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Wikileaks: Venezuelan ambassador Freddy Balzan emails 2005-2008
- To: "potero" <potero@rhc.cu>
- Subject: Fraude en México
- From: Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>
- Date: Thu, 13 Jul 2006 11:42:28 -0400
Title: LaJornada, México, D
LaJornada, México, D.F., miércoles 12 de julio de 2006 La
escenografía de la usurpación
* Deslinde oportuno de la
Universidad Nacional El
ritual de la usurpación como escenografía de la democracia, construidas ambas
por el Partido Acción Nacional -y los voceros del poder que en esta ocasión
están de su lado- se ha venido desmoronando poco a poco sin lograr mantener la
teoría de la mentira sustentable. Para
sostener sus falacias, es decir, para apuntalarlas, los azules han echado mano
de todo, desde los jóvenes fascistas (es descripción, no calificativo) que
intentan defenderlas a partir del embrollo jurídico, hasta la penosa compra de
voluntades caprichosas que buscar apoyarlas para que no se derrumben. Pero
no todo cabe en el saco, inmenso, eso sí, del engaño. Para el ritual de la
usurpación también todo estaba preparado. Las
voces del poder mediático lo declararon "presidente" electo, luego el
imperio trasnacional se dejó escuchar, incluso antes que el grito de júbilo de
la ultraderecha complacida de este país, y después, para rematar, el cinismo
que tiñe de azul a las instituciones, elevó la falacia a grado de verdad de
radio y televisión, con una declaración absurda de inocencia. Pero en ese
momento algo se quebró. La
Universidad Nacional Autónoma de México, a la que trataron de utilizar para
limpiarle la cara al IFE, dado que se hallaba supuestamente involucrada en el
conteo de votos -así nos lo hicieron creer-, dio un manotazo en la mesa y
explicó sin mayor ruido que ellos, la oficina encargada de los asuntos de
computación, nada tuvieron que ver con el cochinero
en el IFE (esto último es nuestro). El
deslinde oportuno de la UNAM alimenta la razón de muchos que entienden o saben
que el fraude en contra de López Obrador se efectúo en todos los ámbitos de la
elección. Para
la UNAM hubiera sido muy fácil servir de cómplice a quienes se han declarado,
ilegalmente, triunfadores en los comicios. Total, unirse al usurpador
representa menos problemas que desvelar una verdad que en nada beneficiará a
los falaces. No
obstante, seguir por el camino de la farsa hubiera convertido a la máxima casa
de estudios en otro cómplice de gente con la reputación de Elba Esther
Gordillo, quien se ha transformado en hada madrina de Felipe el usurpador. En
ese sentido, habrá que tener en cuenta que los lazos de Elba Esther Gordillo
con el gobierno de Vicente Fox, y principalmente con Marta Sahagún, se fueron
haciendo más fuertes conforme la maestra se convertía en enemiga del PRI de
Roberto Madrazo. Ese
vínculo es el que ahora utilizará a Calderón, como ya lo utilizan casi la
totalidad de medios electrónicos. A fin de cuentas todo el chanchullo lo
hicieron para que, en algún momento, les redituara en fuerza económica y, desde
luego, poder político. Así
las cosas, para esos grupos el conteo voto por voto no es más que el suicidio y
esa opción aún no está contemplada en los planes de Acción Nacional. De
otra manera, los más dispuestos a la apertura de los paquetes electorales y al
conteo voto por voto deberían ser los panistas, pero su negativa, clara y
contundente, sólo presagia que la mentira y la trampa podrían quedar al
descubierto. Por
lo pronto, hasta donde va el proceso de elección de nuevo presidente para
México, ya dejó algunos decesos, entre ellos, principalmente, la credibilidad
del IFE, que muy probablemente nunca más sea confiable, y luego las voces de
muchos medios electrónicos a los que ya no les dan crédito ni sus propios
patrones. La
recomposición del aparato electoral y una nueva ley para los medios masivos
será la urgencia de muchos millones de personas que no estarán conformes con
otro foxilandia que los pisotee.
