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editoriales
LA
HIPOCRESÍA DE LAS NACIONES UNIDAS BATE RÉCORDS
El
Consejo de Seguridad se
apresta
a sancionar a Corea
como
el peor país del mundo
La
ONU
estudia borradores de resoluciones contra Corea del Norte redactados por
Estados Unidos y Japón. Así van pavimentando el camino para adoptar más
sanciones contra ese país, incluso militares, acusándolo de ser un peligro
para la paz.
EMILIO
MARÍN
La
propaganda estadounidense se esfuerza por presentar al gobierno norcoreano
como el obstáculo para la paz mundial. Muchos otros gobiernos, incluso el
argentino, compran y difunden esa caracterización.
Pero
los hechos indican que es Estados Unidos el que tuvo recientemente o tiene
problemas con países de tan distintos sistemas político-sociales como
Cuba, Irak, Afganistán, Corea del Norte, Sudán, Siria, Irán, Venezuela,
Belarús, Zimbabwe, Palestina y, en otros planos, con Rusia y China. ¿Si la
superpotencia tiene tantos diferendos, que busca zanjar a punta de
misiles, con esas naciones, algunas alejadas miles de kilómetros de sus
fronteras, no será que el problema es enteramente
suyo?
El
15 de julio de este año el Consejo de Seguridad votó una dura resolución
contra el gobierno norcoreano de Kim Jong Il alegando que había probado
siete misiles. Los vectores, sin portar ningún explosivo, fueron
experimentados por Pyongyang hacia el mar, donde cayeron sin provocar
ningún daño. Pero el alboroto internacional armado por EE UU y Japón fue
infernal y creó las condiciones políticas para esa votación en Nueva
York.
Sin
embargo ya en ese momento estaba en plena ejecución el genocidio de
Israel, con el aval norteamericano, contra las poblaciones de Gaza y El
Líbano.
¿Quién
era el violador de la paz internacional? ¿Kim Jong Il o el premier
israelita Ehud Olmert? Se sabe que los aviones, tanques y artillería
israelitas causaron más de 1.300 muertos en El Líbano y una destrucción
material superior a los 5.000 millones de dólares. Pero
la
ONU
optó por condenar en ese momento a la
República Democrática
y Popular de Corea (RDPC) por probar siete misiles
descargados.
Al
actuar de ese modo la entidad mundial demostró que sigue fielmente el
libreto de Washington. El informe anual del Departamento de Estado que
reporta el estado de observancia de los derechos humanos en todo el mundo
menos en EE UU, había asegurado que “el régimen comunista de Corea sigue
cometiendo numerosas y graves violaciones a los derechos humanos”. No se
aportaron pruebas de esas presuntas violaciones, pero tratándose de Corea
del Norte no hacen falta. Se dan por supuestas.
Coreanos
se defienden
Estados
Unidos tiene 6.000 ojivas nucleares y miles de vectores capaces de
arrojarlos con precisión a blancos ubicados a miles de kilómetros. También
tiene un sistema antimisiles que costó 100.000 millones de dólares, con
base en Fort Greeley (Alaska). Los misiles norteamericanos están
almacenados en arsenales y depósitos, no van en tren van en avión –como
canta Charly García-, en barcos y submarinos. Y la maleta con los códigos
nucleares para poner en marcha esa parafernalia atómica está en manos de
un loco como George W Bush, según la caracterización de Hugo Chávez en
la
Asamblea
de Naciones Unidas.
La
superpotencia tiene acantonados en Corea del Sur, su aliado de la guerra
entre 1950-1953, unos 35.000 soldados y una serie de armas que pueden
borrar del mapa a Corea del Norte. Esta última no puede confiar un
“tantico así” –diría Ernesto Guevara- en un imperio que en esos tres años
de guerra les mató a 4 millones de personas.
En
1994 se había firmado un acuerdo entre Kim y el presidente William
Clinton, según el cual el primero congelaba sus experimentos en energía
nuclear con vistas a la producción eléctrica y el segundo lo compensaba
con la entrega de petróleo. Pero en 2002 Bush rompió ese acuerdo e incluyó
a Pyongyang entre las capitales del “eje del mal”. ¿Qué tenía de extraño
entonces que la
RDPC
retomara sus investigaciones atómicas y lo hiciera a dos puntas, tanto
para enriquecer uranio con vista a la producción de energía como para
armar algunas bombas atómicas con qué defenderse de posibles
agresiones?
