EL MUNDO HOY:
HEGEMONÍA O
SUPERVIVENCIA.
De Noam Chomsky.
A
fines de Junio la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el desarme
terminará la segunda de sus sesiones del año 2001. Las perspectivas de
algún resultado constructivo son muy pequeñas. Las discusiones han sido
bloqueadas por la insistencia de Estados Unidos en llevar a cabo los
programas de defensa de misiles balísticos (PMB) contra una oposición
casi unánime. Hay un buen nivel de consenso de amplio espectro en lo que
se refiere a la finalidad del PMB. Los adversarios potenciales lo
consideran como un arma de ataque. El SDI de Reagan (La"Guerra de las
Estrellas") fue entendido de la misma manera. El funcionario chino
encargado del control de las armas-clave no hizo otra cosa que reflejar
el sentimiento común cuando observó que "Una vez que Estados Unidos crea
tener tanto una fuerte lanza como un fuerte escudo, podr&ia cute;a
llegar a concluir que nadie puede hacer daño a Estados Unidos y que
ellos sí que pueden hacer daño a cualquiera en cualquier parte del
mundo. Podría haber muchas más bombas que en Kosovo”.
[Esta
fue] la reacción de una buena parte del mundo a lo que fue percibido
como un regreso a las “guerras de las cañoneras” de hace un siglo,
cuando las “potencias coloniales de Occidente, que disponían de ventajas
tecnológicas aplastantes, sometían a naciones indígenas indefensas que
no tenían la capacidad de reaccionar” fingiendo optar [por esta
solución] “enmascarándose de honestitad moralista” (el analista militar
israelí Amos Gilboa). La reacción a la guerra británico-estadounidense
en el Golfo fue más o menos la misma entre las “naciones indígenas
indefensas” tradicionales. Afortunadamente por la imágen que tiene de sí
misma, la ideología occidental queda bien aislada de tales desviaciones
de la forma correcta de pensar.
China
también es bien conciente de no ser inmune. Sabe que Estados Unidos y la
OTAN mantienen el derecho de usar primeros las armas nucleares y sabe,
tanto como lo saben los analistas militares esadounidenses, que “los
vuelos de aviones EP-3 estadounidenses cerca de China... no son
solamente de vigilancia pasíva; el aeroplano también junta informaciones
que se usan para desarrollar planes de guerra nuclear" (William Arkin,
Bull. of Atomic Scientists, Mayo/Junio 2001).
Los
analistas militares canadienses han avisado a su gobierno que el
objetivo de los PMB es “evidentemente, él de preservar la libertad de
acción de Estados Unidos y la OTAN, y no porque Estados Unidos realmente
tema la amenaza nord-coreana o iraní”. Prominentes analistas
estratégicos están de acuerdo. Los PMB "facilitarán una aplicación más
efectiva del poder militar estadounidense en el exterior” – escribe
Andrew Bacevich (National Interest, verano 2001): "Aislando el
territorio metropolitano de las represalias – aunque de manera limitada
– la defensa de misiles asegurará la capacitad y la voluntad de Estados
Unidos de ‘formar' el ambiente en otras partes”. Èl menciona con
aprobación la conclusión de Lawrence Kaplan: "La defensa misilistica no
es realmente destinada a proteger America. Es un instrume nto de dominio
global”, de “hegemonía”.
El
hecho que este objetivo tendría que ser aceptado por la masa de los que
piensan correctamente resulta directamente de la opinión “respetable”
que “define los parámetros en los cuales se mueve el debate político”.
El espectro es muy amplio: sólo excluye los “andrajosos restos de los
aislacionistas más duros” y "aquellos pocos radicales sitiados que
todavía extrañan los días de gloria de la década de los sesenta” y es
"tan acreditada que se encuentra virtualmente inmune contra el desafío"
(Bacevich). El primer princípio es sencillo: "America como vanguardia
histórica”. Segun este acreditado princípio, "la historia tiene una
dirección y un destino discernible. Ùnica entre todas las naciones del
mundo, Estados Unidos comprenden y revelan la finalidad de la historia”
, es decir, “la libertad, conquistada mediante la difusión del
capitalismo democrático y personificada por el Modelo de Vida
Americano”. Por consecuencia, la hegemonía estadounidense representa la
realización de la finalidad de la historia; la más pura obviedad, "
virtualmente inmune contra el desafío".