Así son las cosas. ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx * ciudadangel@hotmail.com Pablo González Casanova Esta
no es democracia
Si
razonamos y hablamos con exactitud podemos decir que ésta no es democracia. A
lo más es un camino en que si el pueblo se organiza y lucha pacíficamente en
defensa del sufragio efectivo, puede lograr que se reconozcan las
irregularidades de las elecciones del 2 de julio y que éstas se revisen e
incluso que las elecciones se anulen. Más
difícil parece que se esclarezcan de tal modo que no haya lugar a dudas sobre
López Obrador como el candidato triunfante, y que así lo acepten el PRI y el
PAN, la Presidencia de la República, la patronal y las antiguas y nuevas
metrópolis de Washington y Madrid, con poderosos aliados y subordinados, y con
los "medios de masas" que ya proclamaron su gloriosa victoria. Las
elecciones de 2006 no son unas "elecciones de Estado" como las
anteriores, sino el nuevo tipo de elecciones del Estado-Mundo, trasnacional y
emergente que cuenta entre sus "nódulos" o colaboradores asociados y
subordinados, a numerosos estados y regímenes políticos de las metrópolis y de
las periferias. Todos
los estados y regímenes políticos del mundo se encuentran desde l972-80 (desde
Pinochet, Reagan y la Thatcher) en proceso de desestructuración y
restructuración funcional. El objetivo final del nuevo modo o modelo de
dominación y acumulación es lograr algo que combina lo funcional con lo
dialéctico y con lo práctico, y a lo que los nuevos "expertos" llaman
"gobernanza". Por "gobernanza" entienden el arte de
construir estados, gobiernos y elecciones funcionales al Estado Trasnacional
emergente, el cual integra a los complejos empresariales-militares que lo crean
para asegurar su dominación y acumulación. La "gobernanza" se hace
efectiva con "estrategias de largo alcance" que se aplican entre
luchas, enfrentamientos y negociaciones, escogiendo con un sentido práctico las
medidas que se toman en un momento y lugar dados para alcanzar los objetivos de
sus "valores e intereses" en forma inmediata, o en varias etapas,
cuando sea necesario. Así,
es un error pensar que la elección de López Obrador sería la más funcional para
los ricos y los poderosos, pues si éstos pueden, impondrán a Calderón, quien
abierta y reiteradamente está ofreciendo darles todo lo que piden. Es más,
López Obrador les preocupa por el tipo de ofrecimientos y apoyos populares que
tiene y que no pocos de ellos consideran contrarios a sus intereses, pues
"piensan que México -a decir de un analista del Financial Times- cumple una función vital para la maquinaria
industrial de Estados Unidos como fuente de trabajo barato, esencial para
mantener su competitividad, especialmente en los sectores de la
agricultura". El mismo analista advierte que varias encuestas revelan el
temor de que AMLO sea otro Chávez u otro Evo Morales, y sostiene que hasta han
hecho cálculos de que los ahorros con que AMLO asegura que va a financiar su
programa social no checan con sus propios cálculos, pues incluso un corte
"drástico" de los salarios de los funcionarios medios y altos de 50
por ciento no daría los 9 billones de dólares que se necesitan. Esa es sólo una
preocupación de que sí cumpla con su programa y por ello afecte sus intereses;
pero hay muchas otras. (Ver: Financial
Times, 30/6/2006) Al
mismo tiempo, la "izquierda" (en un sentido muy amplio) está
dividida. Una parte importante considera que el proyecto de López Obrador es
insuficiente y que la composición del frente que ha formado hace inviable que
cumpla sus ofrecimientos, dada su política de alianzas con fuerzas que
participaron en la contrarreforma al derecho agrario en regímenes anteriores,
que rechazaron en el actual la ley sobre derechos de los pueblos indios y que
aprobaron por unanimidad la ley Televisa,
por la que entregaron el control de la comunicación a las grandes empresas de
los medios, mientras miembros del PRD que gobiernan en los municipios donde hay
pueblos indios emplean los mismos métodos represivos que el PRI. Otra
posición en la (amplia) izquierda, entre los "grandes intelectuales",
numerosos obreros y cuadros de sindicatos y representantes genuinos de pueblos
y ejidos, maestros y estudiantes, empleados, marginados urbanos y semiurbanos,
pequeños propietarios, trabajadores de la cultura y de los medios (y es, sin
duda, la mayoritaria cuando se ve y no se miente sobre su presencia en las
calles y plazas de México) es la que apoya a López Obrador en el proceso
