Cuba: amenaza
cibernética
MANUEL CEREIJO
El origen del terrorismo
que padecemos ahora tuvo lugar con el congreso de la Tricontinental
en Cuba, en 1965. De ahí salió primero la guerra química de la
década de 1970. A esto siguió el desarrollo de las instalaciones
biológicas a mediados de la década de 1980. Pero el advenimiento de
las computadoras hizo que el gobierno cubano entendiera que la
vulnerabilidad de los Estados Unidos era su dependencia en el
control computacional de su infraestructura.
Ya para finales de la década de 1980, Cuba contaba con ingenieros
especializados en computación, cibernética, microelectrónica, con
una tecnología superior, por ejemplo, a Irlanda, como fue reconocido
por ese país.
En un documento parcialmente desclasificado de la CIA, se explica
que Cuba comenzó en 1991 el estudio de cómo interferir redes
computacionales mediante la introducción de virus y otros medios.
Este proyecto tuvo un módico presupuesto de $50,000.
La Unión Soviética tenía en Cuba la base electrónica de espionaje
de Lourdes, a la cual Cuba no tenía acceso directo. En 1994, Cuba
negocia con Rusia la construcción y desarrollo de una base similar.
La construcción duró 3 años, con un costo de $750 millones. Esta
base se encuentra en Bejucal y se la conoce como la Base Electrónica
de Bejucal. Aquí se nota ya el aumento enorme de la importancia
cibernética, con un inicio presupuestal módico en 1991, hasta un
costo millonario.
Esta base tiene la capacidad de espiar electrónicamente las
telecomunicaciones de los Estados Unidos así como otras funciones,
como la penetración en redes computacionales, interferencia
microelectrónica, leer y/o alterar archivos, y más importante aún,
cambiar las señales de comando de salida de computadoras que
controlan infraestructuras primordiales de los Estados Unidos. Los
equipos fueron traídos del puerto de Riga, Latvia.
En 1999, Cuba y China firmaron un acuerdo mediante el cual
personal chino colabora en la base de Bejucal, así como en otras
instalaciones similares, en lo que se llama Operación Titán. Al
mismo tiempo, el uso de satélites, necesarios para las operaciones
cibernéticas, ha pasado de satélites rusos a satélites chinos.
Desde hace varios meses, el gobierno cubano ha reclutado a los
ingenieros más capacitados y les ha estado dando un curso intensivo
de computación y cibernética con el fin de colocarlos en puestos
claves en todas las instalaciones cibernéticas que Cuba posee. Cuba
ha declarado que las computadoras han reemplazado a los cañones en
esta guerra asimétrica moderna. A continuación, un resumen de las
principales instalaciones cibernéticas de Cuba.
• Base electrónica y de
telecomunicaciones de Bejucal, La Habana, Cuba. Area de 20 millas
cuadradas. Costo de $750 millones. Trabajan 1,100 ingenieros,
técnicos, staff. Tiene 3 grupos de antenas/satélites. Un
grupo es para espiar las telecomunicaciones de Estados Unidos en
general. Otro grupo es para espiar teléfonos y computadoras
asignadas de antemano. Un tercer grupo es para espiar mediante el
sistema moderno de ''reconocimiento de voz'' para interceptar
llamadas desde cualquier teléfono al reconocer el patrón de voz de
la persona.
• Tiene además equipos e
instrumentación para la investigación y desarrollo de armas
asimétricas electrónicas. Tiene la capacidad para conducir ataques a
las redes computacionales de Estados Unidos. Esta base cuenta
también ya con dos HPCs o Computadoras de Alta Velocidad y
Operación, adquiridos en China. Desde 1999, China y Cuba firmaron un
acuerdo mediante el cual personal chino opera también desde esta
base. La Dirección General de Inteligencia del Ministerio del
Interior está a cargo de esta base.
• El complejo situado en la
calle Paseo entre 11 y 13, Vedado. Dedicado a la transmisión y
recepción de radio. Costo: $75 millones. Las oficinas centrales del
Batallón de Guerra Electrónica para interferir TV y Radio Martí está
localizado aquí. Se hacen experimentos también para interferir las
telecomunicaciones en los Estados Unidos, especialmente en
aeropuertos y centros estratégicos.
• Complejo electrónico de
Cojímar. Costo: $40 millones. Se realizan actividades de espionaje
electrónico y se experimenta con armas electrónicas.
• Finca electrónica del Wajay,
La Habana. Aquí se llevan a cabo multitud de operaciones de
radiointerferencia, alteraciones del medio ambiente, etc. Costo: $15
millones.
• La finca de Santiago de Cuba,
con las mismas funciones que la del Wajay. Costo: $15 millones.
En el verano del 2003,
Cuba interfirió señales de un satélite de los Estados Unidos que
transmitía al pueblo de Irán. Lo hizo desde la Base de Bejucal,
durante 6 semanas. Esto no sólo prueba la fuerte alianza entre Cuba
e Irán, sino la alta tecnología que posee Cuba. El gobierno de los
Estados Unidos ha reconocido infiltraciones y ataques a sus redes
computacionales, con una posibilidad grande de que provengan de
Cuba. El único país terrorista capaz de realizar un ataque
cibernético es Cuba.
Estamos en una guerra por la supervivencia de nuestros principios
y de nuestro sistema de justicia y libertad. La sociedad
norteamericana --gobierno, prensa y pueblo-- así como instituciones
cívicas y jurídicas deben entender la importancia de esta guerra
asimétrica y que sale de
Cuba. |