La Agencia
Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA por
sus siglas en inglés) dio a conocer el martes 26 unas 700 páginas
relativas a sus andanzas hasta 1973, documentos que fueron bautizados por
la agencia como Joyas de la familia, denominación bastante curiosa para
documentos relativos a actuaciones delincuenciales, porque todas
estuvieron al margen de toda ley, y porque eso de “familia” recuerda a la
mafia siciliana, cuyas historias y crímenes son de novela rosa en
comparación a las joyas reveladas.
El propósito de esta
desclasificación de informaciones no es dar a conocer los hechos a que se
refieren los documentos como un acto de contrición, sino que es una forma
anticipada de justificar todo lo que ha hecho ahora la administración
Bush en su nutrida historia de violaciones a las leyes de
su país, a las normas que reglan la convivencia internacional y,
especialmente, a los derechos humanos. Y más aún, se intenta involucrar a
todos los estadounidenses en los hechos a que aluden los documentos y
también en los crímenes actuales. La CIA se creó en 1947, como
sucesora de la Oficina de Servicios Estratégicos, la que a su vez fue
creada a propuesta del ya desaparecido Nelson Rockefeller durante
la
Segunda Guerra Mundial. Su actual director Michael Hayden
dijo antes de la publicación de estos documentos: “Lo que pretendemos es
contar a los americanos lo que hemos hecho en su nombre”, agregando que
muchos de los documentos ya han aparecido en la prensa y son poco
favorecedores, “pero es la historia de la CIA”. Hayden sostuvo también que
estos documentos dejarán “entrever un tiempo muy diferente y una agencia
muy diferente”.
Anticipándose a lo que se diría sobre estas joyas,
Hayden escribió en un mensaje a los empleados de la CIA: “En la cobertura
de prensa de la desclasificación de hoy encontraremos recordatorios de
algunas cosas que la CIA no debió haber hecho. Creo firmemente que la
corrección del equivocado sistema de inteligencia que salió de los años 70
le da a la CIA un lugar más fuerte en nuestro sistema democrático. Lo que
hacemos ahora para proteger a los americanos, lo hacemos en un poderoso
marco de ley y análisis”.
¿Qué cambió?
Ya hemos visto que
el objetivo de esta desclasificación es desligarse de un pasado no tan
lejano, decirle a los estadunidenses que todo se hace por su seguridad y
establecer que lo que le critican a Bush ahora es legal, porque él mismo
hizo aprobar, a raíz del 11 de septiembre de 2001, las leyes que permiten
todas las aberraciones que lo han llevado a contar con sólo el 25 por
ciento de respaldo. Pero lo que es imposible es que convenzan a alguien de
que la CIA es distinta ahora.
En los documentos desclasificados se
relata uno de los intentos de asesinar al presidente cubano Fidel Castro,
hay decenas de intentos, pero calcularon que ese episodio centraría la
atención de los medios, como ocurrió, porque mostraba a la CIA “de antes”
en tratos con dos reconocidos mafiosos, Roselli y Giancana, que figuraban
en la lista de los diez delincuentes más buscados en Estados Unidos. Se
desviaba así la atención de los golpes de Estado que propiciaron, de las
clases de tortura que impartieron, del espionaje a gobiernos, partidos
políticos, organizaciones laborales, intelectuales y artistas de todo el
mundo y también de Estados Unidos.
Lo que no lograrán es demostrar
que hay una nueva CIA. No se ve renovación alguna en lo que sucede en las
cárceles clandestinas que la CIA sigue teniendo en Irak, Afganistán,
Guantánamo y Europa, según señaló el legislador suizo Dick Marty en el
informe que justamente al día siguiente de la desclasificación de las
joyas, presentó ante la Asamblea Parlamentaria de la Unión Europea.
“Cientos de personas fueron secuestradas sin control judicial”, y algunas
de ellas siguen en esas cárceles, dijo Marty. Es lo mismo que sucedió con
el ruso Yuri Ivanovic Nosenko, desertor y ex agente de la KGB, equivalente
de la CIA, a quien entre agosto de 1965 y octubre de 1967 tuvieron
detenido en una celda especialmente construida en un área boscosa y
torturaron de diversas formas para tratar de determinar si era un
infiltrado.
Las torturas que se aplican en Guantánamo y en las
cárceles europeas de la CIA son las mismas que se aplicaron bajo todas las
dictaduras latinoamericanas en los años que contemplan los documentos
desclasificados y son también las que se enseñaban entonces en los
manuales de la Escuela de las Américas y se siguen enseñando en la
“academia” que la reemplazó, ahora en territorio estadunidense. La única
diferencia es que hoy las llaman “técnicas novedosas” para interrogar a
sus víctimas.
En declaraciones a The New York Times, estudiosos
estadunidenses de la CIA y sus manejos, como el cientista político y
académico David M. Barrett, han dicho: “No sabemos todo lo que está
pasando hoy. Pero me parece que ya hay suficiente evidencia para concluir
que las cosas no son tan diferentes hoy”. James Bamford, autor de
numerosos libros sobre la CIA, señaló: “Se supone que estos documentos
muestran lo peor de lo peor. Pero lo que está pasando hoy hace palidecer
por comparación a las Joyas de la familia”.
Los periodistas de
la CIA
En los documentos desclasificados hay referencias
al acoso a periodistas que denunciaron en su momento las actividades de la
CIA, como el caso de Jack Anderson, cuyos archivos son codiciados después
de su muerte. Pero de lo que no se habla es de los periodistas que
trabajan para la CIA y que reciben un entrenamiento especial. Se les
enseña a preguntar de modo que al formular la pregunta lancen ya un
mensaje. Por ejemplo, al presidente chileno Salvador Allende solían
preguntarle por su “gobierno marxista”, a sabiendas de que no lo era; si
no lo refutaba quedaba establecido que lo era y si lo refutaba, de todas
maneras la insidia quedaba sembrada.
Hoy, todo lo que sucede en
Venezuela lo hace “Chávez”, las agencias noticiosas, europeas y
estadunidenses no se refieren a los actos de gobierno sino a las políticas
“chavistas” y al “socialismo siglo XXI”. Otro tanto pasa con lo que hace
el presidente boliviano, Evo Morales, la toma de posesión de las
refinerías compradas a Petrobras no se presentó como el acto de gobierno
legítimo y acordado que fue, sino que Evo Morales tomó posesión de las
refinerías.
Corresponsales de la cadena televisiva estadounidense
que transmite en español no hablan del gobierno de Cuba, sino del gobierno
comunista de Cuba. Y si se trata de Irán es siempre el gobierno
fundamentalista; así como en Afganistán ya no hay afganos, ahora son todos
talibanes para justificar la matanza de civiles que realizan las tropas de
Estados Unidos y la
OTAN. No todos los que usan estos términos trabajan para
la CIA, pero la terminología se va imponiendo y con ello se crean hechos
políticos. |