Este
princípio no es de ninguna manera nuevo, y Estados Unidos tampoco es el
único, historicamente, en calentarse al fuego de las alabanzas
provenientes de los pensadores domésticos.
Contrariamente a esto, la finalidad ofrecida al público – la
protección contra los “estados pícaros” – no es tomada muy en serio.
Ningún estado lanzaría misiles contra Estados Unidos a menos que no se
dedique al suicidio colectivo instantáneo. Y hay medios mucho más
fáciles y seguros para infligir daños enormes a su territorio. "Todo
aquel que dude que los terroristas puedan contrabandear una ojiva
nuclear a Nueva York, tendría que tener presente que podrían siempre
envolverla en una bala de marihuana " ha comentado sardonicamente un
prominente analista. Otro llama la atención sobre el hecho que “una
bomba nuclear capaz de borrar del mapa Manhattan y de matar a 100.000
personas es una bala de plutonio del peso de aproximadamente 15 libras
[6,8 kilos. N.D.T.]. Es un poco más grande que una pelota de s oftball.
Se podría contrabandear una bomba así a Estados Unidos en una maleta. Y
si se puede contrabandear una, se pueden contrabandear muchas”.
Desde
luego las armas nucleares no son las únicas armas de destrucción masiva
(ADM): se puede argumentar que las armas químicas y biológicas
representan una amenaza mayor contra el rico y poderoso. El tratado de
1997 que prohibe las armas quimicas está languideciendo sobre todo
porque Estados Unidos no ha financiado las inspecciones y otras acciones
al mismo tiempo en que Washington le ha “tomado el pelo” al tratado
eximiéndose de hecho, como observa un analista mayor del Centro Henry
Stimson. La prohibición de las armas biológicas ha sido minada por la
insistencia de Estados Unidos en limitar las inspecciones “para proteger
las indústrias farmacéuticas y biotecnológicas americanas”
Según
dicen, la administración Bush tiene la intención de rechazar el borrador
del tratado resultante de seis años de negociaciones con el expediente
de verificar su conformidad con el tratado de 1972 que prohibe las armas
biológicas. (NYT, 27 de April, 20 de Mayo de 2001).
A
parte de todo esto, se reconoce ampliamente que la amenaza más seria
contra Estados Unidos (y el mundo) es el enorme sistema de armas
nucleares soviéticas, con sus dispositivos de seguridad y de
mando-y-control que se han deteriorado severamente tras el colapso de la
economia bajo las reformas neoliberales. Los negociadores de Clinton han
estimulado a Rusia a adoptar la estratégia de Washington de alerta de
lanzamiento para mitigar la ansiedad rusa respecto al PMB y al
anulamiento del tratado ABM, una propuesta “bastante bizarra”, como
comentó un experto, porque “sabemos que su sistema de alerta está lleno
de agujeros”. En los últimos años se ha llegado peligrosamente cerca de
lanzamientos accidentales. Clinton tenía un pequeño programa para
asistir a Rusia en la tarea de tutelar y desarmar el arsenal nuclear y
de proveer empleos alter nativos para los científicos nucleares. Un
grupo bipartito de expertos del Departamento de Energía ha hecho un
llamamiento para un drástico aumento de financiación para este tipo de
programas. El copresidente Howard Baker, ex líder de la mayoría
republicana en el Senado, ha declarado en Abril frente al Comitado del
Senado para las Relaciones Exteriores que "realmente me dá de pensar el
hecho que podría haber en la ex Unión Soviética... unas 40.000 armas
nucleares, malamente controladas y almacenadas, y que el mundo no se
encuentra en un estadio prehistérico por el peligro”. Una de las
primeras acciones de la administración Bush fue la de reducir estos
programas, aumentando el riesgo de lanzamientos accidentales o
filtración de “armas nucleares perdidas” hacia otros paises, incluidos
los “estados pícaros” favoritos de Washington, seguidas por científicos
nucleares sin! ninguna otra oportunidad de emplear sus capacidades. Las
propuestas rusas de reducir drasticamente los misiles han sido
rechazadas.
