EE UU.- Se entrega médico militar en Fort Irwin

[Pedro Martínez Pírez <pmpirez@rhc.cu>]

 

Firme. Agustín Aguayo (centro), acompañado de familiares y simpatizantes en la Plaza Olvera. (J. EMILIO FLORES/La Opinión)

Se entrega médico militar en Fort Irwin

‘No soy un desertor ni un cobarde’, dice Agustín Aguayo; rechaza volver a Irak

Eileen Truax
eileen.truax@laopinion.com
27 de septiembre de 2006

"Somos fuertes, vamos a salir de esto, nunca lo olvides". La última frase de la carta que le escribieron sus hijas gemelas de 11 años seguramente ayudó para que Agustín Aguayo reuniera la fuerza suficiente para entregarse ayer en la base militar de Fort Irwin, cerca de Barstow, California, en donde probablemente enfrentará una corte marcial por negarse a ir a la guerra en Irak.

A las seis de la tarde de ayer, Aguayo, médico militar que se encontraba en calidad de Ausente sin Licencia (AWOL) por negarse a regresar al campo de batalla, ingresó en las instalaciones de Fort Irwin acompañado de su familia, amigos y simpatizantes.

En el lugar lo esperaba un comité de recepción de la Policía Militar y tras despedirse de su esposa y de sus acompañantes, Aguayo afirmó no tener miedo de ponerse en manos de la justicia militar "porque creo en el honor militar y vengo con honor a entregarme".

Aguayo, el primer integrante del Ejército de origen mexicano que se rehusó a ir a Irak declarándose objetor de conciencia, asegura que cuando se enlistó en 2002 estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que le pidieran. Sin embargo, la experiencia de su primer año en Irak lo hizo cambiar de opinión. "Ver a personas muertas y ponerlas en bolsas cambia a un ser humano completamente", comenta. "Me tuve que preguntar, ¿es esto moralmente aceptable?".

Al regresar de Irak el joven de 34 años, originario de Guadalajara, Jalisco, solicitó el estatus de Objetor de Conciencia y pidió licencia en el Ejército.

A pesar de una revisión favorable por parte de los militares que lo entrevistaron, se le negó el estatus solicitado. Entonces inició una queja civil en el tribunal de distrito de Washington, D.C.

Antes de conocerse la resolución del tribunal, Agustín Aguayo recibió la orden de partir por segunda ocasión a Irak el pasado 1 de septiembre. Al no presentarse en la fecha requerida, el militar podría haber sido forzado a embarcar con el Primer Batallón del 18 Regimiento de Infantería.

Ante esta situación, decidió escapar por una ventana de su casa.

A Agustín le cuesta trabajo hablar. Vestido de civil, parado frente a más de 30 cámaras fotográficas y de televisión, pasa saliva antes de dirigir algunas frases cortas, pero contundentes.

"No soy un desertor ni un cobarde", aseguraba Aguayo a un reportero. "Alguna gente me podría decir que soy cobarde, pero yo estuve ahí e hice mi trabajo lo mejor que pude; pero no puedo seguir apoyando la guerra".

Durante una conferencia de prensa frente a la iglesia de la Placita Olvera, horas antes de entregarse, Agustín explicó sus razones para negarse a ir a Irak.

"No creo que sea aceptable para Dios que los hombres se destruyan de esa manera". Por esta razón, explicó, dejó de cargar con municiones el fusil que le obligaban a llevar todo el tiempo. "Sé que ahora puedo enfrentar la cárcel, pero eso es algo con lo que puedo vivir. Con lo que no podía vivir más era participando en una guerra".

Helga Aguayo, esposa de Agustín desde hace 15 años, no cesa de decir lo orgullosa que se siente de su marido. "Espero que la corte entienda que sí es un objetor de conciencia realmente; yo lo conozco y sé que el ir a la guerra habría sido para él una tortura de conciencia".

De acuerdo con Helga, las hijas de ambos, cuyos nombres decidió reservarse la familia, entienden la situación y apoyan a su padre. "Ellas saben que para que él esté en paz, esto es lo que debe de hacer. Que para ser libre, tal vez tenga que ir a la cárcel", señaló.

Una vez que se despidió de su familia en la base de Fort Irwin, Agustín fue esposado y escoltado por dos policías militares en una patrulla.

En el interior de las instalaciones de la base militar, integrantes del servicio médico verificaron su estado de salud y esperarían instrucciones del comando central para saber si el soldado permanecerá ahí, será trasladado a otra base militar en Estados Unidos, o será devuelto a la base militar que le corresponde en Alemania.