Hay
que recordar que cuatro años atrás Washington se negó a negociar en forma
bilateral sus diferendos con la contraparte coreana. Y que poco después,
en marzo de 2003, comenzó su invasión y bombardeos contra Irak.
Parece lógico que las
autoridades norcoreanas hayan procurado mejorar su defensa en tiempos de
“guerras preventivas”.
El
3 de octubre Pyonyang anunció que haría un ensayo nuclear controlado. Otra
vez se desató el coro mundial protestando contra esa decisión soberana y
amenazando con que la
ONU
votaría sanciones más drásticas. Una semana más tarde la cancillería del
país confirmó que tal prueba se había llevado a cabo con
éxito.
La
fecha del experimento desairó a las potencias. Alex Neill, titular
británico del Instituto Real de Servicios Unidos, dijo estar “muy
sorprendido”: según su estimación tenían que transcurrir entre tres y seis
meses desde el anuncio hasta la prueba pero ese lapso se achicó a siete
días.
Mentiras
verdaderas
Corea
del Norte lanzó su primer misil experimental en 1998, que luego de volar
se hundió en el mar cerca de Japón. En julio de 2006, como se mencionó,
puso en el aire otros siete –seis de mediana distancia, Rodong, símil Scud
de la era soviética, y uno Taepodong 2, de mayor alcance-, sin rasguñar a
nadie. Y el lunes de esta semana hizo una prueba nuclear subterránea,
controlada.
Funcionarios
rusos y especialistas norteamericanos aseguraron que esta última explosión
equivalió a la capacidad destructiva de la bomba que arrasó a Hiroshima.
Pero el artefacto arrojado en agosto de 1945 tenía el poder de 15.000
toneladas de TNT y la prueba norcoreana 550 toneladas. La gran diferencia,
además del poder de una y otra, es que la bomba lanzada desde el “Enola
Gay” mató a 140.000 japoneses en el acto, sin previo aviso. La prueba de
Pyongyang fue avisada y no mató a nadie, aunque -como acotó el canciller
venezolano Nicolás Maduro-, no le hizo bien al maltratado
planeta.
Las
mentiras con que se presenta a Corea en los medios de comunicación de
Argentina son alevosas. En 2005 el enviado de Clarín a Corea del Sur,
Marcelo Cantelmi, amplificaba las hambrunas en Corea del Norte y citaba a
la economista Kwon Young Kyong, presentándola como una “influyente
especialista (del Sur) en Corea del Norte”. Kwon declaraba que a mitad de
los ´90 “el 10 por ciento de la población murió de hambre, nada menos que
cuatro millones de personas” (Clarín 31/10/2005).
Pero
el año pasado, según esa nota de Cantelmi, la población total de RDPC era
de 22 millones, de modo que 10 por ciento de la población muerto habría
sido 2,2 millones y no 4. Para eso no hacía falta ser economista. En ese
reporte se aseguró que el PBI norcoreano es de 10.000 millones de dólares,
pero para “La
Nación”
(9/7) “tiene un PBI de apenas 208 millones de dólares”. ¿En qué
quedamos?
El
presidente norcoreano ha sido presentado como “dictador brutal”, “asesino
en serie”, “uno de los peores delincuentes del mundo”, “uno de los
regímenes más canallas” (“El País” de Madrid 11/10). Sin embargo el ex
presidente surcoreano, Kim Dae Jung, que firmó acuerdos en junio de 2000
en Pyongyang, declaró que Kim Jong Il está dotado de “inteligencia y
perspicacia” y que tiene “un sano raciocinio y conoce muy bien lo que
sucede en el mundo”.
Muchos
gobernantes del mundo demonizan al secretario general del Partido del
Trabajo y jefe máximo del Ejército Popular. Según expresiones de anteayer
de Bush, el norcoreano es una “amenaza para la paz y la seguridad
internacionales”.
Es
llamativo que la cancillería argentina se copie de Washington en lo que a
la política coreana se refiere. En julio último el representante ante
la
ONU,
César Mayoral, declaró que Corea del Norte “pone en peligro la paz y la
seguridad mundiales”. Fue precursor del latiguillo utilizado esta semana
por Bush.
El
Palacio San Martín aclaró ayer la posición argentina: “actuar con máxima
firmeza con el gobierno de la
RDPC
que busca contar con armas de destrucción masiva”. Cualquier coincidencia
con EE UU no es mera casualidad.