electoral y considera que AMLO va a ser un gran gobernante, y que "sí le
va a cumplir al pueblo." Cuando
se piensa en términos de una izquierda o fuerza ciudadana, obrera, campesina y
popular amplia, se advierte que las organizaciones de los pueblos y los
movimientos sociales autónomos de los partidos políticos no tienen todavía la
fuerza necesaria para hacer una política a la vez funcional y flexible,
práctica o de corto plazo y estratégica o de largo plazo. Su principal
debilidad se muestra en ese punto. Aun así parece necesario llamar a que su
madurez las lleve a unirse en la exigencia de respetar el voto, como lo
hicieron en su exigencia de no tergiversar y manipular las leyes y las
instituciones cuando el gobierno intentó desaforar a López Obrador. Hoy
claramente toda la izquierda debe tomar una medida de efectos prácticos e
inmediatos, a reserva de que cada vez sean más gentes quienes construyan tanto
una política de corto como de largo plazo, y que sin olvidar los principios ni
negociar con ellos, muestren su firmeza y moral pública en la verdadera defensa
de la lucha legal y pacífica de los pueblos, los ciudadanos y los trabajadores
de México. Es
de vida o muerte lograr la flexibilidad en las posiciones que tomen las
izquierdas y los movimientos más o menos progresistas o radicales, con
decisiones y provisiones que muestren a la vez su firmeza y tenacidad en la
lucha por respetar y hacer respetar su identidad para construir una alternativa
de democracia con pluralismo ideológico y religioso, con autonomía de pueblos y
de naciones, y con un proyecto anticapitalista que dé término al colonialismo
cibernético excluyente y rapaz con que los complejos militares-empresariales
pretenden fundar su "gobernanza" al tiempo que desatan la
"política sucia" ("dirty politics") y el máximo terrorismo
de Estado (de un Estado multinacional), mediante la guerra de varia intensidad,
abierta y encubierta, formal e informal, cuyas acciones de destrucción de
pueblos como Afganistán, Irak, Palestina son tan evidentes como cínica y
autodestructiva es la forma en que plantean la lucha contra Cuba e Irán, que
sólo para una mente insana no implica una situación mundial al filo de la
"Destrucción Mutua Indudable" ("Mad" es la sigla en inglés
de "mutual assured destruction" y sinónimo de "loco" en ese
mismo idioma). La
necesidad de detener todas estas amenazas y muchas más se confirma cuando otro
peligro de la nueva guerra se configura con el bloque inmenso de Corea del
Norte, China, Rusia, Pakistán y muchos otros países que cuentan con armas
nucleares y cientos y cientos de lanchas y naves atómicas, quienes sin duda se
preparan a responder con toda su fuerza en un escenario de insensatez que haría
de esta nueva guerra mundial del capitalismo corporativo el más miserable
desenlace de la historia humana. México
tiene una posición geopolítica que le permite influir a nivel universal imponiendo
las formas legales de lucha y el derecho a organizarse pacíficamente para
alcanzar metas cada vez más profundas. Por eso las distintas posiciones de
quienes luchamos por una verdadera democracia, libertad y justicia social -como
la otra campaña y sus adherentes-
debemos en este momento impedir que se viole el voto popular, y si creemos que
López Obrador ganó, debemos decirlo públicamente, como lo hizo el delegado Zero de los zapatistas. Alcanzar
esta primera victoria mientras conservamos la autonomía plena para seguir
luchando, cada uno "a su modo" de pensar y sentir, no impedirá por
supuesto el que cada uno espere contar con más y más movimientos sociales, de
pueblos, ciudadanos, trabajadores intelectuales y manuales, de medianos y pequeños
empresarios, e incluso con algunos no tan pequeños, que con la sobrevivencia de
México defiendan la vida y la libertad, así como el derecho a disentir y
discutir entre los propios partidarios de un mismo ideal. Si
el razonamiento anterior parece mera retórica o mera "opinión", no lo
es. Corresponde a un apremio práctico que podemos hacer efectivo. Afirmar
nuestra identidad personal y de grupo y nuestra solidaridad entre diferencias,
permitirá construir la alternativa de un mundo posible y necesario. 11
de julio de 2006. Víctor Flores Olea Nuevos
golpes de Estado
Por
supuesto, por elemental salud de la República, el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación (TEPJF) debiera admitir el recuento de voto por voto
en todas las urnas. Si no se hiciera, quedaría para la historia la grave