Un
argumento común es que el PMB no funcionará. Una posibilidad mucho más
peligrosa es que parece ser factible; la apariencia se interpreta como
realidad por cuestiones de supervivencia. Los servicios de inteligencia
estadounidenses predicen que cada despliegue impulsará a China a
desarrollar nuevos misiles nucleares, multiplicando por diez su arsenal
nuclear, probablemente con ojivas múltiples (MIRV), "incitando a India y
Pakistán a responder con sus propios incrementos", con un probable
efecto-onda en el Oriente Medio Los mismos análisis, y otros más,
concluyen que “la única respuesta racional de Rusia sería la de mantener
y fortalecer la fuerza nuclear rusa existente”. Durante la conferencia
ONU sobre el Tratado de No-Proliferación, en Mayo de 2000, el PMB fue
ampliamente condenado porque socavaría d&eac ute;cadas de acuerdos
sobre el control de las armas y provocaría una nueva carrera
armamentista. Ambos partidos políticos insisten en ello, aunque por
motivos diferentes.
El
general Lee Butler, ex jefe del Alto Mando Estratégico estadounidense
(1992-94), lo considera “peligroso hasta el punto que en ese caldero de
animosidades que llamamos Oriente Medio, una nación [Israel]
aparentemente se ha armado con reservas de armas nucleares, tal vez
centenares, y que esto inspira a otras naciones a hacer lo mismo”. Un
“Memorandum de Acuerdo” del Octubre del 1998 entre Estados Unidos e
Israel, que amplía su relación militar y estratégica, fue ampliamente
interpretado en el sentido que Estados Unidos considera el arsenal
nuclear israelí "no sólo un factor positivo en el balance de poder de la
región, sino también algo que [Estados Unidos] debería apoyar y
aumentar”. (Informe Especial de la Fundación para la Paz en el Oriente
Medio, Invierno de 1999). Desde 1998 la política no oficial de Est ados
Unidos ha sido la de aumentar la ayuda militar a Israel hasta 60 million
de dólares en el año. En Enero de 2001 la administración Clinton
saliente anunció que la política es de continuar hasta el año 2008, y
que para entonces el nivel anual de 1,8 billones de dólares habrá
aumentado hasta los 2,4 billones de dólares. Clinton recomendó también
que Israel fuera entre los primeros destinatarios de los aviones F-22
que actualmente se están desarrollando. En Junio la fuerza aérea israelí
anunció la adquisición de 50 aviones F-16 al coste de 2 billones de
dólares, financiados en gran parte con la ayuda militar estadounidense,
y esto poco después que sus aviones F-16 fueran usados para bombardear
blancos civiles palestinos. Estados Unidos e Israel llevan a cabo
regularmente maniobras militares secretas, así como Israel se ha
transformado en una b! ase militar estadounidense offshore (acerca de
estos programas véase William Arkin, Washington Post, 7 de Mayo de
2001). Segun la prensa israelí una de estas maniobras conjuntas, en
Septiembre de 2000, fue dedicada a los planes para la reconquista
israelí de los enclaves transferidos a la administración palestina; la
infantería de marina estadounidense proporcionó entrenamiento con armas
que Israel no tenía, así como “técnicas de combate americanas”. Lo que
ya es “extremadamente peligroso” llegará a serlo aun más en cuanto el
renovado ímpetu estadounidense hacia la proliferación de las ADM tenga
sus previsibles efectos, aumentando de nuevo la amenaza a la seguridad
de todos y hasta a la supervivencia.
