Un verdadero revolucionario popular

["morales yaruro" <moyaruro@hotmail.com>]

La génesis de un verdadero revolucionario

Para los años de 1960 el joven Julián Campos sale ?exiliado? o más bien 
evitando que la intransigencia fascista del poder establecido diera con el y 
lo ?callara? por siempre. Su padre a la hora de partir se mete las manos en 
el bolsillo intentando encontrar algo que darle al joven Julián en su 
partida. Sin embargo las manos se quedarían dentro de los bolsillos y Julián 
daría a su padre el más fuerte de todos los abrazos.

Es así como Julián sale de Venezuela hacia Colombia con un pasaporte 
arreglado en el cual podía leerse el nombre de Julián Campos, su nombre en 
la clandestinidad. De ahí vuela a Checoslovaquia donde viviría durante los 
años 1966-1969.

Para este joven y su dialéctica sobre las diferencias que presenciaba en su 
país vendría una etapa de crecimiento como individuo y como activista 
político. Le tocaría vivir el mayo francés de 1968, para el cual fue enviado 
por el partido comunista, supongo que por su cercanía al encontrarse 
viviendo en Checoslovaquia. Asimismo, viviría uno de los episodios más 
interesantes en la historia de Checoslovaquia y del mundo, la primavera de 
Praga. Esto sin duda determinaría en la formación de este joven un claro 
sentido humanista y ciudadano en la lucha política.

El joven Julián sería protagonista en el mayor francés de protestas que 
terminaron significando la búsqueda del ?hombre nuevo?. Intensamente 
?protagonizó? como testigo de excepción las protestas sobre la dominación 
del hombre por los poderes establecidos. Más allá de la interpretación 
anarquista que pudiera dársele, realmente se estaba cuestionando el débil 
concepto mundial del individuo y del ser humano. Es así como importaría no 
solo las diferencias en lo que a lo material se refiere, sino el 
cuestionamiento sobre la desconsideración del ser humano, relegándolo a un 
papel de fichas de ajedrez, de adeptos o de enemigos. Particularmente para 
aquel joven de la juventud comunista venezolana sería enriquecedor oír y 
observar protestas directamente dirigidas contra el poder imperialista y 
explotador de la internacional comunista. Caramba!, ciertamente el comunismo 
formaba parte del imperialismo que tanto se había criticado.

Lo más trascendental para su formación iría a ser la primavera de Praga. 
Este movimiento sin parangón consistió en un clamor nacional de los checos 
por ?Humanizar? el comunismo. Por hacer centro de la siempre eterna 
revolución comunista al ser humano, al individuo y no a la ostentación del 
poder bajo cualquier pretexto y a costa de todo. El presidente checo en 
1968, Dubcek, intentó hacer al sistema comunista un sistema más humanizado, 
lo que le saldría caro. La tiranía soviética lo llamaría y advertiría de que 
Breshev no estaba dispuesto a tal humanización, sin embargo Dubcek continuó 
humanizando el régimen nacional a favor del ser humado y de sus derechos que 
lo hacen al individuo un ser social, a favor de derechos que lo hacen un 
ciudadano.

Es así como Breshev y los países del pacto de Varsovia enviarían más de 5000 
tanques de guerra y más de 200000 tropas a aplastar el movimiento que osaba 
a ser más humana y enfocado hacia el hombre al régimen comunista. Terminaría 
la presidencia de Checoslovaquia en manos del presidente del partido 
comunista, un verdadero vende patria, que prefirió la dominación soviética 
que la reivindicación de la nación checa y de sus ciudadanos.

En 1969 en protesta por la invasión bélica de la Unión Soviética a 
Checoslovaquia, un joven estudiante de filosofía de unos 25 años, Jan Palach 
se prendería en llamas hasta la muerte. Otro joven estudiante haría lo 
propio meses después. Estos hechos absolutamente contundentes resultaron 
definitivos para aquel joven revolucionario venezolano, el cual de vuelta a 
Venezuela se apartaría del partido comunista y entraría a formar parte de 
los fundadores de un movimiento político suscrito en el juego de la 
democracia que se bautizaría como Movimiento al Socialismo (MAS).