sospecha de una elección tramposamente conducida y contada, con demasiadas
manchas en el camino. Y lo que es peor: quedaría el gobierno del próximo
sexenio, si al final fuera a manos de Felipe Calderón, con un grave y adicional
motivo de reclamos. Ya
tendrá bastantes, por los problemas objetivos del país y por las líneas de
gobierno y política que asumirá, incrementados por el origen dudoso, y hasta
ilegítimo de su autoridad, que será recordado incansablemente por la oposición
y por buena parte de la opinión política, y por los mismos poderes públicos,
comenzando por el Legislativo. Si
tuviera inteligencia, y tanta seguridad en su triunfo, el primer interesado en
ese recuento detallado sería el propio Felipe Calderón. Por eso no sorprende
que varios periódicos de prestigio mundial: Financial
Times, de Londres, The New York
Times o Le Monde, de
París, hayan dicho que resulta lógico y saludable que en una elección tan
competida se efectúe el recuento voto por voto. Esto ha ocurrido ya
recientemente en diferentes países y la experiencia ha sido positiva. Desde
luego, no se sostiene la tesis de que la ley electoral limita las causales de
la revisión de los paquetes electorales. El argumento leguleyo puede tener
cierto peso en las casillas y en los distritos electorales, pero no valor
restrictivo para el tribunal federal electoral, que es la instancia
constitucional para asegurar al pueblo de México, más allá de ninguna duda,
elecciones transparentes, objetivas y equitativas. Sus fines últimos
trascienden la letra de la ley y el tribunal tiene la obligación de precisar su
alcance, inclusive el espíritu de la norma. Tal es la función del más alto
tribunal de la República en materia electoral. Sobre todo en este asunto
absolutamente trascendental para la gobernabilidad y legitimidad de los poderes
públicos de México. Se
ha llegado a este extremo, en primer término, por el manejo errático y hasta
irresponsable, por no decir controlado por los intereses de los señalados ahora
como ganadores, en que incurrió el Instituto Federal Electoral (IFE) en el
proceso de la votación y recuento de las papeletas, por su ocultamiento y
disimulo de datos que debieron ser absolutamente transparentes y anunciados a
la ciudadanía con oportunidad. A
estas alturas sería casi interminable mencionar las "irregularidades"
que han sido sustanciadas con detalle. Pero debe recordarse, por ejemplo, el
silencio en la página del IFE del domingo y lunes de la semana pasada, de los
casi tres millones de votos puestos de lado y no contabilizados. ¿Qué era un
acuerdo entre partidos? ¿Por qué no advertirlo en la página del IFE? ¿O mayor
número de votos para senadores que para la Presidencia, en un estado como
Tabasco? ¿Manipulación cibernética? En todo caso, demasiadas preguntas sin
respuesta, o con muy mala explicación, que fomentan fuertemente la desconfianza
ciudadana en las instituciones electorales, y su inevitable y severa censura. Por
supuesto, la mayor censura de este proceso electoral sigue siendo su
manipulación anticipada por el gobierno y los poderes económicos. Nadie en la
ciudadanía ha olvidado el golpeteo sucio y obsesivo del equipo de campaña de
Felipe Calderón en contra de Andrés Manuel López Obrador, a lo largo de los
meses previos a la elección y con particular dureza en las últimas semanas: su
simple recuerdo es indignante y causa repulsa. El dinero que se gastó rebasa
por mucho el presupuesto autorizado, y aquí nos encontramos con otro de los
aspectos más lamentables de la elección mexicana. La
otra descalificación mayúscula que merece el proceso electoral fue la descarada
y continua intervención de Vicente Fox para descalificar a López Obrador y
favorecer a Calderón. Aquí entraríamos ya en el terreno de lo que se ha llamado
una "recusación abstracta" de la elección, que se refiere a una
posible invalidez del entero proceso. Muchos
la han llamado ya elección de Estado, o elección del sistema de poder (político
y económico), o inclusive golpe de Estado anticipado. El hecho es que nos
encontramos, en esta era de la "sociedad de la información", con un
fenómeno nuevo que distorsiona absolutamente los procesos democráticos. En
apariencia se cumplen las disposiciones legales, en el terreno de los hechos se
violentan abrumadoramente. Puede decirse: hemos entrado a una era en que los
golpes de Estado son diferentes, algunos hasta podrían decir que son
"constitucionales" y por la vía de los procedimientos legales, pero
profundamente falsificados por los poderes "reales" de la sociedad.
