Ese editorial

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

EMPIEZA A TOMAR PARTIDO

 

Texto: Alberto Maldonado S. Periodista

 

Bajo el “inapelable” título de ¡INTOLERABLE! 11 medios impresos (diarios) del país firman un sentencioso editorial común (viernes 9 de marzo/2007) “demandando de los poderes públicos una inmediata rectificación de conductas lesivas al régimen democrático, en un marco de concertación nacional” entre otros “reclamos”.

 

La proclama, en apariencia “objetiva y oportuna” frente a los hechos políticos que se precipitaron entre el 5 y el 9 de marzo/2007, es, sin embargo, una especie de “confesión de parte” de un alineamiento de los grandes medios de comunicación social con el sistema económico, político y social imperante. Su papel, a título de defensores de la “libertad y la democracia, la paz y la seguridad jurídica” y otras consignas de este estilo, es el de oponerse al menor asomo de cambio o transformación estructural del Estado. Aún cuando este vaya a darse en el marco de la “institucionalidad” tan cacareada en estos tiempos.

 

El alineamiento viene desde siempre; pero, cada medio, de conformidad con los intereses que defiende o a los que se debe, se reserva el derecho a permitir que, de vez en cuando, “se filtren” en sus espacios, voces diferentes a la sinfonía de los articulistas (hoy llamados analistas) que “coinciden” en defender contra viento y marea el sistema imperante. Además, de esta manera, “comprueban” que ellos están por fuera del bien y del mal y que su actitud es “objetiva e independiente”.

 

Esta es una práctica que tiene décadas y que se diluye o se agazapa según las circunstancias imperantes. En estos tiempos, canales de televisión, periódicos y revistas y no pocas estaciones de radio, están en alerta amarilla, respecto de la “revolución bolivariana” y de todo lo que pueda parecerse a “semejante experiencia” Desde luego, no olvidan para nada a Cuba, como el “eje del mal “ en América Latina ni pueden perderle la vista a ese “indio alzado” del Evo Morales ni la actitudes “antidemocráticas” de Kirshner y Lula. Por eso, pusieron la alarma en los decibeles más altos, cuando un casi desconocido Jorge Acosta, Presidente del TSE, y tres vocales de este organismo electoral, se bajaron de un solo tiro, a 57 pájarracos y pájarracas, de la mayoría legislativa institucional.

 

Como lo dijo Paco Velasco (a través de La Luna, una de las pocas estaciones radiales en verdad independiente, que van quedando) si ese desafiante editorial hubiese sido publicado cuando el Congreso resolvió destituir a Acosta, violentando normas de su propia Ley Orgánica y claras disposiciones constitucionales, entonces habría sido hasta plausible. Nosotros agregamos que si los periódicos del país habrían tenido por lo menos pronunciamientos similares en sin fin de oportunidades semejantes, podríamos pensar en que tales medios tenían plena autoridad para pronunciarse de semejante manera. Pero no, esta “apasionada” defensa de la inexistente institucionalidad y el irrespeto a las normas constitucionales y legales se da precisamente cuando cuatro vocales del Supremo Electoral resuelve aplicar una imperativa disposición legal en circunstancias que se ha convocado a la consulta popular, lo cual significa que los partidos y movimientos políticos están a punto de perder el control del país de manuelito.

 

Al margen de las interpretaciones que los medios impresos dan a este suceso político (a lo cual tienen pleno derecho) pero el editorial descubre otra conducta mediática que viene aplicándose desde los años 50 – 60 -70 y que para América Latina viene aplicándose desde 1959, el primer año de la revolución cubana.

 

¡Qué no han dicho y qué no han inventado! contra Fidel y contra esa revolución. La consigna en los “mass media” aliados o dependientes de los distintos sectores políticos y económicos es publicar o difundir todo lo que sea en contra de esa revolución y de ese líder y omitir cualquier información u opinión que les sea favorables. Pero la revolución marcha; está ahí, creando urticaria al gran imperio y a esa mafia cubana-americana que saca buen provecho de su anticomunismo vertebral; y logrando primeros puestos en desarrollo (a pesar del brutal bloqueo yanqui) en educación, en salubridad, en empleo, en deportes, en cultura.

 

Pero, a partir de 1998, aparece en el escenario de esta América Latina, la figura de Hugo Chávez Frías, el Presidente venezolano que está ensayando su “revolución bolivariana”, que está haciendo muchas cosas a favor de grandes sectores sociales de su país (de quienes los dos grandes partidos nunca se acordaron para nada, en décadas) y quien está mandando al carajo (para no usar la palabra correcta) al Presidente Bush II y sus áulicos. La gran prensa del continente (especialmente la televisión) hablan de él como de un autócrata, un dictador, a pesar de que ningún presidente de nuestra América puede exhibir este record: 8 elecciones ganadas al más puro estilo de la democracia representativa. Pero Chávez, para los medios, no es un jefe de estado que está imponiendo cambios estructurales en su dolida Venezuela, sino un caudillo que hace lo que Fidel le dice al oído. Y ahora, Evo Morales es un parlante de Chávez y Correa está siguiendo por el mismo camino. La pobreza galopante, la inequidad, la insalubridad, el analfabetismo no son las causas de las reacciones populares; son las consignas de Fidel y de Chávez.  

 

De este jaez, la convocatoria a la Constituyente no es porque el país necesita una carta fundamental que ciertamente nos ponga en la vía del desarrollo, la justicia, la equidad; sino porque Chávez hizo lo mismo para apoderarse de Venezuela. Las primeras medidas tomadas por el nuevo Presidente no son porque en el Ecuador lo único que crecen son la pobreza, la insalubridad, el desempleo, la inequidad sino porque Correa ha recibido órdenes de Venezuela. Y así por el estilo.

 

Volviendo al editorial de marras, exige al Gobierno – Correa, que “respete la institucionalidad” y a las otras funciones del Estado, a pesar de que el Presidente Correa no tiene en este entierro sino un papel de ejecutor de las decisiones del TSE, que en tiempos electorales, es la única y máxima autoridad (esta disposición legal no es un invento ni del gobierno ni del Tribunal) Pero, para los que escribieron el sesudo editorial, no tiene importancia que los diputados de esa mayoría de “honorables desconocidos” no solamente que trataron de sustituir al Presidente del Tribunal sino que pidieron al Banco Central que bloquee los fondos asignados para la consulta y al Tribunal Constitucional que deje sin efecto la convocatoria. ¿Acaso se necesita ser un constitucionalista o un leguleyo para comprender que lo que los congresistas de mayoría querían es paralizar la consulta popular que dé paso a la Constituyente de plenos poderes? ¿acaso se necesita ser un sabio para advertir que el Supremo Electoral estaba en pleno derecho para desaforarles (despedirles) si estos individuos e individuas lo que querían es boicotear la convocatoria y el proceso convocado de acuerdo a derecho?.

 

A mi criterio, yo diría que el Presidente Correa se quedó corto en su respuesta al mentado editorial conjunto. Pero ya se escuchan las voces de los “altavoces” especialmente de la Televisión (tipo Jorge Ortiz), que empiezan a ubicarle a Correa entre los “autoritarios” que está atentando contra la sagrada libertad de expresión del pensamiento, una de las consignas más desacreditadas de la SIP – CIA.

 

Quito, marzo 12/2007

  

---

Las mejores tiendas, los precios mas bajos, entregas en todo el mundo, YupiMSN Compras: Haz clic aquí...