Mensaje de UN-Hábitat por el Día Mundial del Hábitat

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: Message

 

Ciudades, imanes de esperanza

Mensaje de la Directora Ejecutiva con ocasión del Día Mundial del Hábitat

El primer lunes de octubre de cada año aprovechamos la ocasión del Día Mundial del Hábitat para reflexionar sobre la situación de las ciudades del mundo, en constante crecimiento, y sobre la rápida e irreversible urbanización de nuestro planeta. Nos preocupa no sólo sí podemos gestionar ese crecimiento sino cómo podemos hacerlo en forma positiva de tal manera que consigamos que nuestras ciudades sean lugares acogedores y abiertos a todos.

A medida que crece la población y aumenta el número de migrantes, las ciudades nos atraen con el brillo de sus luces. Como las polillas atraídas por una llama, nosotros también corremos el peligro de quemarnos. ¿Cuántas más personas terminarán en los barrios de tugurios, cada vez más abundantes en el mundo en desarrollo? ¿Habrá empleos, vivienda, agua, electricidad y servicios de salud para todos? ¿Podremos atender sus necesidades básicas, aun sabiendo que no podemos hacer lo imposible para hacer realidad las aspiraciones de todos?

Rápidas e irreversibles. Así cabría calificar las tendencias actuales de las mayores tasas de migración y urbanización que el mundo ha conocido.

Según las investigaciones más recientes de las Naciones Unidas, los migrantes internacionales alcanzaron un total de 191 millones en 2005: 115 millones vivían en países desarrollados y 75 millones en países en desarrollo. La mitad de esas personas en movimiento, cabe precisar, son mujeres.

Al reflexionar sobre el tema del Día Mundial del Hábitat 2006, Ciudades, imanes de esperanza, deseo señalar a su atención algunos nuevos datos sobre el mundo urbano en que vivimos. Acaban de publicarse en nuestro último informe El Estado de las Ciudades del Mundo: En algún momento del próximo año, los demógrafos que escrutan las tendencias urbanas, nos comunicarán que el mundo ha inaugurado un milenio urbano: por primera vez en la historia, la mayoría de la población vivirá en ciudades y grandes urbes.

En el año 2007 observaremos también cómo el número de habitantes de barrios de tugurios alcanza en el mundo la cifra simbólica de los 1.000 millones de personas: por término medio, uno de cada tres residentes de ciudades vivirá en condiciones inapropiadas, carentes de algunos o todos los servicios más básicos.

Todavía no ha quedado en claro la influencia que todo ello pueda tener en las políticas y medidas de los gobiernos, en particular en relación con el séptimo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y más en concreto respecto de las metas 10 (abastecimiento de agua y saneamiento) y 11 (mejora de las condiciones de vida de los habitantes de tugurios).

De todas formas, es importante comprender que el crecimiento de las ciudades no es simplemente un fenómeno de migración de las

 

 

zonas rurales a las urbanas. También está relacionado con la migración internacional: personas que buscan una vida mejor en otros países, tanto en el norte como en el sur. Sea porque huyen de conflictos o catástrofes, o sencillamente porque buscan mejorar su vida en otras tierras, el hecho es que el número de personas que cambian de lugar hoy día es mayor que nunca antes.

Es muy difícil detener la afluencia de personas a las grandes urbes y ciudades. La urbanización es una de las fuerzas más poderosas e irreversibles del mundo. Se estima que el 93% del crecimiento futuro de la población urbana tendrá lugar en ciudades de Asia y África y, en menor medida, de América Latina y el Caribe.

La migración también es una de las grandes fuerzas irreversibles, y es probable que siga creciendo. Con mucha frecuencia, los debates sobre la manera de gestionar este problema se caracterizan por su tono polémico y hostil. Ello se debe en parte a la ausencia de formulación de políticas y de coordinación en los planos internacional, nacional y municipal.

Algunos países se lamentan de la fuga de cerebros, pero es también un hecho que las remesas enviadas por los emigrantes podrían ser muy superiores, en términos financieros, a la cifra bruta de la ayuda exterior para el desarrollo o a la inversión extranjera directa. Así pues, se trata de lograr un equilibrio.

Las ciudades enriquecen a los países. Los países altamente urbanizados tienen mayor nivel de ingresos, economías más estables e instituciones más sólidas. Tienen mayores posibilidades de hacer frente a la inestabilidad de la economía mundial que las naciones con una población menos urbanizada. Las actividades económicas de base urbana representan hasta el 55% del producto nacional bruto (PNB) en los países de ingreso bajo, el 73% en los de ingreso mediano y el 85% en los de ingreso alto.

Y no hay que olvidar que los grandes protagonistas en este caso son los propios migrantes que ayudaron a construir muchas de las mayores ciudades del mundo, las personas que tuvieron el valor de dejarlo todo en busca de un nuevo destino. Debemos estudiar los procedimientos más adecuados para conseguir que nuestras ciudades sean lugares incluyentes, capaces de proveer a todos.

En vez de levantar fortalezas, debemos construir más puentes.

Anna Tibaijuka

Secretaria General Adjuntay Directora Ejecutiva

UN-HABITAT