Golpes de Estado con mayoría de votos, pudiera decirse (evocando el siniestro
ascenso de Hitler al poder por vía de las urnas). Tal
parece que en este tiempo ya no son indispensables los militares y los
espadones para aterrar a la ciudadanía y consumar los golpes de Estado. La cibernética
y los medios de difusión, a golpes de millones y miles de millones, parecen ser
ahora suficientes, y tan contundentes como antaño. Pero eso sí, no se altera su
sustancia: atemorizar a la ciudadanía e imponerle bajo amenaza el interés de
los confabulados, su ideología y modo de ver el mundo. Por supuesto que el caso
mexicano no es el primero: ya el mundo ha pasado por otros "ensayos
generales": recuérdese la última elección española en que falló la amenaza
y se revirtió su resultado en favor de Rodríguez Zapatero. El otro ensayo
exitoso fue la última elección de George. W. Bush, con la ciudadanía amenazada
por el "terror" internacional. El
objetivo de esta nueva forma de golpes de Estado no es tanto la
"subversión" del estado de cosas, sino su mantenimiento forzado
cuando peligra. Tal es típicamente el caso mexicano. ¿Triunfará
en México esta nueva forma de golpes de Estado que se universaliza? En todo
caso resulta repulsivo que la marioneta utilizada ahora "extienda la
mano" a los adversarios. ¿Cinismo sin límite? En todo caso debiera
recordarse al joven Felipe Calderón que la misma fórmula fue utilizada por un
presidente mexicano que ya tramaba el asesinato del 2 de octubre de 1968. Luis Linares Zapata Acuerdo
o imposición
Sobre
la injusta realidad clasista de México, con su perfil hasta territorialmente
escindido, el resultado electoral puede trasformarse en un polvorín reactivo
que abra, aún más, tan delicada herida. Pocos entienden lo que un proceso de
lucha por el poder puede ocasionar cuando lo penetran rasgos distintivos
complicados, tales como los que acompañaron al proceso de competencia, desde
sus tanteos iniciales hasta los que emergieron de las urnas el 2 de julio
pasado. Al escaso margen de diferencia entre los dos punteros, situación poco
envidiable, le siguen las innumerables y extrañas injerencias, las
inconsistencias o las mismas ilegalidades que lo enmarcaron antes y después de
los votos. Las heridas que la contienda dejó en el cuerpo social bien pueden
convertirse en llagas y entrar en acelerada descomposición. Hará falta un
delicado tratamiento que aleje los arrestos de imposición que ya se empiezan a
notar desde la derecha. Mientras,
allá abajo, en lo íntimo de las maceradas entrañas de millones de excluidos,
parece que ha recalado por estos tiempos electorales una afrenta adicional.
Confiaban en la llegada, por fin, de una oportunidad que los redimiera y no la
quieren ver alejarse con premura inusitada. Para esa otra extensa, desdibujada,
franja de mexicanos que otean con angustia el futuro -junto al de sus
descendientes y mayores- se les advierte que no habrá, al menos por ahora,
mañana apetecible. Y esos ciudadanos que, a pesar de su relativa comodidad,
buscan mejores espacios donde desarrollarse, sentirán la mordedura de un cambio
que se les esfuma entre los dedos y el deseo de un México independiente.
