2007 maiatzaren
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UNA VIDA MARCADA POR EL
COMPROMISO
Muere Eva Forest,
escritora, voz contra la tortura, mujer
solidaria
Con la muerte de Eva Forest
(Barcelona, 1928) se pierde una voz clara, un referente intelectual. Desde su
primera novela, «Febrero», y años después con el trabajo en la editorial Hiru,
Forest se ganó un espacio propio en la literatura del compromiso. La solidaridad
es quizás la palabra que mejor define su trayectoria vital: ante la detención y
la tortura, en el paso por la cárcel, con el trabajo constante en favor de la
revolución cubana y en la denuncia de la
guerra.
DONOSTIA
Eva Forest nació en Barcelona en
1928, en el seno de una familia anarquista. Su padre, pintor, consideraba la
escuela una institución represiva, por lo que, mientras vivió, la libró de la
educación reglada. Murió en 1936, coincidiendo con el inicio de la Guerra. Fue ingresada
en una guardería de ayuda a los niños de España creada con ayuda suiza y solía
contar que estuvo a punto de ser evacuada a Rusia, aunque, en el último momento,
su madre la sacó del camión que la llevaba a
embarcar.
Después de la Guerra pisó por primera
vez una escuela, cursó el bachillerato en Barcelona y, luego, fue a Madrid a
estudiar Medicina. Compaginaba las clases con un trabajo en el Departamento de
Psiquiatría del Hospital Provincial, con López
Ibor.
En aquel tiempo conoció a personas
como Luis Martín Santos y Carlos Castilla del Pino. Los sábados acudían a
la Universidad
Libre de Gambrinus, una tertulia que, según confesó siempre
Forest, fue muy importante para su formación. En realidad, aquella primera parte
de la década de los cincuenta experimentó un proceso de toma de conciencia
social que se reflejará en una actitud vital de compromiso ético y político que
la acompañará el resto de su vida.
En 1955, cuando cursaba el último año
de carrera, conoció al escritor Alfonso Sastre y, antes de que concluyera el
año, se casó con él. En 1956, Sastre fue procesado por los tribunales
franquistas y el matrimonio marchó a París, donde nació su primer hijo, Juan. En
aquella época, Forest empezó a abandonar la Medicina y a interesarse por la
Sociología, «una Sociología sui géneris», solía
matizar.
Inspirada en los episodios represivos
que en 1956 se vivieron en la Universidad de Madrid, escribió su primera novela:
«Febrero». En 1962, de nuevo en el Estado español, fue detenida en una
manifestación de mujeres en apoyo a las huelgas de los mineros de Asturias. Al
negarse a pagar la multa, ingresó en prisión durante un mes con su hija Evita,
recién nacida.
Vietnam,
Cuba...
En 1966 viajó por primera vez a Cuba
y, tras recopilar información durante cuatro meses en una granja de Sierra
Maestra, escribió «Los nuevos cubanos», cuya publicación prohibió
la censura.
Este libro es reflejo de otra de las líneas maestras de su
vida: la solidaridad internacional. De hecho, al año siguiente, creó en Madrid
el Comité de Solidaridad con Vietnam.
Fue en el transcurso del Proceso de
Burgos contra militantes de ETA cuando creó en Madrid el Comité de Solidaridad
con Euskadi. Unos años después, en el 74, bajo el seudónimo Julen Agirre,
publicó «Operación Ogro», sobre el atentado contra el almirante Carrero Blanco.
El 24 de setiembre de aquel mismo año fue detenida acusada de colaboración con
ETA y pasó casi tres años en prisión preventiva, en Yeserías. En prisión
escribió «Diario y cartas desde la cárcel» y «Testimonios de lucha y de
resistencia». También inició su extenso trabajo «Tortura y democracia», otra de
las líneas de actividad que la caracterizaron hasta el
final.
En 1977 salió de la cárcel y tuvo
ocasión de reunirse con su marido y sus hijos, que en los últimos años habían
vivido en Burdeos. Y el reencuentro familiar se produjo en Hondarribia, donde
Forest ha vivido con Alfonso los últimos treinta
años.
Impulsora del
TAT
En 1979 impulsó la creación del TAT,
Grupo contra la Tortura, y publicó un monográfico sobre el tema en «Punto y
Hora», revista con la que colaboró asiduamente. En ella publicó, por ejemplo, un
extenso trabajo sobre Noam Chomsky, fruto de sus conversaciones en EEUU con el
pensador norteamericano. También un «folletón» por capítulos, «una especie de
viñetas de cómic pero escritas», titulado «Onintze en el país de la democracia»,
protagonizado por una andereño detenida y torturada por la Guardia Civil. En
la última
Feria de Durango, presentó precisamente la reedición de ese
trabajo. Lamentaba entonces, en declaraciones a GARA, que, pese al tiempo
transcurrido, siguiera de plena actualidad.
Eva Forest, alineada con la izquierda
abertzale, llegó a ser elegida senadora en representación de Herri
Batasuna.