Los
planes actuales pueden parecer iracionales, pero sólo si uno tiene la
supervivencia más en cuenta que la hegemonía. La historia de la carrera
armamentista revela un cálculo bastante diferente. Hace 50 años la única
amenaza a la seguridad de Estados Unidos, en ese entonces sólo
potencial, era constituida por los ICBM. Probablemente la URSS habría
aceptado un tratado que pusiera fin al desarrollo de estas armas,
sabiendo que se encontraba muy atrás. En su historia de la carrera
armamentista McGeorge Bundy refirió que no pudo encontrar ningún rastro
de algún interés en perseguir esta posibilidad. Los archivos rusos
abiertos hace poco fortalecen mucho las evaluaciones de analistas
estadounidenses de alto nivel según las cuales tras la muerte de Stalin,
Khrushchev hizo un llamamiento para la mutua reducc ión de las fuerzas
militares de ataque, y cuando estas iniciativas fueron ignoradas por
Washington, las llevó a cabo unilateralmente contra la objección de su
propio mando militar. Los archivos estadounidenses revelan que la
administración Eisenhower tenía poco interés en el desarme negocial y
otras movidas para bajar la tensión internacional. No cabe duda que los
analistas de Kennedy compartían la interpretación de Eisenhower segun la
cual "una gran guerra destruiría el hemisferio norte”. Tambien sabían de
los pasos unilaterales de Khrushchev hacia la reducción radical de las
fuerzas de ataque soviéticas, y sabían también que Estados Unidos tenía
una ventaja aplastante. No obstante, eligieron rechazar la invitación a
la mutualidad hecha por Khrushchev, preferiendo llevar a cabo un
incremento masivo de la fuerza convencional y nuclear, colocando
as&iacu! te; el último clavo en el ataúd de la "agenda de Khrushchev
de detener a los militares soviéticos" (Matthew Evangelista, Cold War
International History Project, Dic. 1997).
Segunda Parte
Los
observadores europeos encuentran una “paradoja” el hecho que "un país
que quiere gastarse más de un billón de dólares en un proyecto no
demostrado para hacer estallar ojivas nucleares cuando entren en la
atmósfera no eligiría de pagar menos de la milésima parte de este monto
para ayudar a evitar que el plutónio caiga en las manos de algún “estado
pícaro”, mientras saben muy bien que es mucho más probable que alguna
“bomba pícara” llegue en una maleta o con un camión o un bote, y no que
[llegue] en un misíl lanzado de manera evidente y que tiene bien grabada
la dirección del remitente” (Julian Borger, Guardian Weekly, 24 de
Mayo). Aparentemente, las demás opciones actuales que aumentan el riesgo
para la supervivencia parecen igualmente paradójicas. La paradoja se
resuelve je rarquizando oportunamente los valores de la hegemonía y la
supervivencia e incluyendo otras ventajas de los programas militares
sobre las cuales volveremos a hablar.
Como
subrayó Vijay Prashad en su reciente comentario acerca del PMB y del SDI
(18 de Junio) la cuestión principal no es el PMB sino el control del
espacio, es decir un programa bipartido. Estos hechos cruciales
alcanzaron la conciencia del público en general cuando el Secretário de
la Defensa Donald Rumsfeld anunció una revisión de los programas
espaciales del Pentágono que “aumentaría sensiblemente la importancia
del espacio externo en la planificación estratégica”. Los nuevos planes
requieren el “desarrollo de sistemas de armas para el espacio externo”,
una “proyección de potencia” desde el espacio, es decir “meter en el
espacio armas de ataque” (NYT, 8 de Mayo ; Christian Science Monitor, 3
de Mayo). Estos planes fueron delineados en el informe de la segunda
comisión de expertos Rumsfeld publicado en Enero (la pri mera, en
Octubre de 1998, alertaba sobre amenazas de ataques con misiles,
influenciando aparentemente la decisión de Clinton de acelerar los
programas PMB). El informe de la segunda comisión concluye que la guerra
espacial es una “certeza virtual” y pide el desarrollo de armas
anti-satélites (ASAT) (en violación del tratado ABM de 1972) así como el
posicionamiento de armas en el espacio (violando el Tratado sobre el
Espacio Externo de 1967).
Examinando estos planes en la revista Foreign Affairs (Mayo de
2001), Michael Krepon, ex presidente del Centro Henry Stimson, advierte
que contienen una contradicción interna: es mucho más facil desarrolar
los ASAT que el PMB y unos ASAT del adversario anularían cualquier
programa PMB neutralizando los satélites de los que éste depende.
Sólo
se puede resolver esta contradicción con un “domínio absoluto del
espacio así como sugerido por el informe Rumsfeld”, con armas de ataque
y una espiral de carrera armamentista en el espacio cuando los demás,
inevitablemente, tomen contramedidas. En cambio él recomienda reforzar
los tratados existentes que, como subraya, han sido observados. Todo
esto tendría un sentido si la finalidad fuera la supervivencia y no la
hegemonía.