Juntos, todos ellos, suman millones y están agraviados. No por la simple
pérdida, consecuencia inevitable de la competencia democrática, sino por las
brumas y trampas con que ésta se ha encubierto. Aun así, hay todavía un tramo
adicional por recorrer, el de los tribunales. Y éstos tendrán la última e
inapelable palabra. Pero
no será una ruta fácil de transitar. Los líderes de aquellos que han optado por
la continuidad (que también son millones) tratan, con todos los medios a su
alcance, de solidificar, con el paso de los días, la densidad del hecho
consumado. Al no poder alegar en su favor algo ilegal (porque simplemente no lo
es) de la ruta escogida por la coalición Por el Bien de Todos, están echando
mano de múltiples recursos, muchos de ellos, cuando menos, desaseados. Han
montado, con el auxilio del ínclito canciller, toda una ofensiva diplomática de
reconocimientos al vapor. Como en
los viejos tiempos de las inseguridades infantiles, recurren ahora a forzados
espaldarazos de potencias foráneas. También buscan, con negociaciones a
trasmano, que los gobernadores priístas, siempre prestos a tales enjuagues,
levanten, obsequiosos, la mano del ganador. Lo que le suceda a su propio partido
poco importa. La terrible hecatombe sufrida en las urnas los tiene sin cuidado.
Ellos piensan más hacia delante, más hacia sus poquiteros intereses. Allá si
sus correligionarios, en especial los que fueron elegidos legisladores, les
permiten sus torpes maniobras. La
derecha ha desatado, como estrategia central, un linchamiento mediático de
imprevisibles consecuencias. Para los pocos rostros que acaparan las bocinas
electrónicas, López Obrador, partido y seguidores, se han trasmutado en el
monstruo que por fin muestra su perfil siniestro: violento, incongruente,
destructor de instituciones, reo de ilegalidades varias, mesiánico, populista y
antidemocrático. Los urgen a aceptar su derrota. Les arguyen enfrente los
cientos de miles de mexicanos que llevaron a cabo la elección, su incontestable
honorabilidad; los miles de millones de pesos que han costado las campañas; la
impecable organización del IFE. Hasta el prestigio machacado del país sale a
relucir de nueva cuenta. Y todo porque se quiere defender lo que juzgan, junto
con sus muchos millones de personas, una victoria en las urnas. Para cimentar
lo cual se recurre a las instituciones que la ley ha creado. Justo esas leyes e
instituciones que son el fruto, que existen, están ahí, porque la izquierda ayudó,
a veces a costa de su misma sangre, a levantar. Se ha querido exiliar, para
siempre, la plaga del autoritarismo, la concentración del poder y los bienes en
las manos de unos cuantos. Para
introducir balances, para auxiliarse en la lucha contra tan poderoso
adversario, AMLO sabe que tiene que apoyarse en su extensa y sólida base
popular. López Obrador requiere apelar a la conciencia de los que luchan contra
la injusticia rampante, por afianzar su condición de ciudadanos. Ya dio una
prueba en la masiva respuesta obtenida el sábado pasado en el Zócalo
capitalino. Tendrá que mostrar, de nueva cuenta, el multiforme cuerpo de una
muchedumbre abrumadora para hacerse oír por los jueces, por el factor externo,
por los de arriba, por los demás, aun por aquellos que quieren negarle derechos
a diestra y siniestra. Después del veredicto de los magistrados del TEPJF, si
es contrario, no queda más que la prolongada construcción de un movimiento
popular de oposición. Uno que sea capaz de impedir la venta de los bienes nacionales,
conseguir mejores condiciones de vida para los de abajo y la apertura de
horizontes para los demás. Alejandro Nadal La
República fracturada
El
proceso electoral está contaminado por la falta de transparencia en el proceder
del IFE. Ahora que se inicia la fase de impugnaciones, la legislación vigente
tampoco contribuye mucho para aclarar las cosas. Por eso es importante analizar
la jurisprudencia del Tribunal electoral federal para ayudar a disipar dudas.
