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- To: "potero" <potero@rhc.cu>
- Subject: Artículo de Andrés Gómez desde Miami: Desvergonzada hipocresía
- From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
- Date: Wed, 12 Jul 2006 10:04:30 -0400
Title: El intervencionismo norteamericano en Cuba
El intervencionismo norteamericano en Cuba Desvergonzada hipocresía Miami, 12 de julio del 2006 Andrés Gómez, director de Areítodigital
“…Podéis ir por donde sea, buscar donde queráis, recorrer todas las
monarquías y despotismos del Viejo Mundo, viajar por Sudamérica, documentar
cada abuso, y cuando hayáis encontrado el último, comparad lo encontrado con
las prácticas diarias de esta nación, y acabaréis diciendo conmigo que, en el
terreno de la revulsiva barbarie y la desvergonzada hipocresía, America reina sin
rivales.” Frederick Douglass, líder
abolicionista afroamericano. 4 de julio de 1852. Acaba de anunciarse públicamente el más reciente documento intervencionista norteamericano en su afán histórico de adueñarse de Cuba. Éste se titula II Informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre; el primero de los mamotretos de esta comisión fue promulgado en mayo del 2004. Si en algo se diferencia éste del primero, además de contener un siniestro anexo secreto y ser mucho menos voluminoso, es que su lenguaje es más mesurado, aunque su intención sigue siendo tan desvergonzada como la del anterior. Me recuerda la imagen del Lobo disfrazándose de Abuelita. Aunque al igual que aquel lobo no engañó a la Caperucita, Roja, estos informes no engañan a nadie, menos aun al pueblo revolucionario cubano. La obsesión imperial norteamericana de adueñarse de Cuba no es nada nuevo para el pueblo cubano, al contrario ha tenido que sufrirla por más de cien años. Contradiciendo así en sus dos aseveraciones al viejo refrán: el mal ha durando más de cien años, y ese cuerpo social, el pueblo cubano, no solamente lo ha resistido sino que lo ha derrotado. Cuba triunfante es libre y soberana. Este segundo informe, como el primero, así como su inmediato antecesor, la Ley Helms-Burton de 1996, hipócritamente dice mantener el derecho inalienable del pueblo cubano para darse el gobierno y el sistema que él determine, para en un giro dantesco, utilizarlo para justificar su intervención y anular esa soberanía. Pero esto no comenzó hace diez años con la Ley Helms-Burton. A raíz de la intervención militar norteamericana en la última de las guerras cubanas por la independencia de España, Estados Unidos ocupó militarmente la Isla. Intentó crudamente anexarse a Cuba mas fracasó ante la inquebrantable voluntad independentista de la gran mayoría del pueblo cubano. Pero Cuba entonces estaba diezmada y materialmente depauperada después de aquellas terribles guerras contra el despotismo y la crueldad. Como consecuencia de eso y más Estados Unidos logró imponerle a Cuba un protectorado a cambio de retirar su ejército de la Isla y permitir una república mediatizada. También entonces, como intenta hoy nuevamente, lo hizo en nombre de la autodeterminación, la independencia, la libertad, la democracia y, claro, el sistema capitalista de libre empresa. El primero de estos engendros intervencionistas norteamericanos fue la Enmienda Platt impuesta a los cubanos en 1901 como Apéndice Constitucional. Como si no hubiera una flagrante contradicción entre lo que se enuncia y el concepto de soberanía de un Estado y la libertad, con desenfrenado doblez, Estados Unidos fuerza como apéndice en aquella constitución cubana los siguientes artículos. Artículo I: “El Gobierno de Cuba nunca celebrará con ninguna Potencia o Potencias extranjeras ningún Tratado u otro pacto que menoscabe o tienda a menoscabar la independencia de Cuba…” Entonces, el Artículo III exige que “El Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos pueda ejercer el derecho de intervenir para la preservación de la independencia de Cuba, y el sostenimiento de un gobierno adecuado, la protección a la vida, la propiedad y la libertad individual…” Asombrosamente, los Estados Unidos, actúa hoy, con la misma impudicia. El Inciso 2, de la Sección 201, del Título II de la Ley Helms-Burton establece: [Estados Unidos] “Reconoce que la autodeterminación del pueblo cubano es un derecho soberano y nacional de los ciudadanos de Cuba, que tiene que ser ejercido libre de interferencia por parte del gobierno de cualquier país.” Y a reglón seguido continúa estableciendo metódica y detalladamente un nuevo sistema político, económico, social y cultural para imponerle a Cuba, consumación de su ambición imperial. En este II Informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, además de la ilegalidad, por que contraviene los fundamentos y las normas pertinentes del Derecho Internacional y las relaciones entre los Estados, prima la codicia y el lucro. Para sus criaturas en Miami y en la Isla el nuevo plan establece un fondo de 80 millones de dólares, a partir de los años fiscales 2007 y 2008, a ser distribuidos de la siguiente manera: 31 millones para el mantenimiento, de manera general, de la contrarrevolución y la subversión en Cuba, además, de otros 24 millones que serán destinados para enriquecer de igual manera a aquellos mercenarios a ambas orillas del Estrecho (mucho más los de Miami, que son los encargados de distribuir el dinerín, que los de la otra orilla) que colaboran con Estados Unidos en el propósito de “romper el bloqueo informativo mantenido por el gobierno cubano”. Entre las disposiciones más insólitas de este plan intervencionista es la asignación de 10 millones de dólares para garantizar “programas e intercambios educacionales” con Cuba, cuando, durante los últimos tres años, la Administración Bush ha eliminado toda posibilidad de intercambios educacionales, culturales y académicos entre ambos pueblos. Otros 15 millones de dólares irán a los bolsillos de toda esa inmunda fauna de personajes, instituciones y gobiernos extranjeros que de manera oportunista se suman en esta nefanda guerra en contra de los derechos de los cubanos. Este fondo de 80 millones de dólares –a los que se le sumarían otros 20 millones anuales a partir del 2009- es adicional a los 27 millones de dólares que se destinan anualmente para Radio y TV Martí -ambas con sede en Miami-, y los otros 30 millones que se destinan, también anualmente, con los mismos propósitos criminales. El propósito de anexarse a Cuba, como escribiera el Secretario de la
Guerra de Estados Unidos, Elihu Root,
artífice de la Enmienda Platt, en un Informe sobre
Cuba en febrero de 1901, “ha sido política de este país desde la presidencia de
Thomas Jefferson y continuada bajo las siguientes
presidencias de Monroe, John
Quincy Adams, Jackson, Van Buren, Buchanan y Grant.” Y agregaría yo como también, sino de anexarla, sí de
mantenerla bajo su dominio, fue y ha sido esta la política de los presidentes McKinley, Roosevelt, Taft, Wilson, Coolidge, el otro Roosevelt, Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Carter, Reagan, el primer Bush, Clinton y, ahora, este otro Bush… Contando siempre,
por supuesto, con los traidores de turno. //
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