El
Comando Espacial estadounidense sostiene que “en el futuro, el hecho de
ser capaces de atacar blancos terrestres desde el espacio podría ser
decisivo para la defensa nacional. Por consiguiente El Comando Espacial
estadounidense está identificando activamente roles, misiones y cargas
explosivas potenciales para este problable nuevo campo de batalla”. El
fundamento fue explicado en su folleto “Visión para el 2020”. La primera
finalidad es anunciada de manera destacada en la cobertura de frente:
“Dominando la dimensión espacial de las operaciones militares para
proteger los intereses y las inversiones estadounidenses”. Esta es la
próxima fase de la tarea historica de las fuerzas armadas. “Durante la
expansión de los Estados Unidos continentales hacia el Oeste, los
puestos militares avanzados y la caballería adquirieron importancia
protegiendo nuestras caravanas, nuestros poblados y nuestro ferrocarril”
– actuando sólo en plan de autodefensa, debemos entender, tal vez
persiguiendo los esfuerzos bien intencionados, aunque fracasados, de
“dirigir, guiar y ayudar a los nativos americanos [entre otros] hacia el
lado justo de la historia (Bacevich), la misión histórica de América
respecto al mundo. Además “las naciones construían buques para proteger
y aumentar sus intereses comerciales”. El próximo paso lógico son
fuerzas espaciales para proteger “los Intereses Nacionales de Estados
Unidos [militares y comerciales] y las Inversiones. El papel de Estados
Unidos en el espacio debería ser comparable al de los “buques que
protegían el comercio marítimo”, aunque con una sola potencia
hegemónica, mucho más abrumadora que la Armada Británica en los siglos
pasados.
Por
supuesto el Comando Espacial es conciente del dilema de Krepon y
proyecta de superarlo con un “dominio de pleno espectro”: un dominio
militar aplastante en tierra, mar y aire así como en el espacio, de
manera tal que Estados Unidos será “preminente en cada forma de
conflicto”, en la paz y en la guerra. La necesidad de tamaño dominio se
presentará como resultado del aumento de la “globalización de la
economía”, lo que supone llevará a un “aumento de la división entre los
que ‘tienen' y los que ‘no tienen', evaluación compartida por los
servicios de inteligencia estadounidenses en sus proyecciones para el
año 2015 (lo opuesto a lo que forma la base de las teorias económicas,
pero acorde con la realidad). Entre los que no tienen, el aumento de la
división puede llevar a una inquietud que Estados Unidos debe estar pr
eparado a controlar “usando sistemas espaciales y planeando ataques de
precisión desde el espacio” para “contrarrestar la proliferación mundial
de las ADM” por parte de elementos revoltosos – una consecuencia
previsible de los programas recomendados, tal como el “aumento de la
división” es una consecuencia anticipada de la forma preferida de
“globalización”.
El
Comando Espacial podría haber extendido la analogía a los “buques
protegiendo el comercio marítimo” y a los militares “defendiendo” los
intereses en expansión. La armada y los militares en general jugaron un
papel preminente en el desarrollo tecnológico e industrial de la edad
moderna. Lo mismo hicieron con la consolidación empresarial: el célebre
pacifista Andrew Carnegie dependió mucho de los contratos de la armada
cuando fundó la primera empresa de un billón de dólares, la US Steel. La
militarización del espacio brinda oportunidades parecidas en la era
actual. “En términos de potencial tecnológico internacional”, escribe el
historiador de la economia Clive Trebilcock , la habilidad de construir
el mayor número de piezas de artillería al rededor del año 1910 era en
grandes line as parecida a la habilidad de fabricar vehiculos espaciales
alrededor del año 1980”. Uno de los problemas de ingenería más complejos
de esa época, que impulsó a grandes avances en metalurgía, electrónica,
untensilios mecánicos y procesos de producción, fue la tarea de
construir máquinas enormes para disparar balas de una plataforma en
movimiento a un blanco en movimiento. Los fusiles de tiro rápido y la
producción avanzada de fusiles también representaron para la ingeniería
y la producción tareas desafiantes que pudieron ser emprendidas por la
industria “civíl” gracias a los contratos del gobierno, los cuales
“jugaron un papel vital en remover las barreras de riesgo para la
producción masíva”; y también [lo representaron] para la investigación y
el desarrollo (I&D). Los resultados fueron transferidos directamente
a la industria autom! otora y a otras industrias mayores modernas.