Estas tesis se encuentran en la página www.trife.gob.mx. El
Código federal de instituciones y procedimientos electorales (Cofipe) no
establece un procedimiento explícito para demandar la nulidad de una elección
presidencial. En 1996 se promulgó la Ley general de medios de impugnación en
materia electoral (LMI) que cubre los casos de nulidad de una elección de
senadores o de diputados. Pero no se hace referencia a la nulidad de una
elección presidencial. La
LMI establece como actos impugnables a través del juicio de inconformidad los
resultados consignados en las actas de cómputo distrital por nulidad de la
votación recibida o por error aritmético (artículo 50). Las sentencias dictadas
en estos casos pueden declarar la nulidad de la votación emitida en una o
varias casillas y modificar el resultado consignado en las actas distritales
correspondientes. En
el caso de elecciones de senadores y diputados, la sentencia puede desembocar
en la nulidad de la elección. Eso puede suceder cuando la votación en el veinte
por ciento de las casillas está afectada de nulidad. Pero para la presidencial,
la LMI no prevé esa posibilidad. Algunos analistas consideran que se podría
aplicar por analogía lo que la LMI establece para la nulidad en las elecciones
de senadores y diputados. Aplicando por analogía los artículos 76 y 77 de la
LMI a la elección presidencial, bastaría demostrar la nulidad de la votación en
26 mil casillas. Sin
embargo, la aplicación por analogía simple en este caso no es fácil. En una
elección que abarca una sola entidad federativa (senadores) o un distrito
electoral (diputados) tiene sentido el umbral de veinte por ciento porque la
unidad geográfica de referencia así lo permite. Pero aplicar ese mismo umbral a
escala nacional no es fácil. ¿Se debe aplicar por circunscripciones
electorales? ¿Por entidades federativas? La
LMI no permite responder esas preguntas y deja en el vacío legal el tema de la
nulidad de la elección presidencial. La referencia entonces es el Artículo 41
Constitucional que establece que las elecciones deben ser libres y auténticas.
Ese artículo también impone al IFE los principios rectores de certeza,
legalidad e imparcialidad. De vulnerarse estos principios, se puede concluir
que el Tribunal electoral podría declarar nula una elección presidencial. Existe
jurisprudencia del Tribunal electoral federal (TEF) sobre este punto. Esa
jurisprudencia establece que si alguno de esos principios fundamentales en una
elección es vulnerado de manera importante, generalizada y como consecuencia de
ello se ponga en duda la credibilidad o legitimidad de los comicios, éstos no
pueden surtir efectos legales y procede considerar actualizada la causa de
nulidad derivada de los preceptos constitucionales señalados. Consecuentemente,
la afectación grave y generalizada de esos principios provocaría que esa
elección careciera de pleno sustento constitucional y procedería declarar su
anulación por no haberse ajustado a los lineamientos constitucionales que rigen
toda elección (tesis S3ELJ 23/2004). El
PRD y su coalición no están demandando la nulidad de la elección presidencial,
sino el recuento de todos los votos, casilla por casilla. Pero el artículo 56
de la LMI señala que sólo se puede declarar la nulidad de la votación de una o
varias casillas para la elección presidencial cuando sean impugnadas en los
términos de las causas establecidas en el artículo 75 (causas a nivel de
casillas individuales). No se desprende de ese precepto la apertura de todos
los paquetes electorales. Sin
embargo, el TEF también ha sentado jurisprudencia sobre los casos en que sí
procede la apertura de los paquetes electorales. Esa tesis establece que con el
fin de alcanzar el objetivo de certeza en el sistema de justicia electoral se
prevé como atribución del órgano jurisdiccional electoral federal la de
ordenar, en casos extraordinarios, la apertura de los paquetes electorales de
una elección (tesis S3ELJ 14/2004). Sin embargo, la Sala Superior del TEF
advierte que dicha atribución es una medida extrema y excepcional, y sólo se
puede ordenar cuando la gravedad de la cuestión controvertida así lo exige.
Finalmente, hay dos condiciones para proceder en ese sentido. La primera es que
no procedería la apertura de paquetes cuando las irregularidades esgrimidas no
sean susceptibles de ser aclaradas mediante esa diligencia. La segunda
exigencia es que la apertura de paquetes no puede llevarse a cabo si el proceso
electoral se retrotrae a fases ya concluidas. La
República está fracturada y el proceso electoral no sirvió para mejorar el
estado de cosas. Al contrario, la sospecha y la desconfianza marcarán estas
elecciones por siempre. El país no puede darse el lujo de que la legitimidad
electoral del próximo presidente sea cuestionada. Si alguna vez hubo necesidad
de una lección de moral política Republicana, es ahora. El Tribunal electoral
federal debe ordenar la apertura de los paquetes electorales porque la gravedad
de la cuestión controvertida así lo exige. Robert Fisk El
martirio de los hijos en la guerra de Irak
Beirut.