En 1990 fundó la editorial Hiru, con
el doble objetivo de ir publicando la obra de Alfonso Sastre, ninguneado por el
stablishment político-cultural, y otros textos interesantes, muchos de ellos de
política y solidaridad internacional. El título de la colección en la que se han
publicado muchos de estos textos, «Sediciones», es elocuente sobre su
vocación.
En 1998, realizó su primer viaje a
Irak, tras el que publicó «Irak, ¿un desafío al nuevo orden mundial?». No sería
el último. En realidad, la denuncia del imperio, siempre presente en su
actividad al menos desde que fundó aquel Comité de Solidaridad con Vietman, ha
sido una de sus principales líneas de actuación en los últimos años. Eso le
llevó a participar en el Foro Social Europeo de Florencia, en las Jornadas sobre
la Humanidad frente al Imperialismo de Cuba, el Encuentro Mundial en Defensa de
la Humanidad de Venezuela o en el Tribunal Internacional Benito Juárez de
México. «La extrañeza como arma de resistecia» fue el título de la conferencia
que pronunció en julio del año pasado en el Segundo Foro Internacional de
Filosofía de Caracas, y, en octubre, presentó una ponencia sobre la tortura en
el Congreso en Defensa de la Humanidad de Roma.
Sus últimas apariciones públicas han
tenido lugar el mes pasado, con ocasión de la semana de actividades que los
ayuntamientos de Irun y Hondarribia dedicaron a la figura y a la obra de Alfonso
Sastre, jornadas en las que ella misma participó, con una charla en la que habló
del papel de Hiru. Estaba preocupada por la intervención quirúrgica a la que iba
a ser sometida, pero hablaba de ella con la naturalidad y vitalidad que
la
caracterizaban. Desveló incluso que había escrito un libro
documentando el proceso de su enfermedad.
Ese no será el único que Eva Forest
deja inédito, pues hay otros, como «Huelga General», «Cuentos» o «El jardín»,
títulos que corresponden a su obra narrativa. En realidad, ella distinguía entre
su obra narrativa y lo que llamaba «literatura de urgencia». A este «género»
pertenecen, sin duda, sus trabajos más conocidos, como «Operación Ogro» (1974),
«Onintze en el país de la democracia» (1985), «Tortura y Democracia» (1987),
«Dispersión» (1993), «Proceso al jurado» (1997) o «Manual de solidarios»
(1999).
ESCRIBIR,
SIEMPRE
En su última aparición pública, el
mes pasado, durante las jornadas dedicadas a Alfonso Sastre en Irun y
Hondarribia desveló que había escrito un libro documentando el proceso de su
enfermedad. No será su única obra inédita.
LA
EDITORA
En 1990 fundó la editorial Hiru, con
un doble objetivo: publicar la obra de Sastre, ninguneado por el stablishment
político-cultural, y otros textos interesantes, muchos dedicados a la política,
siempre desde su prisma de izquierda.
DE PLENA
ACTUALIDAD
En la última Feria de Durango presentó
la reedición de «Onintze en el país de la democracia» (1985). Eva se lamentaba
entonces, en declaraciones a GARA, de que pese al tiempo transcurrido, el tema
de la tortura siguiera de plena actualidad.
«Tremendamente generosa
y defensora de la dignidad»
«Era una mujer con una ideología muy
concreta, pero, al mismo tiempo, tremendamente generosa, de modo que ayudaba a
quien lo necesitaba sin entrar a juzgar a las personas, intentando entenderlas.
Allí estábamos las políticas -de distintas tendencias- y las sociales, pero ella
intentaba no hacer distingos a la hora de ayudar. Organizaba las lecturas de
Brecht, Sartre o Weiss, y lo hacía para todas, tanto presas políticas como
sociales». Estas palabras las pronunció ayer, en cuanto conoció la triste
noticia, Rosa Estela, quien fue detenida, al igual que Fito Rodriguez, en 1976,
«después de la Fuga de Segovia».
Estela ingresó en Yeserías y fue
precisamente Eva Forest -en prisión desde 1974- la primera persona que la
acogió. «La recuerdo -rememora- intentando documentar la realidad, entenderla.
Solidaria, defensora de la dignidad humana».
Fito Rodriguez, quien como Estela
siguió manteniendo tras la excarcelación una relación muy estrecha con Eva
Forest y Alfonso Sastre, dijo ayer de ella: «Ha sido una compañera de lucha,
fuera de lo corriente ética, estéticamente y en todos los sentidos. Yo creo que
una de las cosas que la han caracterizado es su defensa del movimiento popular y
su desconfianza de los aparatos. Otra -continúa-, su visión, cuando advertía que
el hecho de que hubiese muerto Franco y se hubiese establecido un régimen
formalmente democrático no haría que problemas como la tortura
desaparecieran».
Estas no son más que las primeras
impresiones ante una muerte que dejará huella y que, sin duda, provocará a
partir de hoy numerosas reacciones. M.A.