Mi artículo Joyas de contrabando

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

 

JOYAS DE CONTRABANDO

 

Por Manuel E. Yepe*

 

El desparpajo con que los medios corporativos de comunicación han manejado el destape de las "joyas de la familia" de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) es digno de estudio por parte de los especialistas de la comunicación.

Se trata de unas 700 paginas de informes secretos que hablan –con demasiadas convenientes exclusiones- de actos escabrosos que se realizaron a mediados de la década de los años 70 del pasado siglo contra otros países, con preparativos de magnicidio incluidos, además de infinidad de acciones contra la población estadounidense que le estaban legalmente vedadas: infiltraciones y espionaje contra el movimiento de oposición a la guerra en Vietnam; secuestros, espionaje interno, allanamientos ilegales, escuchas telefónicas de periodistas acusados de "pacifistas", experimentos psicológicos y ensayos secretos con drogas en personas sin el consentimiento de éstas, entre otras lindezas.

Desde el ángulo electoral, la acción de hacer públicas las siniestras memorias del tenebroso organismo de espionaje y subversión estadounidense, pretende demostrar que las repugnantes acciones y procedimientos evidenciados durante la actual administración republicana de George W. Bush no son prácticas exclusivas de este gobierno ni del partido republicano.

Al propio tiempo, el escándalo, planeado y controlado dentro de las reglas de juego bipartidista del "establishment", sirve a la continuidad de la política de transferir objetivos y funciones del trabajo encubierto a entidades integradas a la sociedad civil que hace ya algún tiempo se advierte en Estados Unidos.

En verdad, no se trataría de una rectificación de errores del pasado ni de la voluntad de excluir, por motivos éticos, algunos fines y métodos de trabajo demasiado repugnantes o impopulares de la CIA, sino de  darle a la agencia una nueva imagen más "capitalista", para garantizarle, con la oficialización o legalización de ciertos mecanismos y objetivos, mayor impunidad.

Según declaró pocos días antes del destape el director de la CIA, general Michael V. Haiden, al periódico The New York Times, se trataría apenas de "un vistazo a una época muy diferente y a una Agencia muy diferente".

En una democracia -repitieron a coro los grandes medios corporativos de prensa estadounidenses- la exposición pública es una prueba más de la voluntad de rectificar errores.

Cuando estos medios proclaman que, "en la actualidad existen nuevas normas para supervisar la labor de la CIA y otras agencias de seguridad y de espionaje" y que "la lucha sin tregua contra el enemigo debe realizarse dentro de la legalidad y el respeto a los derechos mas elementales del hombre" están en realidad avalando una proyección operativa consistente en asignar algunos repudiados objetivos del trabajo secreto a dispositivos con fachada de organizaciones civiles legalmente establecidas.

Esta forma de actuación ha sido instrumentada desde hace más de dos décadas por la CIA y aunque muchas de las organizaciones de fachada han sido reiteradamente denunciadas, esto le ha permitido actuar en sus relaciones con las llamadas sociedades civiles de otras naciones en calidad de engaño tolerado, con menos dependencia en la efectividad en la custodia del secreto.  

La fundación National Endowment for Democracy (NED), por ejemplo, es una entidad con fachada de organización no gubernamental (ONG) que financia sin recato a organizaciones, escritores, artistas, publicaciones, concursos, eventos culturales y políticos de muchos países, por cuenta de la CIA.

Muchas actividades encubiertas que en los años 60, 70 y 80 del pasado siglo llevaba a cabo el gobierno de Estados Unidos como parte de su guerra virtual contra la independencia de Cuba, ahora las realiza de manera descubierta, "legal". La promulgación oficial por el gobierno de Estados Unidos de planes de "transición a la democracia para Cuba" y la difusión de programas subversivos de radio y televisión contra Cuba a través de emisoras oficiales del gobierno de esa nación, evidencian este aserto. Son intromisiones en los asuntos internos de otro Estado que contravienen las bases mismas del derecho internacional, para las que Washington ha impuesto tolerancia cómplice de la comunidad mundial.

Uno de los fundadores de la NED , Allen Weinstein, declaró sin pudor al The Washington Post que "mucho de lo que hacemos hoy, se hacía encubiertamente hace 25 años por la CIA " .

Los documentos desclasificados por la CIA, sarcásticamente llamados "joyas de la familia", lejos de convocar al perdón por la barbarie que han constituido los crímenes revelados contra los pueblos del tercer mundo y para los sectores humildes e inconformes del pueblo de los Estados Unidos, llevan a la convicción de que éstos eran apenas antecedentes de los delitos más recientes en Abu Ghraib, Guantánamo, Afganistán, Sudán y con los vuelos clandestinos a Europa para secuestrados en otros países.

Ponen en plano de actualidad las heridas que sufrieron casi todos los pueblos centro y suramericanos en términos de asesinatos, desapariciones y torturas por las acciones del Plan Cóndor, diseñado por la CIA para combatir la independencia de América Latina en las década de los años 70 y 80 del siglo veinte.

Recuerdan la complicidad actual del gobierno de los Estados Unidos con el terrorismo al brindar protección a asesinos masivos de amplio expediente criminal en varios países, y mantener en prisión a combatientes contra el terrorismo por monitorear y denunciar a grupos terroristas que actúan en la ciudad norteamericana de Miami.

Estas "joyas de la familia" que han puesto en venta a la opinión mundial y a la de los propios Estados Unidos son, en verdad, de contrabando.  

 

*Manuel E. Yepe Menéndez es abogado, economista y politólogo. Se desempeña como Profesor en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana.

 

Julio de 2007