REFLEXIONES OPORTUNAS, por Jorge Gómez Barata

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

Title: TRES EN UNO

REFLEXIONES OPORTUNAS

 

                                                                  Jorge Gómez Barata

 

 

La participación de Fidel Castro confiere al debate en torno a los problemas globales el sentido de totalidad que le faltaba, pone en circulación argumentos de calidad y promueve la búsqueda de soluciones acordes con la  naturaleza de los dilemas actuales y futuros.

Por su escala, los problemas globales tienen la cualidad de influir sobre la humanidad en su conjunto y afectar tanto a quienes los crean como a aquellos que los ignoran. Debido a su entidad las soluciones a tales problemas requieren de análisis conjuntos,  consensos colectivos y de cooperación, en una escala nunca vista.

Los recientes artículos del presidente cubano a propósito de los biocombustibles, tienen la virtud de probar que en los asuntos de semejante rango, no pueden improvisarse soluciones ni aplicarse paliativos y que, cualquier intento de obtener ventajas pasajeras puede provocar un desastre.

La pobreza, el hambre, la crisis energética, el calentamiento global, la contaminación del ambiente, el derecho al desarrollo e incluso la guerra y la paz, forman una urdimbre que convierte cada asunto en parte de un todo indivisible.

 Según ha probado Fidel, tomar por un atajo y pretender solucionar la crisis de energía mediante la producción de agrocombustibles, sin plantearse los problemas energéticos en conjunto, incluyendo el modelo económico depredador y el estilo de vida promotor del consumo desenfrenado e irracional, no sólo es imposible, sino peligroso.

Abordar la escasez del combustible automotriz, tomando como matriz exclusivamente los intereses de los Estados Unidos, país que consume unos 570 mil millones de litros de gasolina al año y dispone de una capacidad de pago, aunque con papeles devaluados, prácticamente ilimitada, no es sólo erróneo sino suicida.

Los argumentos aportados en torno a la incidencia de la producción de etanol en la desmesurada escala propuesta por Estados Unidos, sobre la disponibilidad y el precio de los alimentos, hecho que puede conducir a una hambruna de proporciones planetarias, es una prueba del riesgo que significa accionar de modo festinado sobre problemas que afectan a toda la humanidad y que, por sus relaciones con otros pueden tener un nefasto efecto dominó.

Decisiones como las que actualmente adoptan algunos países que disponen de millones de hectáreas, sustituyen cultivos, sacrifican áreas de pasto e incluso talan bosques, para permitir que empresas transaccionales creen gigantescas plantaciones de caña de azúcar, soya transgénica, palma africana y otros cultivos destinados a biocombustibles, puede no sólo causar daños económicos, ecológicos y sociales, superiores a las ventajas que significan ciertos ingresos, sino comprometer sus esfuerzos a favor del desarrollo.

Cuando, con una misma mirada, Fidel propone abarcar los grandes y más decisivos problemas de nuestro tiempo que, por su entidad y por su escala afectan a toda la humanidad y se declara satisfecho porque se intensifique y se profundice el debate, está llenando un enorme vació.

Actualmente, no existe ningún foro ni espacio de diálogo en el que esos problemas puedan ser examinados de conjunto y con la imparcialidad, la honestidad intelectual y la profundidad requeridas. El Consejo de Seguridad está descalificado por la hegemonía de Estados Unidos, agencias como la FAO, el PNUD y órganos como la UNTAD están sumamente especializados en sus respectivos campos, mientras que el G7, el Foro de Davos y la OMC son parte del problema, no de la solución.

Felizmente, el punto de vista de Fidel Castro no puede ser ignorado ni sus ideas contenidas por cortinas de silencio. Se trata de la voz más alta y limpia del Tercer Mundo, respaldada por una obra y una consagración que lo convierten en paradigma de honestidad.

El punto de vista del más brillante y experimentado de todos los políticos en activo, está expuesto con la buena fe de quien colabora sin esperar nada a cambio, la honestidad del que alerta a sus amigos y la humildad de quien considera la suya una “pobre pluma”.

Excepto el imperio con el que no tiene paz, para Fidel todos los demás actores son interlocutores válidos. Bienvenidas sus reflexiones.