05/30/2006
Por Vicky Pelaez
Bush emula a Truman: salvémonos
³La violencia es el miedo a los ideales de los
demás².‹ M. Gandhi
La sombra de una
dictadura civil-militar se cierne sobre los Estados Unidos sin que su pueblo,
entusiasmado por la llegada del verano, quiera enterarse de la trágica
situación. Está en marcha la formación de un triunvirato, compuesto por el
sector presidencial-ejecutivo, el Pentágono con el complejo militar industrial y
el Servicio de Inteligencia Nacional, concentrándose el poder en manos de George
Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y John Negroponte, pero nadie protesta.
El Congreso, atrapado en escándalos de corrupción con el cabildero
primero, anticomunista y ahora cristiano republicano Jack Abramoff quien sobornó
más de 10 senadores y representantes a cambio de contratos suculentos para sus
clientes, está cediendo su poder sumisamente. A la vez, el sector judicial,
después de su reestructuración por John Ashcroft quien logró institucionalizar
la tortura como método contra el ²terrorismo internacional², redujo el concepto
de democracia a dos simples categorías: ³lo bueno y lo malo para la seguridad
nacional², siguiendo la premisa de George Bush: ³o estás con nosotros o estás
contra nosotros".
Por primera vez en la historia del país, el presidente
Bush cedió a John Negroponte, jefe de Inteligencia nacional, la autoridad
exclusivamente presidencial de determinar que corporaciones quedan excluidas por
motivos de la seguridad nacional de todo el control tributario y de la
obligación de tener récords de todas las transacciones, igual como tener sus
libros de contabilidad al día. Lo hizo el mismo 5 de mayo, cuando Porter Goss
renunció como director de la CIA, y dos días después de que las compañías de
teléfono AT&T, Verizon y Pacific Bell fueran acusadas de entregar
voluntariamente los récords de llamadas telefónicas desde Norteamérica al
extranjero, a la Agencia de la Seguridad Nacional (NSA). Este acto de Bush
significa que las corporaciones como Halliburton por una simple indicación de
Negroponte podrán hacer lo que les de la gana y sin que nadie les cuestione o
fiscalice.
Y esto es nada. La oficina del vicepresidente Dick Cheney ya
no reporta desde 2005 - como estipula la ley-, las estadísticas de documentos
clasificados y desclasificados. Nadie sabe que pasa allí, ni tampoco se sabrá
sobre acciones del vicepresidente, considerado el ³poder detrás del poder². La
misma oficina elaboró argumentos para que el presidente tenga pretextos de
violar o ignorar más de 750 leyes federales. El fiscal de la nación, Alberto
Gonzales, también dio su toque novedoso. No permitió por motivos de seguridad
nacional, la investigación del ³Programa de NSA de Intercepción Telefónica² y
autorizó escuchar las llamadas de los periodistas. También por primera vez en
más de dos siglos de existencia del país, ordenó el allanamiento de la oficina
de un congresista. Fue al demócrata afroamericano por Louisiana, William
Jefferson, acusado de corrupción.
Sin embargo, todo esto es nada en
comparación de lo que augura Bush al mundo. Dijo hace unos días, en la Academia
Militar de West Point que está siguiendo el legado del presidente Harry S.
Truman (1945-1953).
Para entender los peligros que se avecinan,
recordemos algunas hazañas de Truman: creador de la CIA, Departamento de Defensa
y Consejo de Seguridad Nacional. Fue quien ordenó el bombardeo nuclear de
Hiroshima y Nagasaki en 1945. La Guerra Fría fue también producto de su
imaginación. Alguna vez confesó: ³mentí al Congreso sobre el peligro del
comunismo para infundir un miedo del infierno a los congresistas².
El 23
de junio de 1941, dos años después de iniciarse la Segunda Guerra Mundial,
declaró: ³si vemos ganar a Alemania apoyaremos a Rusia, y si vemos que Rusia
está ganando apoyaremos a Alemania para que se maten entre ellos². Después de la
guerra aprobó un plan de ataque nuclear preventivo, elaborado por el general
Curtis LeMay, en caso de tener información del servicio de inteligencia sobre la
preparación de la Unión Soviética para agredir a los Estados Unidos. Según el
plan, aviones norteamericanos tirarían simultáneamente bombas nucleares sobre
cada ciudad de las URSS, de los países socialistas miembros del Pacto de
Varsovia y de China, calculando unos 400 millones de muertos en el primer día
del bombardeo. Para que los militares puedan hacerlo, el presidente Truman
abolió todo el control civil sobre el Departamento de Defensa. Así facilitó
desde los años 1940 el involucramiento de los militares en los conflictos en
Corea y después en Vietnam, enviando asesores militares y dinero a los franceses
envueltos en la guerra.
En su propio país, Truman auspició el macartismo
desatando una caza de brujas y haciendo sumergir un país en una paranoia de
miedo, desconfianza y soplonaje. Ordenó la persecución implacable no solamente
de intelectuales, científicos, artistas que creían en el liberalismo sino más de
20,000 funcionarios del Departamento de Estado, incluyendo a un subsecretario
del Tesoro, Harry Dexter, acusados de ser espías comunistas.
Si este es
el legado que está acogiendo el presidente Bush para su ³iluminación². ¡Que Dios
nos proteja!
vpelaez@eldiariolaprensa.com
el diario/LA PRENSA 345 Hudson Street 13th Floor, New
York, 10014 - TELEFONO (212) 807-4600 comentarios: webmaster@eldiariony.com
- Todos los derechos reservados-
|