En las mezquitas de Sidón y Trípoli alardean de sus "mártires" en
Irak: palestinos y libaneses que hicieron su último viaje, desde los barrios
pobres y campos de refugiados de Líbano, a la muerte entre los desechos de la
guerra iraquí. Uno de los más recientes combatientes palestinos, aunque al
parecer los estadunidenses no tienen idea de cuál era su nombre, murió en el
ataque aéreo de Estados Unidos contra el escondite de Abu Mussab Zarqawi, el
presunto jefe de al Qaeda en Irak. La muerte de Saleh Qilawi, quien compartía
aparentemente la casa de Zarqawi en Baquba junto con dos de las esposas del
líder, un niño y otro hombre, ocurrió cuando los jets estadunidenses dispararon
dos misiles contra el edificio. El hecho fue anunciado por los altavoces de una
mezquita en el campo de refugiados de Ein el Helwe, en Sidón. Carteles
que tapizan los muros de Trípoli alaban a más de 50 "mártires", todos
ellos sunitas musulmanes de la segunda ciudad más grande de Líbano, donde los
sermones radicales islámicos se han vuelto cada vez más frecuentes a raíz de la
invasión estadunidense de 2003 a Irak. Tanto en Trípoli como en Ein el Helwe,
los carteles y banderas proclaman el apoyo del pueblo libanés a "los
héroes de Fallujah", el centro de la insurgencia iraquí en la provincia de
Anbar y que ha sido el campo de batalla de las tropas estadunidenses y sus
opositores árabes durante más de tres años. Qilawi
dejó Sidón para ir a Irak hace un año, y regularmente llamaba por teléfono a
sus padres. Cuando éstos "celebraban" su muerte, las familias de los
libaneses y los palestinos que murieron combatiendo a las fuerzas armadas de
Estados Unidos afirman que no tienen por qué hacer duelo: constantemente
reciben felicitaciones de los miembros del movimiento de Isbar al Ansar que,
según autoridades de Beirut, estuvieron detrás del levantamiento en las
montañas del norte de Líbano hace seis años. En
el campamento de Sidón, Darwish Hitti también "celebra" la muerte de
su hijo Mohamed, quien junto con su amigo Mohamed Yorshali falleció hace una
semana. Nadie sabe cómo murieron, pero el reportero local Mohamed Zaatari
afirmó que estos mujaidines
dejaron notas en las que informaban que se unieron a la jihad y pedían a sus padres no llorarlos. Está
claro que tanto en Sidón como en Trípoli hay gente dedicada a reclutar a
posibles combatientes que quieran ir a Irak. Un residente de Sidón dice que no
sólo el movimiento Isbar al Ansar lo hace, sino también el religioso Tawheed
(unidad), y que ambos están enviando a gente a Irak. Para pocos es un secreto
que los futuros mártires, también involucrados en los atentados con bomba
contra soldados estadunidenses, se trasladan a través del territorio de Siria. Cuando
el diario The Independent reveló
por primera vez que decenas de atacantes suicidas se trasladaban de Líbano a
Irak, una familia dejó claro en entrevista que había hombres en la comunidad
que "estaban a la espera del mensaje que les informaría que era su turno
de ir". Para
Líbano, estos son tiempos de tensión. El mayor grupo del país -el de los
chiítas- siente tener mucho en común con los chiítas de Irak y sufre
amargamente la destrucción de sus mezquitas y otros lugares sagrados, de la
cual los estadunidenses culpan a los insurgentes sunitas. Muchos
prelados sunitas de alto nivel en Líbano tienen relaciones o parentescos con
los chiítas iraquíes. Sin embargo, los sunitas conforman la segunda mayor
comunidad musulmana en Líbano y con mayor frecuencia expresan su apoyo hacia
sus correligionarios en Irak. Los
chiítas del sur y este de Líbano ahora ven a las ciudades mediterráneas de
Trípoli y Sidón con una preocupación que raya en la desconfianza. Debido
a que la comunidad alawita, que domina el poder político en Siria, es chiíta,
cuando la mayoría de los sirios son sunitas, no es difícil de entender las más
oscuras pesadillas que padecen los pueblos de esta región. Si el conflicto
civil en Irak se moviera hacia el oeste, podría abrir abismos a partir de las
grietas religiosas que existen de Bagdad a Líbano. Se trata de una distancia de
solamente 80 kilómetros, pero es un prospecto apabullante para todo el mundo
árabe. ©
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