TERROR ASIMETRICO, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: PARALELISMOS

DE NUEVA YORK A BARBADOS: TERROR ASIMETRICO

 

                                                                                      Jorge Gómez Barata

 

Separados por 25 años, la voladura del avión de Cubana de Aviación sobre Barbados el 6 de octubre de 1976 y el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York, son los actos terroristas más brutales y repugnantes ocurridos en Las Americas.

Ambos hechos, fríamente planeados y ejecutados con el deliberado propósito de provocar pánico y con plena conciencia de la zaga de muerte, dolor y luto que dejarían, golpearon implacablemente la sensibilidad de dos pueblos del hemisferio, aunque sus consecuencias fueron absolutamente diferentes.

El sabotaje al avión cubano apenas fue reflejado por la gran prensa mundial, prácticamente no motivó titulares, fueron pocos los líderes políticos que condenaron el hecho y menos aún los que reclamaron justicia. La absurda matanza pasó rápidamente a las páginas interiores y luego desapareció. Los cubanos lloraron solos a sus deudos y como quien predica en el desierto, reclamaron la justicia que no ha llegado.

Ningún suceso, en ninguna época tuvo el impacto de la  voladura de las Torres Gemelas, hecho que conmovió al planeta, no sólo por la magnitud del ataque y porque Nueva York, conocida y querida como meca del cospolitanismo y virtual patrimonio cultural de la humanidad, estaba tan desapercibida e indefensa como los pasajeros del avión cubano y de las naves secuestradas el 11/S, sino porque por primera vez Estados Unidos era atacado en su territorio continental.

De ambos hechos los medios de difusión revelaron estremecedores testimonios. En el caso del avión cubano las dramáticas comunicaciones del capitán de la nave con el aeropuerto de Barbados, que seguramente nunca han escuchado la mayoría de las personas que han visto una y otras vez las imágenes de los aviones al impactar edificios de Nueva York.       

El atentado contra Nueva York movilizó los servicios policíacos y de seguridad del mundo entero y rápidamente los autores materiales e intelectuales fueron individualizados, comenzando la más grande cacería de todos los tiempos. Durante años la foto de Osama Ben Laden ha estado en las portadas de las más afamadas publicaciones del mundo.

El gobierno norteamericano declaró una cruzada mundial y emprendió dos guerras para llevar a cabo una aleccionadora venganza. Entristecido e indignado el pueblo norteamericano apoyó al presidente Bush. Cuando supo que Ben Laden no estaba en Afganistán y que Saddan Hussein no tuvo nada que ver con el atentado era tarde: 100 000 iraquíes y afganos y casi tres mil norteamericanos muertos se habían sumado al saldo del 11/S. 

En el caso del avión cubano no hicieron falta tales diligencias. Los autores intelectuales y materiales, sabiéndose protegidos por un grueso manto de impunidad, apenas se ocultaron, fueron inmediatamente detenidos y no sólo reconocieron su crimen sino que alardearon de haberlo cometido.

De todas las diferencias, llamadas también asimetrías, ninguna es tan ultrajante y peligrosa como el tratamiento dado a los autores materiales.

Mientras Estados Unidos y sus aliados han movilizado los cuerpos elites de todo el mundo y gastado miles de millones de dólares para localizar a Osama Ben Laden, no sólo no ha apresado, castigado o deportado a los autores intelectuales y planificadores de la voladura del avión de Cubana de Aviación, sino que los protegen y los cobijan en su territorio.

Luis Posada Carriles y Orlando Bosh conceden entrevistas, posan para la televisión y ante las cámaras alardean de su crimen y desprecian y se mofan de sus víctimas. En la televisión norteamericana, Orlando Bosh ha restado valor a la vida de los niños y niñas deportistas que viajaban en el avión cubano con el insólito argumento de que se trataba de “tres negritas”. Uno de los autores materiales llego a proclamar: “Pusimos la bomba ¿y que?”

En la doctrina Bush para la lucha contras el terrorismo no sólo hay terroristas buenos y malos, sino también víctimas valiosas y descartables. A eso llaman asimetrías.