Recrear lo vivido:

Luego en Venezuela la lucha se escenificaría en el campo democrático, 
adversando a un modelo rentista y explotador, que nunca respondió al modelo 
económico de una democracia. En vez de desplegarse un sistema contractual 
típico de una democracia se desarrollo un modelo explotador que por medio de 
un ?bozal de arepa? se garantizaba que cada vez que se realizara unas 
elecciones el populismo, despliegue de romerías, planes corto placistas de 
corte demagógico e irresponsable garantizaran el sostenimiento del status 
quo. Una elite política infiltró lo que debió ser un sistema de poderes 
independientes. Se instalaron tribus en el poder judicial de las cuales la 
de David fue la más emblemática. La partidocracia y el bipartidismo 
reorganizó el territorio nacional por colores.

Julián para entonces profesor universitario y profesional de la economía 
seguía activo políticamente. Adversaba a la carnetocracia por 
discriminatoria, porque aun cuando el mapa venezolano era blanco o verde 
debía respetarse a cada uno de los venezolanos por lo que son, ciudadanos 
todos, y no por el color político al que pertenecieran. Obviamente, para la 
elite política resultaba rentable y racional mantener el modelo populista 
rentista ya que garantizaba la permanencia en el poder y disfrutar de los 
beneficios que de ella se desprendían.

Los revolucionarios verdaderos como Julián criticaron al sistema rentista, 
al populismo irresponsable, y a la pasividad contemplativa de elites 
acomodadas (política y económicamente). Sin embargo, el país quedó 
entrampado en un juego de ignorancia y populismo que mantuvo hasta los 
noventa un letargo nacional.

Julián Campos nunca quiso comprar una vivienda propia porque le parecía que 
lo material era intranscendente. Aun así, entendió que la vida y el ser 
humano era un conjunto de materia y espíritu con virtudes y defectos. Es así 
pudo entender que satanizar lo material resultaba casi una barbarie que 
posiblemente solo evidenciaba resentimiento y odio. Julián Campos murió a 
los 49 años en 1984.

Han pasado más de treinta años de aquella época convulsionada de los 
sesenta, de pasiones, juventud y crítica, en la que un gran número de 
hombres y mujeres protestaron demandando por la humanización del planeta y 
particularmente de los regímenes que dominaban el mundo. Hoy sorprende que 
Venezuela haya retrocedido siglos en lo que a los derechos fundamentales de 
los individuos se refiere, así como la presencia obscena de un todo poderoso 
rodeado de una elite ?revolucionaria? parcialmente dueños de la justicia y 
la economía venezolana. Se repite la historia del rentismo, populismo, se 
han creado nuevas tribus y más de un alto funcionario revolucionario se le 
ha visto con maletas repletas de dólares. Hoy día los poderes no presentan 
el menor grado de independencia e incluso el nuevo caudillo ha vociferado a 
favor de su permanencia eterna en el poder.

Es posible que este llegando la hora de que los venezolanos hagamos nuestra 
propia primavera o nuestro propio mayo. Seguiremos como progresistas 
valorando al individuo, respetándolo y fortaleciéndolo como elemento 
fundamental de una sociedad. Ningún ser con verdadera sensibilidad social 
podrá aprobar la subordinación de los derechos humanos, la libertad de 
expresión y de protesta a un abstracto como el ?bienestar social? que 
verdaderamente es excusa de una elite fascista atornillada al poder. Esta 
elite revolucionaria vagabunda jamás ha sido revolucionaria, ni de formación 
ni de práctica. Sin lugar a dudas, solo necesitaban la oportunidad en el 
poder para demostrar el grado de fascismo que los embiste, y su absoluto 
desprecio hacia el país y sus nacionales.

Hoy Julián adversaria a un régimen explotador, fascista, discriminatorio, no 
democrático de igual manera que verdaderos intelectuales de izquierda lo 
hacen actualmente. Ser verdaderamente revolucionario, con sensibilidad 
social y respeto al ser humano conlleva a adversar un régimen que solo 
considera al individuo como adepto o como un enemigo.

Más temprano que tarde estallará el clamor de los individuos por la 
humanización del régimen y por el respeto de las minorías (y por supuesto de 
las mayorías). Entonces y solo entonces si habrá una verdadera revolución y 
nuevamente la tiranía tendrá que dar paso a la humanización.

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