Respecto a etapas antecedentes, estas tendencias de hace un siglo
representaron un gran paso en adelante, y el “Sistema de Producción
Americano”, que se basaba en 40 años de inversiones e I&D en el
Departamento de Artillería de Estados Unidos de la Armería de
Springfield y en otros lugares, asombró al mundo poniendo los
fundamentos para “una revolución mundial en la producción masíva”.
Anteriormente, los avances en la fundición de cañones habían puesto los
fundamentos de la producción de hierro y del uso de las máquinas de
vapor, “y fueron instrumentales al crecimiento de la industria de larga
escala, efectivamente creando el sistema industrial". Estos mismos
factores perduraban después de la segunda guerra mundial, pero con un
salto adelante cualitativo, esta vez principalmente en Estados Unidos,
cuando los militares otorga! ron una cobertura a la creación de los
elementos centrales de l a moderna economia de alta tecnologia. Ninguno
de los beneficiarios quiere ver la conclusión de lo que Trebilcock llama
“el banco militar que gastando del bolsillo público se ha revelado un
macizo pagador de desarrollo científico”, y también tecnológico e
industrial.
A
partir de la segunda guerra mundial, un objetivo primario de la
planificación militar ha sido él de promover la industria avanzada,
cuando los líderes de los negocios reconocieron que la industria de alta
tecnología no podría sobrevivir en una economía competitíva de “libre
empresa”, y que “el gobierno es su único salvador posible” (Fortune,
Business Week). El SDI de Reagan fue pregonado al mundo de los negocios
con estos argumentos. Mantener la “base industrial de la defensa” – es
decir, la industria de alta tecnología – fue uno de los factores
llevados a la atención del Congreso por el presidente Bush cuando éste
pidió que se mantuviera el presupuesto del Pentágono inmediatamente
después de que la caída del muro de Berlín hubiese eliminado el pretéxto
ruso. La militarizaci&oacut e;n del espacio es el próximo paso
natural, que será impulsado hacia adelante por la carrera armamentista
que se preanuncia. Hay otros que también están bien concientes de su
potencial económico. Retrayendose de su anterior postura crítica, el
canciller alemán Gerhard Schroeder declaró en Marzo que Alemania tendría
un interés económico vital en el desarrollo de la tecnología PMB, y que
debe estar segura de que “no estamos excluídos” del trabajo tecnológico
y científico en este ámbito. Se supone que la participación en los
programas PMB podría fortalecer las bases económicas de Europa en
general (véase Defense Monitor, Marzo 2001).
Por
estas razones Estados Unidos hace poco rehusó sumarse al resto del mundo
en la ratificación del Tratado sobre el Espacio Externo (al que se
asoció Israel en 1999 y en 2000 y Micronesia en 2000), y ha bloqueado
las negociaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Desarme desde cuando ésta abrió sus sesiones actuales en Enero. China y
Rusia han pedido la desmilitarización del espacio; Rusia propuso pasos
ulteriores, incluyendo la reducción de las ojívas a 1500 y la creación
de zonas desnuclearizadas. Como reportó Reuters en Febrero, “Estados
Unidos queda como único, entre los 66 estados miembros, en oponerse a la
puesta en marcha oficial de negociaciones sobre el espacio externo”; [lo
mismo] se reportó también en Desert News (Salt Lake City), en lo que
virtualmente fue la única cobertur a de la conferencia en los medios de
comunicación estadounidenses. El 7 de Junio China pidió de nuevo que se
prohibieran las armas en el espacio externo, pero Estados Unidos se
negó, “bloqueando consecuentemente el inicio de la conferencia de las
Naciones Unidas sobre el desarme para prevenir una carrera armamentista
en el espacio externo” (Financial Times, 8 de June).
Repito
que todo esto tiene su sentido si la hegemonía, con sus beneficios de
corto plazo para los intereses de élite, tiene un lugar más alto que la
supervivencia en la clasifición de los valores operativos.