de costumbre, al menos por el momento; a los políticos,
porque mediante el subsidio puede complacer a los electores potenciales. Al
parecer, los que pagan impuestos no se han percatado de que son los que pagan la
cuenta. (The Economist, Gran Bretaña, 7
de abril de 2007) The New York Times: Las
consecuencias del maíz
Correo: digital@jrebelde.cip.cu 08 de abril de 2007
01:41:26 GMT Ya en estos momentos la mayoría de los agricultores
conocen lo que van a sembrar esta primavera. En todo el país la respuesta es la
misma: maíz, maíz, maíz. Las cifras son sorprendentes. Los agricultores
cosecharán unos 90.5 millones de acres de maíz este
año —12 millones más que el año pasado y la mayor cantidad
vista desde 1944. Los acres dedicados al cultivo de la soya se han reducido en
más de un 10 por ciento y se han producido disminuciones similares en el cultivo
del trigo y el algodón. La razón para este trascendental cambio es,
naturalmente, el auge del etanol y la creciente demanda de maíz que ello ha
creado. Si solo fuese cuestión de cambiar la proporción en
cuanto a la cantidad de acres ya sembrados —más maíz, menos trigo— podría
encontrarse un punto de equilibrio económico dentro de poco. El verdadero
problema surge en lo que lo rodea. Este auge que tiene lugar en el cultivo del
maíz constituye un elemento de presión para la tierra que ha sido destinada al
Programa de Reserva y Conservación del Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos. Desde mediados del decenio de 1980, los agricultores han
dedicado unos 37 millones de acres de tierra cultivable a este programa. Se
trata de tierra que ha sido devuelta a la naturaleza y está en correspondencia
con lo que los estadounidenses pagan mediante Los grupos interesados en la cuestión agrícola
comenzaron a instar al Departamento de Agricultura a liberar parte de esta
tierra de la reserva, de modo que los agricultores pudieran dedicarlas a la
producción de maíz. La USDA ha suspendido temporalmente las nuevas inscripciones
en el programa y aunque probablemente no libere tierra alguna este año, la
presión para que lo haga aumentará. Por mucho que nos guste la idea de la producción de
etanol —y en particular la posibilidad de etanol celulósico, de otras fuentes
que no sean el maíz— sería un error trágico echar por la borda veinte años de
conservación a partir de la agricultura por obtener ganancias a corto plazo. El
etanol obtenido del maíz solo sustituirá una pequeña parte del petróleo que
utilizamos, y si lo hace al precio de una nueva demanda desproporcionada de
tierras cultivables, entonces habremos perdido mucho más en cuanto a
conservación que lo que ganaremos en términos de independencia energética.
(Editorial de
The New York Times, Estados Unidos, 5 de abril de
2007) Foreign Affairs: Matar de
inanición a los hambrientos
Por: C. Ford Runge y
Benjamín Senauer Correo: digital@jrebelde.cip.cu 08 de abril de 2007
01:42:32 GMT Los biocombustibles pudieran tener efectos todavía más
devastadores en el resto del mundo, sobre todo en los precios de los alimentos
básicos. Si el precio del petróleo se mantiene elevado —lo que es probable— las
personas más vulnerables a las subidas de precio provocadas por la fiebre de los
biocombustibles serán las de los países afectados por la escasez de alimentos y
de importaciones de petróleo. El riesgo es común para una buena parte del mundo
subdesarrollado: en el 2005, según datos de la FAO, la mayoría de los 82 países
de bajos ingresos afectados por el déficit de alimentos también constituyen
importadores netos de petróleo. Incluso los grandes exportadores de petróleo que
invierten sus petrodólares en la compra de alimentos, como México, no pueden
eludir las consecuencias de los incrementos de los precios de los alimentos. A
finales del 2006, el precio de la harina para elaborar tortillas en México, que
recibe el 80 por ciento de sus importaciones de maíz de los Estados Unidos, se
duplicó en parte a causa del aumento de los precios del maíz estadounidense de
El Instituto Internacional de Investigaciones sobre
Políticas Alimentarias (IFPRI), en Washington, D.C., ha presentado estimados
aleccionadores sobre la posible repercusión internacional de la creciente
demanda de biocombustibles. Mark Rosegrant, director de una de las divisiones
del IFPRI, y sus colegas prevén que en vista de que los precios del petróleo
continúan aumentando, el crecimiento vertiginoso de la producción de
biocombustibles elevará los precios del maíz en un 20 por ciento para el 2010 y
en un 41 por ciento para 2020. Se pronostica de igual modo que los precios de
las semillas oleaginosas, entre las que se incluyen la soya, la colza y el
girasol, aumenten en un La producción de etanol a partir de la yuca pudiese
representar una seria amenaza a la seguridad alimentaria de los más pobres del
mundo. La yuca (...) aporta un tercio de las necesidades calóricas de la
población de África subsahariana y constituye el alimento básico de más de 200
millones de los habitantes más pobres de África... Los participantes en En una investigación sobre la seguridad alimentaria
mundial que realizamos en el 2003, pronosticamos que de acuerdo con las tasas de
crecimiento económico y demográfico, la cifra de hambrientos del mundo se
reduciría en un 23 por ciento, casi 625 millones de personas, para el 2025,
siempre que la productividad agrícola creciera de forma tal que se pudiesen
mantener constantes los precios relativos de los alimentos. Sin embargo, si los
demás factores no varían y se elevan los precios de los alimentos básicos a
causa de la demanda de biocombustibles, como sugieren las proyecciones del
IFPRI, la cantidad de personas que en el mundo no tienen su seguridad
alimentaria garantizada aumentará a más de 16 millones cada vez que se
incremente en un uno por ciento el precio real de los alimentos
básicos... Los más pobres del mundo ya invierten entre el 50 y el
80 por ciento de los ingresos totales de sus hogares en la compra de alimentos.
Para los muchos que entre ellos son trabajadores agrícolas sin tierra o
agricultores rurales de subsistencia, un aumento significativo en los precios de
los alimentos básicos equivaldrá a desnutrición y hambre. Algunos caerán del
borde de la subsistencia al abismo de la inanición y muchos más morirán a causa
de una multitud de enfermedades relacionadas con el hambre.
(Foreign
Affairs, Estados
Unidos. Mayo/Junio de
2007) |
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